En Navidad se dispara el consumo de bebidas alcohólicas, llegando a los niveles más altos, por lo que aumentan las intoxicaciones y los internamientos por esta causa.Los excesos y descuidos de la época, especialmente en la fiesta de año nuevo, hacen que el organismo sufra las consecuencias y finalmente los abusos terminan pasando factura a la salud de millones de personas alrededor del mundo. Por esta razón, las fiestas de fin de año pueden ser peligrosas, sobre todo para quienes padecen enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión, ya que después de una importante acumulación de comidas, cenas y bebidas típicas de la época, los valores de presión, triglicéridos y colesterol, pueden sufrir importantes alteraciones y causar un impacto negativo en la salud.
La intoxicación por alcohol produce efectos sobre el sistema nervioso central, en el habla, en los reflejos, en la marcha y alteraciones de la conciencia. Produce mareos y vómitos, así como el paso de euforia inicial a un estado de confusa embriaguez que culmina en el coma (pérdida de sensibilidad y reflejos).
Si aún no se ha perdido la consciencia, de acuerdo con los expertos, conviene que el afectado vomite para evacuar los restos de alcohol del estómago, lo que se puede lograr introduciendo los dedos en la boca o tomando agua templada con sal o polvos de mostaza.
Para evitar la depresión del sistema nervioso, es bueno consumir café en el momento en que está entrando en una fase de estupor. Un zumo de frutas frío y azucarado compensará la hipoglucemia. Si se pierde la conciencia es mejor dormir boca abajo y con la cabeza ladeada, para evitar aspirar el vómito y ahorgarse.
