Juan Basanta: “El día que sienta miedo estaré derrotado”

Dentro de los afanes de su nueva película “Biodegradable”, Juan hizo un alto y nos recibió en las instalaciones de su oficina-estudio. En cada espacio de este lugar se respira arte y la creatividad se manifiesta en cada rincón. Cuando comenzó&#82

Dentro de los afanes de su nueva película “Biodegradable”, Juan hizo un alto y nos recibió en las instalaciones de su oficina-estudio. En cada espacio de este lugar se respira arte y la creatividad se manifiesta en cada rincón. Cuando comenzó a narrar su historia de vida, recordó que su camino inició en la clínica Chang Aquino, un 21 de abril, y que una complicada y poco común enfermedad lo postró por largo tiempo en un centro médico, pero no logró apagar su alegría, ni fue un obstáculo para que, como todo niño, hiciera una que otra travesura y recibiera el castigo correspondiente. Asegura que la mejor tarea es la que se hace con amor y pasión, por eso espera hacer cine por el resto de su vida, descubrir nuevos talentos y poder darles a otros las oportunidades que él no tuvo. Para este inquieto y talentoso joven, el momento difícil existe cuando uno se rinde. “No conozco la palabra no, yo no entiendo el no. El no, lo miro cuando me lo dicen y lo volteo y veo “On”, y entonces ahí enciendo con más fuerza. Yo pienso que las grandes recetas de la humanidad vienen de la escasez. Con lo que hay en tu entorno, con eso tienes que pelear y echar hacia adelante, y si son dificultades aplícales el yudo, usa la fuerza de tu contrario para vencer. Creo que el día que sienta miedo, ese día estaré derrotado”.

1. El comienzo
Mis primeros años de vida fueron muy difíciles. Fui un niño con problemas de salud muy difíciles. Yo tuve una enfermedad llamada Histiocitosis X, que me valió una hospitalización de casi dos años y medio. En el país no tuvimos un diagnóstico certero y tuvieron que llevarme a los Estados Unidos, donde me encontraron la condición que te comentaba.Luego de un proceso de conejillo de indias con varios niños, si no soy el número uno, soy el número dos que se salvó de esa enfermedad.

2. El colegio
Desde los dos años y medio hasta los 13 años de edad debía estar siempre bajo supervisión, porque como recibía una alta dosis de cortisona diariamente, eso me producía un alto nivel de hiperactividad, pero pude estudiar, gracias a gente como Yaísa Ramírez y Minetta Roque, que fueron maestras que comprendieron la importancia del tratamiento y nos permitieron cierta flexibilidad en nuestros horarios de estudios. Así pude hacer mis 12 años de colegio. El colegio Santa Teresita fue mi otra casa. 

3. Los deportes y la música
A pesar de la enfermedad, como a todo niño, me gustaba mucho jugar béisbol, baloncesto y montar bicicleta. A mí me enseñó a batear Mateíto Rojas Alou, así de linda fue mi infancia. Me tocaba estar en contacto con muchas cosas de adultos, porque tenía que estar bajo la supervisión de mis padres y eso me permitió compartir muchas cosas y de ahí vino la amistad entrañable con gente como Víctor Víctor, José Antonio Rodríguez, Sonia Silvestre y Carlos Francisco Elías, personas que fueron mis instructores y mentores durante un gran proceso. 

La música era algo muy importante en mi vida. Estudié música desde muy pequeño. No tengo diferencias con la música, puedo ir a un concierto de Plácido Domingo como a uno de Daddy Yankee.

4. Travieso
En mi vida, recuerdo una sola pela y me la dieron porque tiré algo, creo que fue un carrito, y me dieron una pela seria con el borde de una pista de carritos de carrera. La recuerdo todavía. También me gustaba mucho disfrazarme, tenía un personaje que era el hombre de las mil caras, del que fueron víctimas muchos amigos de mis padres, porque hacía caricaturas de esas personas.

5. Mi pasión por el cine
Yo iba mucho al cine, iba a ver películas que no habían salido y poco a poco el cine fue robándose mi vida. Recuerdo que fui a ver una película de Jaime Chavali, que comenzaba con dos niños jugando a la guerra.Y dos años después, conocí a don Jaime en México y le comenté lo importante que fue esa película para mí y él me dio las gracias por haberle contado mi historia. Es una pasión que se ha convertido en mi forma de vivir, además es algo en lo que creo firmemente. Creo en el séptimo arte. 

6. El estudiante
Yo fui un estudiante igual que mi compadre Guerrero Heredia, nosotros utilizamos la inteligencia que el colegio necesitaba, no le dábamos ni un poquito más, ni un poquito menos. Esa otra parte del coeficiente intelectual, nos quedamos con ella. No es subestimando la escolaridad dominicana, pero nosotros éramos estudiantes normales, de buenas notas, pero nunca excelentes notas porque tiguereábamos mucho. No fuimos tan buenos como el colegio quería, ni tan malos que nos tuvieran que expulsar.

