Emilio Herasme Peña: “Mi pasión por el periodismo inició cuando era canillita en Neiba”

Seducido por la lectura desde muy temprana edad, no le fue difícil saber que el camino a seguir en la vida estaba trazado por la tinta y el papel.

Seducido por la lectura desde muy temprana edad, no le fue difícil saber que el camino a seguir en la vida estaba trazado por la tinta y el papel. A la edad de 10 años, recuerda que cada día, esperaba con ansias la llegada del periódico elCaribe, cerca de la una de la tarde, en su pueblo natal.

Su deber era distribuirlo entre las autoridades civiles y militares de Neiba, pero su deleite era sentarse en las escaleras del edificio de oficinas públicas a leer atentamente; primero, las páginas de deporte y luego, las portadas cargadas de noticias internacionales. Así poco a poco, el olor de la tinta y la textura del papel fueron construyendo su destino.

1. Los primeros días
Nací en Neiba, el domingo 30 de marzo de 1941, a las 10 de la noche, en el mismo momento en que la Banda de Música Municipal de Neiba interpretaba las notas del Himno Nacional al terminar la retreta de ese domingo. Soy hijo de Sarah Elena Peña y Régil Herasme.

Tuve una niñez afectada por la muerte de mi padre cuando yo apenas tenía seis años. Eso me hizo madurar antes de tiempo, porque tenía que ayudar a mi madre que era comerciante y tenía que salir de Neiba a comprar mercancías para vender. Fui un niño inquieto, me gustaba la pelota, marotear y bañarme en los balnearios.

2. Canillita de elCaribe
Un cuñado mío, que estaba casado con una hermana de padre llamada Deyanira, se convirtió en el corresponsal y agente de elCaribe, cuando este periódico nació en 1948, y llegaban a Neiba unos 10 ejemplares, destinados a los funcionarios y algunos comerciantes. El primero que distribuía ese periódico era mi hermano, que me llevaba un año. Cuando yo tenía entre ocho y 10 años me pusieron a mí a repartirlo y como yo nací con una vocación un poco extraña hacia la lectura, yo esperaba el periódico que llegaba por el correo cerca de la una de la tarde. El correo estaba en el primer piso, en un edificio de dos plantas. En el segundo piso estaba la Fiscalía y el Juzgado de Paz, y yo, una vez recibía el periódico, me sentaba en la escalera a leerlo. Como era un amante del deporte, lo primero y lo que más leía era la parte de la crónica deportiva y la primera página, que en su mayoría eran informaciones de corte internacional; de ahí, que desde muy joven yo me interesé por las noticias internacionales, que es una de mis grandes pasiones. Gracias a eso he estado al tanto de lo que ha pasado en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial.
 
3. Periódicos al vuelo
En una ocasión recuerdo que me senté a leer mi periódico en las escaleras de la gobernación de Neiba, me descuidé y no coloqué una piedra sobre los otros periódicos y todos salieron volando, tuve una ardua labor para recogerlos y reconstruirlos. En Neiba, en las primeras horas de la tarde hace una brisa muy fuerte.

4. Profesoras
Me alfabetizó la maestra Antonia Pons de Pichardo, una gran educadora. Siempre fui un estudiante sobresaliente. Recuerdo que una vez, una profesora, para molestarme, me hizo una pregunta sobre una hazaña histórica y cuando le respondí, me dijo: “no señor, eso lo hizo Regilito”, refiriéndose a mi hermano que tenía un programa de temas históricos. Esto provocó un enfretamiento entre nosotros, que me benefició porque me cambiaron de grupo y allí la profesora era Orfelina Acosta.

5. Bajo la influencia de Tarzán
Recuerdo que cuando comenzaron a transmitir en el país las aventuras de Tarzán, nuestra casa tenía una casa más pequeña al lado y recuerdo que me subí en el techo de esa casita pequeña, me subí en una mata y me tiré como si yo fuera Tarzán.  Eso sí, que me dí un golpe tremendo en las nalgas, pero después lo repetí. Lo hice desde una mata de caoba que quedaba frente al antiguo Partido Dominicano en Neiba, en la calle 27 de Febrero, y de la rama de esa mata me pasé a una mata de Palma que estaba al lado.

6. El periodista
Mi pasión por el periodismo inició cuando yo era canillita en Neiba. Yo me hice bachiller siendo militar en la Fuerza Aérea y conseguí un permiso para poder ir a la universidad, porque estaba prohibido, hasta ese momento, que los militares estudiaran en la Universidad Autónoma de Santo Domingo por la situación que había pasado con el asesinato de los jóvenes del 14 de Junio, que la mayoría eran  estudiantes universitarios; por eso no nos permitían estudiar en la UASD, para evitar que emprendieran acciones contra los militares.

7. El abogado
Me gradué de abogado en 1965, hice la investidura el 26 de febrero de 1967, hubo retraso por la Revolución. Ejercía parcialmente, pues todavía estaba involucrado en el periodismo, tenía un buen salario, tenía mi vehículo propio, en esa época no todos los periodistas tenían vehículo de cuatro ruedas. Me inscribí en la Alianza Francesa a estudiar francés, para optar por una beca para un postgrado. Ya para el 69 yo tenía el manejo básico del francés y estaba a la espera de que me consiguieran la beca para irme a Francia, pero… ese año vienen las elecciones del Sindicato de Periodistas y un grupo de colegas me pidió que fuera el secretario general de una de las planchas. Yo le contesté que tenía que irme a hacer un postgrado en Francia, ellos insistieron hasta que me convencieron. Me olvidé de mi postgrado en Francia y me involucré en eso.

