Muchas veces he citado a la Madre Teresa de Calcuta, quien para mí ha sido una de las mujeres que vivió para dar de sí misma y compartió con personas de todos los estratos sociales, lo que le permitió aprender que todos, sin importar clase social, idioma, raza o religión, buscan un punto en común, que es amar y ser amado. En todo tipo de interacción humana hay un requisito necesario para que la misma sea saludable, y es la tolerancia, acompañada del respeto mutuo. En la familia, es necesario que desde pequeños se instruya a los niños en mantener límites y fronteras entre ellos, a través de lo cual estos aprenderán a respetarse entre sí. Con esto no estamos estableciendo ni dificultando el que compartan, por ejemplo, sus juguetes, sino que se entienda que hay una pertenencia para cada uno. Si hay algo básico en el hogar y específicamente en la relación conyugal, es entender cuán necesario es para las personas sentirse importantes y respetadas de su cónyuge. Hay una característica que quiero resaltar, y es la admiración y la identificación hacia la pareja. Todos necesitamos sentirnos acogidos, aceptados, con defectos y virtudes, claro está, sin que los mismos bajo ningún supuesto dañen y mermen la autoestima del otro. Pero, esta misma tolerancia es importante llevarla a las calles, a nuestros lugares de trabajo, recordando siempre que somos seres únicos, con valores y paradigmas propios por los cuales reaccionamos y actuamos. Ahora bien, quiero añadir algo que dice Corintios con relación al amor, y es que este todo lo tolera, lo sufre, perdona… y una serie de atributos que han sido motivo de inspiración a grandes compositores del mundo. Cuidado si lo que falta en tu casa, en tu vida, tu corazón, es precisamente éste, que también, como cita la Biblia, por la maldad de los hombres se agotará. Así como también el mismo cubre multitud de faltas, empieza a amarte y, por ende, ama a tu prójimo, al que no te quiere, al que te rechaza, aunque sé que cuesta y es difícil, pero el primero en beneficiarse eres tú mismo. Te dejo de tarea la siguiente pregunta: ¿Le falta amor a tu vida? ¿Das amor a los demás?, empieza a cultivarlo y ya verás cuán gran fruto se producirá en ti y en todos aquellos que te rodean.
Cuesta
Muchas veces he citado a la Madre Teresa de Calcuta, quien para mí ha sido una de las mujeres que vivió para dar de sí misma y compartió con personas de todos los estratos sociales, lo que le permitió aprender que todos, sin importar clase social,