Mujeres y participación política

Al conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, debemos insistir en los retos pendientes en materia de un efectivo reconocimiento de los derechos fundamentales de la mitad de nuestra población.

Al conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, debemos insistir en los retos pendientes en materia de un efectivo reconocimiento de los derechos fundamentales de la mitad de nuestra población.

Lejos estamos aún de la tan demandada equidad de género. Aunque el movimieto feminista ha logrado importantes conquistas a lo largo de las últimas décadas, las cuales permiten avanzar hacia una sociedad menos desigual entre hombres y mujeres, prevalecen serias dificultades y retrocesos legales e institucionales que afectan la vida de las mujeres.

Los casos crecientes de feminicidios y las múltiples formas de violencia machista, unido a la ausencia de políticas públicas para enfrentar esta deplorable situación, se constituye en uno de los problemas más graves de nuestra sociedad. A esto se suma el hecho de que en la última reforma de la Constitución, los sectores más conservadores lograron la aprobación de un artículo (art. 37) que atenta contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y por lo tanto, pone en riesgo sus vidas. Además de estos aspectos de tanta trascendencia, en el país se plantea el desafío de cómo lograr una real inclusión política de las mujeres.

Desde hace décadas se vienen haciendo reformas electorales que han procurado generar mayores niveles de equidad en la política. La universalidad del voto, a partir de la aprobación del derecho al sufragio de las mujeres en 1942 y el establecimiento de la cuota femenina del 33% de las candidaturas en el 2000, han sido conquistas importantes en materia electoral. Sin embargo, a pesar de estas reformas, continúa la profunda desigualdad entre hombres y mujeres en la participación política. En la práctica, no se ha creado un marco adecuado para que las mujeres puedan competir en las elecciones en condiciones de equidad. Esto ha impedido una justa representación femenina en los espacios de poder, tanto a nivel del Estado, como en las direcciones de los partidos.

 

Lo anterior debilita la legitimidad de nuestra democracia. Por esta razón, se habla hoy no sólo de medidas de acción afirmativa, como la cuota femenina, sino de ir más allá en materia de inclusión política. Cobra cada vez mayor relevancia el tema de la democracia paritaria, que tal y como señala la profesora chilena Y. Zúñiga (2005), debe ser entendida como el proceso mediante el cual se logra la total integración de las mujeres en las sociedades democráticas, garantizando condiciones de igualdad. Esto se reconoce en el discurso, el gran desafío es cómo se convierte en realidad. Empecemos por una reestructuración, con enfoque de género, del actual gabinete gubernamental.

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