Zonas vulnerables

A partir de hoy, primero de junio, empieza la temporada ciclónica. Y a partir de hoy me uno a la cadena de oración que se forma en todo el país, en especial en la región Suroeste, para que el Todopoderoso y “San Alejo”, alejen de esta empobrecida&

A partir de hoy, primero de junio, empieza la temporada ciclónica. Y a partir de hoy me uno a la cadena de oración que se forma en todo el país, en especial en la región Suroeste, para que el Todopoderoso y “San Alejo”, alejen de esta empobrecida región cualquier fenómeno que atente, una vez más, contra nuestra gente. Presto mayor atención a todos los que resultan afectados por la crecida del río Ocoa, sobre todo a la gente que pasa por el “Puente de los Pilones”, en la comunidad de Boquerón, provincia de Azua. A todas las comunidades ubicadas agua debajo de ese río hasta llegar al Palmar de Ocoa. El municipio de Azua ya sufre también de las crecidas de ríos y arroyo ubicados en la parte norte de la ciudad, bloqueando la entrada y la salida de esa ciudad. Oro junto a los pobladores de la Plena de Azua, que desde Los Jovillos, hasta la costa del Mar Caribe  soportan las inclemencias de las aguas. Sé que en Vicente Noble, Tamayo, Uvilla, el Jobo, Mena y la zona cañera ya están “dando rodilla” para que el río Yaque del Sur no le haga una mala pasada. Pidiendo clemencia deben estar también quienes viven en Canoa, Jaquimeyes, Palo Alto, Peñón, la parte Sur de Cabral, La Hoya, Pescadería y Habanero. En el Salado de Neyba y en Cristóbal ya se han hecho varias promesas a la Virgen de la Altagracia para que se apiade de ellos y nada le pase desde hoy y hasta el 30 de noviembre, cuando terminan estos tiempos tormentosos. En fin, creo que todo en esta región, a partir de hoy, viviremos con “un sustito” permanente y siempre atentos a la Dirección General de Meteorología, con sus oportunos “informes del tiempo”. Muchos sureños perderán el apetito, otros dormirán con un “ojo cerrao” y el otro abierto cada vez que truene o se nuble, porque “en estos tiempos cualquier cosa puede pasar”. Y pensar que cada año sucede lo mismo. Y pensar que aunque la naturaleza tiene fuerza todopoderosa, algunos de estos miedos pueden superarse. Y pensar que tenemos a manos soluciones como la reparación del “muro de demasía” de la presa de Sabana Yegua y la construcción de la Presa de Monte Grande. Y pensar que parte de esta zozobra y de estas noches de insomnio, pueden desaparecer con la voluntad política de quienes dirigen el país, con sólo poner en su agenda de trabajo la terminación prioritaria de estas obras. Que Dios nos proteja, una vez más, en esta temporada ciclónica.

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