7. Cineasta
Antes de graduarme de cineasta, me gradué de Comunicaciones en la UASD y después estudié Derecho en Unibe. En ambas carreras estaba buscando lo que de verdad quería, hasta que encontré una oportunidad y me becaran en Puerto Rico, para estudiar en la Escuela San Antonio de los Baños, en Cuba. Me gané el examen en Puerto Rico y ahí se puso de manifiesto la dimensión del estudiante, porque apareció la pasión. Ya había encontrado mi verdadera vocación, y eso y estudiar no se parece en nada. Cuando encuentras lo que quieres hacer, amas la vida, ves todo de un modo diferente, cada día es productivo y diferente.

8. Pérdidas irreparables
Un recuerdo muy triste fue la pérdida de mi padre y también cuando perdí a mis abuelos, con quienes me crié. La pérdida de un ser querido es probablemente lo más triste que nos puede pasar. Recientemente perdí a un gran amigo, que fue Harold Priego, y esa es, para mí, una pérdida irreparable. La tristeza por la pérdidad de un ser querido está presente aún en los momentos de mayor felicidad; por ejemplo, aunque el momento en que mi madre fue elegida como Vicepresidenta de la República fue un momento de mucha felicidad, sentí tristeza porque pensé mucho en mi abuelo y sentía pena de que no estuviera ahí para ver lo que había alcanzado su hija.

9. Mis abuelos
A los paternos no los conocí. Sé porque me han dicho que él era anarquista y bailador de tango, aquella combinación era un aviso de lo que vendría en mi familia después. Mi abuelo Pipí era un hombre recto, visionario, de negocios, y abuela Angelita era una mujer sagaz, de instintos comerciales y políticos, algo raro en una mujer de ese tiempo. Los recuerdo con la alegría de un almuerzo dominguero. He tenido una vida rodeado de ejemplos, de gente que su conducta y su dignidad frente al devenir político o en el discurrir de su vida personal, se han desempeñado siempre con la frente en alto.

10. Mis padres y mi familia
A mi padre, Joaquín, lo recuerdo con gran alegría, pasó mucho tiempo al final de su vida en Nueva York, por eso casi siempre lo recuerdo a él con la ciudad, me voy a esa ciudad a recordarlo. Era un guerrillero, un intelectual. Mi madre es mi gran amiga, mi confidente, mi inspiración. Es un gran ser humano, me la roban de vez en cuando unos tales perredeístas, pero la admiro y la quiero mucho. Mi mamá hace muchos años asumió que su vida no le pertenece y algunos amigos me dicen que le diga que no vaya a tal o cual actividad, que no haga eso, y yo le digo: “vaya usted y dele un tiro”, porque a ella si le quitas esa forma de vida la matas. Yo digo que ella va a ser inmortal porque los problemas nacionales son los que la mantienen viva. Y como a los problemas nacionales no le veo solución por el momento, creo que va a ser inmortal. Tuve hermanos que no conocí, que vivieron en Argentina y que ya fallecieron. Tengo una hermana en Argentina que me acaba de informar que ya soy tío-abuelo y pensar en eso de sobrino nieto, me pareció muy pesado (jajaja). A mi esposa la conocí un día en un cumpleaños de mi madre y pasó eso que te hace pensar que esa es la persona con la que quieres formar tu familia, tenemos tres hijos. Ellos cambiaron mi vida y mi forma de ver las cosas. Cada uno fue sacando de mí otro ser humano. Cada uno de ellos te muestra una vida diferente.

Mi madre
Mi madre es mi gran amiga, mi confidente, mi inspiración. Es un gran ser humano, me la roban de vez en cuando unos tales perredeístas, pero la admiro y la quiero mucho.

Varias carreras y una profesión

Estudié Comunicación en la UASD y no había herramientas para trabajar, el mismo dilema que tienen los estudiantes de cine hoy por hoy. También estudié Derecho en Unibe. Todo lo que estudiara iba a estar bien, no era perder el tiempo, era un “stand by” y tuve la suerte de compartir en el aula con el profesor Subero Isa, con quien tengo una amistad muy linda, con Pablo Garrido Medina y con un grupo de personas que son estrellas del Derecho. 

Aprendí mucho y me ha servido mucho la carrera de abogado. Nunca fue tiempo perdido en ningún sitio. Uno, porque trabajo comunicación y dos porque conozco las leyes. Cuando me inicié en la cinematografía encontré mi verdadera vocación, mi pasión. Lo que aprendemos se queda para siempre con nosotros, pero solo cuando encontramos lo que queremos hacer y lo hacemos, somos felices.

Vocación. «Cuando encuentras lo que quieres hacer, amas la vida, ves todo de un modo diferente. Cada día es productivo y diferente”.

Infancia. «De niño me gustaban mucho los deportes. A mí me enseñó a batear Mateíto Rojas Alou. Así de linda fue mi infancia”.

Castigo. «En mi vida, recuerdo una sola pela y me la dieron porque tiré algo, creo que fue un carrito de carreras. La recuerdo todavía”.

Pasión. «El cine es una pasión que se ha convertido en mi forma de vivir, además es algo en lo que creo firmemente. Creo en el séptimo arte”.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas