Artistas capitalizan el lado bueno tras su paso por la prisión

En la vida todo tiene dos caras: una buena y otra mala. Haber pasado por la cárcel puede ser una experiencia repulsiva, pero enriquecedora al mismo tiempo.

En la vida todo tiene dos caras: una buena y otra mala. Haber pasado por la cárcel puede ser una experiencia repulsiva, pero enriquecedora al mismo tiempo.En el caso de los artistas, una clase que en los últimos dos años registró una buena representación en los recintos carcelarios del país, tratan de borrar ese pasado lamentable y capitalizarlo impulsando acciones para seguir vigentes, aunque desde otra perspectiva más vinculada a su agenda natural: la artística, exclusivamente.

La cárcel para ellos se traduce en una cuarentena forzada, que les aleja de los escenarios y de sus fanáticos, con el tiempo, ven cómo va aumentando ese deseo por volver a verlos en los escenarios, más cuando éstos componen, graban y promueven canciones desde la prisión, como recientemente hizo Vakeró, que logró colocar en la radio, antes de salir en libertad, la cánción “Desde la prisión”. Un título oportuno, cargado de una buena dosis de reflexión que suele calar en el público.

El gran negocio

Irónicamente, en la cárcel, los cantantes suelen aumentar su cotización. Aún Vakeró no había llegado a su casa cuando de camino, tras su liberación, hablaba de las presentaciones que tenía en agenda. Empresarios del negocio tienen experiencia en estos casos, y desde que se acercan los días de la liberación, separan fechas para tener en escena a estos exponentes. Sucedió con Omega, liberado después de varios meses sobrellevando la negación a sus solicitudes para salir de la cárcel, empezó a generar presentaciones e ingresos económicos gracias a la sed de sus fanáticos.

Todo vale y nada cuenta en esa extraña relación artista-fanático, vínculo imperfecto que no apela a la razón, sino más bien a una admiración que raras veces sufre desgastes cuando un cantante se ve privado de la libertad. Es un fenómeno que se manifiesta con regularidad entre merengueros o exponentes urbanos, como Vakeró, que vio interrumpido el ciclo de un excelente año, cuando su esposa Martha Heredia se querelló en su contra.

Un caso muy recordado en la historia de la música tiene que ver con Fernandito Villalona, sin duda, el merenguero más carismático de República Dominicana. En sus envidiables años cuando estaba en la cúspide de la fama, en los 80, era recibido como un rey cuando salía de la cárcel.

Artistas que pierden terreno en la prisión

Las reglas tienen sus excepciones. No hay que revisar los archivos porque en estos días se registra el caso de la ganadora del Latin American Idol, Martha Heredia, quien luego de su triunfo no ha logrado un éxito importante en la música. Sucedió con el exponente urbano Don Miguelo, que también fue apresado cuando su esposa se querelló argumentando que fue víctima de violencia física, y salió de la cárcel para seguir su agenda con normalidad.

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