¿Por qué una película de superhéroes?
La idea surge de ese deseo que tiene cada niño de convertirse en superhéroe y tener poderes para cambiar algunas cosas, y yo deseaba eso. Me encantan este tipo de historias, y después de La lucha de Ana quise probar con la comedia, género por excelencia a nivel de recaudación en la República Dominicana.
¿Qué fue lo más difícil de todo lo que te propusiste hacer?
Lo más arduo fue la filmación de las escenas de acción en San Pedro de Macorís, donde teníamos que ir de madrugada y regresar día tras día a Santo Domingo, durante una semana. Al lado de la locación teníamos una fábrica con máquinas ruidosas, y eso hizo el trabajo más complicado.
¿Cómo fue el trabajo en equipo y dirigir personas que vienen de la televisión?
Fue una gran experiencia trabajar con todos ellos, incluidos Manuel Chapuseaux y Lidia Ariza, dos glorias del teatro. A mí me gusta poner a los actores a investigar y ensayar antes de empezar a grabar, y me tocó trabajar con gente responsable, seria y disciplinada. Casi no hubo contratiempos. Cuquín se metió en la piel de Vandomal, y quedé encantado con él. Me parece que hizo uno de los mejores villanos del cine dominicano.
¿Qué tal fue la experiencia de compartir de nuevo con Cheddy en una película diferente?
Ella es la poderosa, la que arma todo el desorden en la película. Me reafirmó que es una persona extraordinaria que tiene un talento desbordante, y más al pasar de drama a comedia. Su personaje tiene más de dramático que de cómico, y nadamos mucho en esas dos aguas. Nos dio un poco de trabajo encontrar el balance, pero al final lo logramos.
“Con varios proyectos, aspiramos a que en cinco años podamos llevar el cine dominicano a otros horizontes”.
¿Piensas que Los Súper llegará a dónde lo hizo La lucha de Ana?
Esta es una película totalmente diferente en género e intención. Está destinada básicamente al entretenimiento. Me aparto del cine reflexivo o de ideas, y me enfoco en superhéroes, gente de barrio que quieren cambiar el país porque entienden que las autoridades no han sido tan competentes. Se basa en personas ordinarias tratando de resolver las cosas, combatiendo el crimen de una forma muy particular.
El público tiene muchas expectativas luego de La lucha de Ana, catalogada como lo mejor de 2012. ¿Cuáles tienes tú?
Me alejé un poco de las comedias tradicionales. Hice una propuesta con mucho humor visual, construido a base de emociones y recursos sonoros. No apelamos al simple chiste verbal. Mi mayor miedo es que quizás no le de al público el mismo producto de siempre.
¿Qué hay en carpeta?
Tengo dos proyectos un poco avanzados, otra comedia y un drama. Vuelvo a los barrios, quedándome con lo social.
¿Cómo te sentiste con tu Soberano?
Siempre recordaré lo que sentí en ese momento, fue indescriptible. La lucha de Ana fue un proyecto contracorriente. Fue más la satisfacción por la forma en que lo logramos, siempre pensando que es un peldaño dentro de la carrera.
