Raudy Torres: “He tenido la suerte de tener más alegría que tristeza”

Raudy Torres, el conocido chef, comunicador y carnavalero que da vida a una de las robalagallinas más famosas, a nivel nacional e internacional, es una persona que no tiene espacio para la tristeza en su vida, pese a los quebrantos de salud que lo tienen

Raudy Torres, el conocido chef, comunicador y carnavalero que da vida a una de las robalagallinas más famosas, a nivel nacional e internacional, es una persona que no tiene espacio para la tristeza en su vida, pese a los quebrantos de salud que lo tienen a espera de un trasplante renal. Dice quer su vida “la ha vivido a su manera”, con la mayor cantidad de alegría y satisfacción que le pueda dar la vida a un ser humano. Él se considera una persona privilegiada por el amor que le expresan sus amigos y familiares, y se enorgullece de sentar en su mesa hasta a doce generales y a militantes de diferentes partidos.

Torres, se graduó de Derecho en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, carrera que nunca ha ejercido, se fue a escondida de su padre a estudiar cocina a Villa Polinesia, Hawai, y al regresar a su país comenzó a transitar el camino que le ha dado tantas satisfacciones en su vida. Raudy, quien ya tiene el donante de riñón y solo espera dar los toques finales a los trámites para la operación que se le realizará en la Plaza de la Salud, abre las puertas de su casa y de su corazón para compartir con los lectores de elCaribe, con el buen sentido del humor que lo caracteriza, algunos de los momentos inolvidables de su vida.

1. Infancia en familia
He vivido momentos muy felices con mis padres y mis hermanos. Mi madre, para mí fue la persona más querida del mundo. Mi papá fue un barbero, pero nunca llegó del trabajo sin un regalo para sus hijos, fue alguien que para mí se desprendió como no te imaginas, era una alegría verlo llegar, porque siempre llegaba con el pan, el caramelo o el regalo. Mi mamá era la persona que siempre estaba en la casa. Anhelaba estar en casa para estar con ella. Yo me le metía en el baño cuando se estaba bañando, cosa que a ella no le gustaba. La despeinaba, y eso, que para ella lo más grande era estar desarreglada, pero nunca recibí una aspereza de ella. Yo salía con mi mamá y parecíamos dos novios agarrados de las manos todo el día. Si yo tenía a mi mamá, a mí no me faltaba nada. Mi mamá cocinaba lo que a sus hijos les gustaba, aunque no hubiera mucho dinero. Éramos tres hermanos Rafael, el mayor; Ángel María y yo. De ella heredé el amor a la cocina, era tan amorosa que lo que hacía nos lo comíamos con un gusto increíble.

2. Visita al campo
Un momento inolvidable de mi vida fue a la edad de 12 ó 13 años cuando me llevaron por primera vez a un campo, a Matanzas (a unos cinco kilómetros del sur de Santiago). Nos llevaron en coche donde la marchanta que nos llevaba el carbón y los panecicos. Ahí nos pasamos todo el día, pero ese fue un momento que nos marcó a mí y a mis hermanos como tú no tienes una idea, porque nunca habíamos tenido la oportunidad de ir a un campo y para nosotros eso fue lo más grande y realmente la marchanta tenía una casita linda de verdad.

3. Reconocimientos
Un momento inolvidable fue un reconocimiento que me hicieron cuando yo estaba estudiando cocina en Villa Polinesia, Hawai, y gané el primer lugar en cocina para diez mil personas. Estaba lo más quitado de bulla, y cuando dijeron: “el ganador del primer lugar es Dominican Republic”, yo brinqué como un mono y apareció una señora que también era dominicana y nos abrazamos como locos, sin conocernos. Otro importante reconocimiento fue el que me hicieron los niños de Cienfuegos a los que les hago una comida, junto al fenecido padre Dubert. Yo me sentí que era el ser más querido del mundo, como un rey.

Después de eso he tenido muchos reconocimientos que me han llenado de satisfacción, como por ejemplo el que me entregó Freddy Beras Goico en mi programa. Los presidentes me distinguen siempre, yo te puedo mencionar al doctor Balaguer, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Hipólito Mejía, Leonel Fernández y el mismo Danilo Medina me han distinguido y tienen conmigo una cierta deferencia.

4. Visita a Mansión Grey
En Nueva York, Michael Blomberg me hizo una distinción entre todos los carnavaleros y me invitó a Mansión Grey, que es como la Casa Blanca en Washington, hace unos cuatro años, y tuve un recibimiento como todo un rey, a nivel de bajar las puertas de seguridad para que mi carro entrara.

5. El robalagallina
El personaje de robalagallina también me ha dado momentos inolvidables. Para mí lo más grande fue cuando, al llegar a Nueva York, la gente me ovacionaba. Yo no sabía que los americanos y turistas de todas partes me conocían, porque me voceaban entre inglés y español ¡Raudy! para tomarse fotos conmigo. Lo mismo me ocurrió en Cuba y en Colombia, son cosas que para mí han sido espectaculares. Cada vez que yo salgo, el ver cómo la gente queda atónita cuando me ven, yo digo: pero bueno, yo no sabía que la gente me quería de esa manera.