8. El primer reto
En una ocasión, el maestro y director de la escuela de periodismo de la universidad, Freddy Gastón Arce, lo mejor que ha pasado por esa escuela, que formó toda una generación de periodistas sobresalientes, nos puso a hacer como tarea una crónica deportiva. Yo hice la crónica y cuando el profesor la vio la puso como modelo, y dijo: “esta es una crónica perfecta de un juego de pelota”. Eso pasó en los primeros días de mis estudios de periodismo.

9. Grabadora mental
Viajé a Cuba y me reuní con Hamlet Hermann y Delio Gómez Ochoa. Yo quería entrevistar a Delio, pero él me dijo que no podía concederme una entrevista grabada porque no tenía autorización para hacerlo, entonces yo apagué la grabadora y comenzamos a hablar, le hice todas las preguntas que quise y publiqué la entrevista en la que él hacía importantes revelaciones. Al tiempo, cuando me encontré con Hamlet, lo primero que me dijo fue: “Emilín, yo vi la entrevista que tú publicaste de Delio Gómez Ochoa, dime, desgraciado, ¿cómo diablos tú pudiste retener todos esos datos?”, porque ellos pudieron constatar que la grabadora estaba apagada. Le respondí: “lo que pasa es, que yo apagué la grabadora mecánica, pero encendí la mental. Cuando él la leyó en La Habana se dio cuenta de que lo que yo escribí fue exactamente lo que me había dicho Delio.

10. Nacionalista radical
Me satisface mucho el servicio que les presté a los amigos de la izquierda que eran perseguidos o encarcelados injustificadamente por sus ideas políticas. Hay algo que a mí me llena de satisfacción, y es que en Radio Mil se adoptó como norma del noticiero que toda información tenía que ser redactada con el estilo del noticiero. Si se recortaba una noticia del periódico, el periodista tenía que darle un tratamiento diferente, con una nueva redacción. Pero también hacíamos lo mismo con los cables internacionales. Qué resulta, que yo me identificaba mucho con la Guerra de Vietnam desde antes de la intervención norteamericana, y después de la intervención, mucho más, pero fue después del 65 que se intensificó la presencia de estas tropas en el país asiático. El aporte que yo le hacía a la causa vietnamita era que yo me iba temprano a Radio Mil, buscaba los cables que venían de las agencias UP y AP, entonces, generalmente, en esos cables los muertos norteamericanos los ponían en el último párrafo, yo lo que hacía era que tomaba ese último párrafo, y lo ponía en el primero, y titulaba, por ejemplo: Matan 18 soldados norteamericanos, y así comenzaba la información. Entonces, un buen día, el agregado de Prensa de la Embajada norteamericana le dijo al director de la emisora que yo era comunista. Por mi trayectoria en el movimiento estudiantil y mi participación en la Revolución me tachaban de comunista y me calificaban de nacionalista radical. Yo con lo que no estoy de acuerdo es que los gobiernos de fuera impongan las políticas nacionales de un país, y eso es lo que está pasando en los países de América Latina. Una vez el agregado consular de los Estados Unidos le dijo a Jiménez Maxwell que me cancelara y éste le contestó que yo podía ser lo que yo quisiera, que a él no le importaba, que lo que sí él sabía, era que yo era su mejor periodista y que no podía cancelarme.

Premio Nacional de Periodismo

Ese premio significa cuando menos cinco premiaciones al mismo tiempo. Primero, porque reconoce mi patriotismo en las motivaciones para entregármelo; segundo, reconoce mi lucha sindical; tercero, mis aportes al periodismo; cuarto, mi honestidad y respeto a la ética profesional, y quinto, ha provocado una avalancha de congratulaciones, comenzando por el presidente Danilo Medina, quien hizo suyas esas motivaciones del jurado, siguiendo por una carta conmovedora del poeta José Mármol, Premio Nacional de Literatura de este año, además de una llamada que realizó desde su residencia en el lejano sur el empresario dominicano, con vida, más exitoso, José León Asensio; del general Héctor Lachapelle Díaz, héroe de 1965; del ex juez de la Suprema Corte, Julio Aníbal Suárez, en nombre de los compañeros de mi promoción de abogados, de Chaljub Mejía, uno de los dirigentes de izquierda más respetables del país, por sus aportes literarios, por los libros y ensayos que ha escrito, por su conducta personal y por sus investigaciones en la música folklórica. Lo bueno de todo esto es que si bien me produce un gozo profundo, sigo siendo la misma persona sencilla, porque ahí ha estado el éxito de mi vida. Eso lo aprendí de mi madre, y la honestidad y el trabajo de mi padre. Le tomé amor a la lectura inspirado en mi hermano Polibio Herasme Peña, secuestrado y asesinado durante la dictadura de Trujillo en agosto de 1959, al cual le he dedicado este premio”.

Política
Creo que si Juan Bosch hubiera llegado a terminar su período de gobierno, nosotros fuéramos un modelo de país en el mundo”.

Injerencia
No estoy de acuerdo con que los gobiernos de fuera impongan las políticas nacionales y eso es lo que está pasando en América Latina”.

Orgullo
Una gran satisfacción es el servicio que le presté a los amigos de la izquierda que eran perseguidos o encarcelados por sus ideas políticas”.

Lector
Todos los días me ponía a leer el periódico elCaribe y me quedé con esa costumbre. Ya de grande, iba donde mi hermano a leer el periódico”.

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