Las “estrellas” del comercio

Uno no se puede cansar de insistir en que la debilidad del comercio exterior y de la capacidad de competir con bienes y servicios en los mercados internacionales es uno de los grandes lastres de esta economía. Esa anemia productiva está comprometiendo&#

Uno no se puede cansar de insistir en que la debilidad del comercio exterior y de la capacidad de competir con bienes y servicios en los mercados internacionales es uno de los grandes lastres de esta economía. Esa anemia productiva está comprometiendo indefectiblemente la capacidad de crecer, producir riqueza y generar empleos.

El problema no es de promover exportaciones, porque no se puede promover lo que no existe o lo que se tiene muy poco, sino de impulsar las capacidades productivas de las empresas y de las personas. Lo que hace falta es una política integral de desarrollo productivo que atienda no sólo los pesos muertos de todos los sectores como la energía, el enorme costo del crédito y su inaccesibilidad, y la incertidumbre que genera el manejo discrecional del poder y de las instituciones, sino también las demandas de sectores seleccionados en cuestiones como capacitación laboral y aprendizaje tecnológico, facilidades específicas de infraestructura, y esquemas a la medida que faciliten el acceso al crédito.

La época del crédito fácil, que le permitió al gobierno de Leonel Fernández ocultar la realidad de una economía incapaz de producir, se está acabando. De hecho, no sólo la quiso ocultar, sino que la agravó poniendo demasiado énfasis impositivo en los combustibles, manteniendo una obsesiva política monetaria para cuasi-congelar la tasa de cambio que, junto a la de crédito público, han mantenido muy elevadas las tasas de interés. El sector financiero y el comercio importador se han lucrado enormemente con ello, pero el resto de la economía pagó las consecuencias.

En materia de exportaciones, el efecto ha sido claro: un estancamiento real y una recomposición, en parte espontánea, que promete poco porque pone el énfasis en exportaciones primarias y en el mercado haitiano. Esto no demerita el esfuerzo de las empresas exitosas que han conquistado nuevos mercados ni lo oportuno de haberlo logrado. El llamado es, ante todo, a las políticas públicas que tienen que ser activas en impulsar la capacidad productiva y competitiva del aparato productivo en general y de sectores específicos con esfuerzos dirigidos.

Para que se adviertan las dimensiones del problema, la aplicación al caso dominicano de una metodología para el análisis de las exportaciones desarrollada por la CEPAL a inicios de la década pasada es muy reveladora. La metodología clasifica las exportaciones en cuatro grupos: las estrellas nacientes, que son aquellas en las que la participación del país en el mercado crece, al tiempo que ese producto se muestra dinámico en el mercado mundial; las estrellas menguantes, que son aquellas en las que nuestra participación en el mercado crece pero el peso de esos productos en el mercado disminuye; las oportunidades perdidas, que son las exportaciones de productos que están creciendo en el mercado mundial pero en los cuales hemos perdido cuota de mercado; y las retiradas de productos en los que perdemos cuota de mercado pero que también han perdido peso en los mercados.

El Observatorio Dominicano de Comercio Internacional (ODCI) aplicó esa metodología para el país a lo largo del período 2006-2011 y los resultados preliminares de la investigación muestran lo siguiente: Primero, en ese período, más de la mitad (53%) del valor de todas las exportaciones dominicanas de bienes fueron “retiradas”, es decir, productos perdedores en el comercio internacional en los cuales también perdimos cuota de mercado. Segundo, las oportunidades perdidas, es decir, productos dinámicos internacionalmente en los cuales perdimos cuota de mercado, representaron el 19%. Tercero, las estrellas nacientes o menguantes, es decir, en las que nuestra cuota de mercado creció, no alcanzaron el 30%, y las nacientes, que serían las más prometedoras, explicaron menos del 15%.

Cuarto, en el caso de las exportaciones hacia los Estados Unidos, el 42% fue oportunidades perdidas, y más del 27% fue retiradas. Es decir, entre retiradas u oportunidades perdidas sumaron casi el 70% de las exportaciones hacia ese mercado. Las estrellas nacientes sólo explicaron el 7%. Quinto, el 70% de las exportaciones hacia Haití fueron estrellas nacientes en ese mercado, y el 21% fueron estrellas menguantes.

En síntesis, las retiradas y las oportunidades perdidas suman 72% del total de las exportaciones, Haití es nuestra “estrella naciente”, y Estados Unidos nuestra “oportunidad perdida” o “retirada”. El resto de los mercados casi no cuenta.

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