6. Estatua en el monumento
José Rafael Lantigua, cuando fue ministro de Cultura, me hizo una estatua en el monumento que agradezco muchísimo. Yo me sentí muy bien, vino el Presidente Fernández a la inauguración, y qué más de ahí, mi país, mi pueblo, sobre todo Santiago, que me han dado todo su apoyo. La estatua para mí ha sido lo más grande que me han hecho, inclusive, yo tuve un problema grande en una embajada y le dije al embajador: “mire, yo quiero que usted sepa que soy la única persona viva que tiene una estatua en el Monumento a los Héroes de la Restauración, que es el sitio más alto que hay en el país sobre el nivel del mar”, y el embajador abrió los ojos y dijo: “Oh oh. También Joaquín Balaguer me hizo un mural grandote en la entrada de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

7. Muerte de su madre
La muerte de mi mamá me marcó. La muerte de mi papá era esperada, porque él tenía una neuropatía diabética y nos dolió a todos por el ser humano que era, pero la muerte de mi mamá fue una muerte que a mí en lo personal me marcó, porque ella murió diciéndome “¡ay! Raudy!, como queriéndome decir Raudy te voy a dejar, te me voy, con quién te quedarás, porque ya mis hermanos se habían casado y yo me quedaba solo en la casa. Todavía es la fecha en que la recuerdo, pero si tú notas, no la recuerdo con tristeza, nunca, ¿tú sabes por qué? porque nunca estaba triste, siempre estaba alegre, de ella también heredé ese espíritu de alegría, que tú ves que me estoy muriendo y quiero mejorar para coger para el carnaval.

8. El donante: envío de Dios
Un momento inolvidable fue cuando apareció Welin de la Cruz, el donante de riñón, que no es un familiar, pero ya somos como hermanos. Eso es otra cosa, yo me derretí como una mantequilla cuando ese hombre llegó. Yo estaba en el canal, me sentía muy mal ese día, pero estaba trabajando sentado, ya que no pude pararme. Entonces ellos llegaron y se sentaron en el otro extremo, esperó que yo terminara el programa, y cuando me paré le pregunté si querían hablar conmigo o esperaban a alguien, y él me dijo: “no, a usted”. Yo le dije estoy aquí para servirle, dígame cómo le ayudo, y me dijo: “yo vine a donarle el riñón”, yo le dije ¿cómo, y usted lo dice así tan frío?, él me respondió que si, le pregunté quién lo envió y me dijo Papá Dios, y del grupo de seis que llevamos el único compatible fue él.

9. Viaje a París
He hecho muy buenos viajes, he recorrido toda Europa, pero me marcó París, por lo parecida a mí que es esa ciudad. Esa es una ciudad donde tú puedes encontrar todo lo que quieras.  La gente te invita a su casa y te atienden de una forma finísima.

10. Su primer nieto
Con mi hija Yasilis he tenido muchos momentos inolvidables, como cuando nació mi primer nieto, que yo fui el partero, yo fui quien aparó la cabeza del muchacho en la clínica, en Miami, y le corté el ombligo, con los médicos ahí por supuesto. Yo dije: ¡ay, corran se cae el muchacho! Eso fue una locura, yo con el caquito del muchachito agarrado, después vino la doctora, entonces le corté el ombligo. Y esta nietecita, Ashanti (estaba a su lado) llegó de regalo y es quien me acompaña siempre, vive conmigo. A esa no hay quien la desprenda de mí, ella quiere saber todos los detalles, donde quiera que voy quiere ir conmigo, donde quiera ando con esta mona colgando.

El Zumbathon “Todos por Raudy”

Ahora mismo acabo de pasar un momento inolvidable con el Zumbathon “Todos por Raudy”, que hicieron para ayudarme con los gastos de la enfermedad. Yo nunca pensé que tantas personas me querían. Fue todo un éxito llenar el tabloncillo de la arena de esa manera, el ver tanta gente bailando por mí fue una cosa que yo me quedé deslumbrado. Es increíble, yo me siento dueño de Santiago, dueño del país, eufórico, me da mucha alegría, yo no sabía que tanta gente me quería, que tanta gente quería ayudarme de esa manera, porque realmente es una enfermedad muy costosa. Tú puedes tener todo lo que tengas y lo pierdes, porque un análisis cuesta hasta sesenta mil pesos. ¿Tú te imaginas mandar gente a hacerse análisis y que no sea compatible?, es mucho dinero que se gasta mientras aparece el donante. Mientras tanto, yo sigo haciendo de todo, a veces estoy mal, me duele, estoy depresivo, pero nada, la depresión no la conozco muy bien, si hay que cocinar, yo me fajo y cocino, hago todo lo que haya que hacer. También en el carnaval, no pudo hacer el trayecto como lo hacía a pie, pero fui en mi robalagallina móvil, cuando me pude apear, bajé y bailé.

Salud
En el carnaval, no pude hacer el trayecto como lo hacía, a pie, pero fui en mi robalagallina móvil, cuando me pude apear, bajé y bailé”.

Cristiano
Yo soy un hombre que va a misa, que me encomiendo a Dios cuando salgo, visito mis hermanos, todo lo hago con la familia”.

Coleccionista
He pasado toda una vida recopilando cuadros, unos los he comprando, otros me los han regalado. Los tengo porque me fascina la pintura”.

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