Cuesta

Muchas veces he citado a la Madre Teresa de Calcuta, quien para mí ha sido una de las mujeres que vivió para dar de sí misma y compartió con personas de todos los estratos sociales, lo que le permitió aprender que todos, sin importar clase social,&#8

Cuesta

Esta semana recibí a primera hora de la mañana una llamada telefónica que me movió a hacer reflexión para mi vida…

Muchas veces he citado a la Madre Teresa de Calcuta, quien para mí ha sido una de las mujeres que vivió para dar de sí misma y compartió con personas de todos los estratos sociales, lo que le permitió aprender que todos, sin importar clase social, idioma, raza o religión, buscan un punto en común, que es amar y ser amado. En todo tipo de interacción humana hay un requisito necesario para que la misma sea saludable, y es la tolerancia, acompañada del respeto mutuo. En la familia, es necesario que desde pequeños se instruya a los niños en mantener límites y fronteras entre ellos, a través de lo cual estos aprenderán a respetarse entre sí. Con esto no estamos estableciendo ni dificultando el que compartan, por ejemplo, sus juguetes, sino que se entienda que hay una pertenencia para cada uno. Si hay algo básico en el hogar y específicamente en la relación conyugal, es entender cuán necesario es para las personas sentirse importantes y respetadas de su cónyuge. Hay una característica que quiero resaltar, y es la admiración y la identificación hacia la pareja. Todos necesitamos sentirnos acogidos, aceptados, con defectos y virtudes, claro está, sin que los mismos bajo ningún supuesto dañen y mermen la autoestima del otro. Pero, esta misma tolerancia es importante llevarla a las calles, a nuestros lugares de trabajo, recordando siempre que somos seres únicos, con valores y paradigmas propios por los cuales reaccionamos y actuamos. Ahora bien, quiero añadir algo que dice Corintios con relación al amor, y es que este todo lo tolera, lo sufre, perdona… y una serie de atributos que han sido motivo de inspiración a grandes compositores del mundo. Cuidado si lo que falta en tu casa, en tu vida, tu corazón, es precisamente éste, que también, como cita la Biblia, por la maldad de los hombres se agotará. Así como también el mismo cubre multitud de faltas, empieza a amarte y, por ende, ama a tu prójimo, al que no te quiere, al que te rechaza, aunque sé que cuesta y es difícil, pero el primero en beneficiarse eres tú mismo. Te dejo de tarea la siguiente pregunta: ¿Le falta amor a tu vida? ¿Das amor a los demás?, empieza a cultivarlo y ya verás cuán gran fruto se producirá en ti y en todos aquellos que te rodean.

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Esta semana recibí a primera hora de la mañana una llamada telefónica que me movió a hacer reflexión para mi vida con relación a la toma de decisiones de cómo utilizo mis finanzas y hasta dónde llevo mi vida acorde con éstas. Una señora conocida me solicita si le puedo ayudar a diligenciar una beca en la universidad más cara y de mayor élite de la República Dominicana, acompañada de la exclamación siguiente: “En fe, ya la inscribí. Dios me respaldará.”. Esta mujer, con un esposo sin trabajo hace tiempo;  con unos ingresos que se le irían el 60% sólo para el pago de la misma; no solo está asumiendo una actitud ilógica, sino más bien, no ha entendido cuál es su verdadera realidad en términos económicos y sociales.

En este caso, el país cuenta con una universidad estatal de alta preparación académica, avalada por las principales universidades del mundo. Vivir de acuerdo a nuestro poder adquisitivo es fuente importante para un manejo adecuado en nuestras finanzas. La Biblia dice: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” (Lucas 14:28).

Una de las razones que mueve a la sociedad moderna es el crear necesidades de cosas a través de las cuales lo único que se logra es manejar niveles elevados de ansiedad en la búsqueda de cómo llenar esa “necesidad”. El gobierno acaba de tomar una disposición para el año venidero de recortes y austeridad para con ello poder enfrentar, lo más adecuadamente posible, la situación por la cual atravesamos hoy en día.

La palabra austeridad no implica, ni mezquindad, ni tacañería, sino evitar y recortar todo lo que no es meramente necesario, y a través de esto lograr un equilibrio en lo que sí es verdaderamente necesario. Es preciso que dentro de la familia se elaboren planes y se revise si están o no llevando una vida conforme a su realidad económica. Este mes podría ser, si no paramos, un tiempo en el cual, no solamente gastemos lo que tenemos, sino que a su término nos enfrasquemos en deudas y compromisos económicos con el propósito de celebrar una Navidad con derroche de lo que no tenemos.

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