Tres emprendedores convierten ideas en negocios atractivos

Cuando se habla de poner a caminar ideas y de convertir eso en dinero, a Héctor Alberto Romero, a Yamil Kalaf Noboa y a Australia Segura hay que citarlos como personas de referencia en el país.

Cuando se habla de poner a caminar ideas y de convertir eso en dinero, a Héctor Alberto Romero, a Yamil Kalaf Noboa y a Australia Segura hay que citarlos como personas de referencia en el país.Ninguno de los tres probablemente se conoce, viven en puntos distantes de República Dominicana, pero todos poseen elementos en común: tienen despierto el espíritu emprendedor y cuando vieron la oportunidad de llenar un espacio que estaba vacío, en términos de negocios y de aprovechamiento de productos, no perdieron un solo instante.

Héctor tiene una empresa de transporte ejecutivo empresarial, Yamil ha potencializado el ajo a través de una crema producida por él y Australia está aprovechando una parte del cacao que antes se veía como un desecho. Los tres entran dentro del círculo de emprendimiento con actividades que aportan a la economía, generan uno que otro empleo y colocan un servicio o producto a disposición de los usuarios.

La historia de trabajo de Héctor Alberto Romero comenzó en 1995, cuando se trasladaba a pie desde Capotillo (donde nació) al ensanche Luperón a comprar pan para distribuirlo en colmados. Luego, Romero compró una bicicleta y así abarcaba un mayor número de establecimientos. “Llegó un momento en que casi no se me veía la cabeza, por los sacos de pan que cargaba en la bicicleta”, rememora Romero, cuando cuenta su historia a elCaribe. Después de su bicicleta, compró un motor de los denominados 70cc. Luego tuvo otros aparatos de esos, lo que le permitió armar una ruta en la que distribuía más de cien libras de pan. Para entonces no venía el pan en funda sino en sacos. Según su experiencia, cada seis panes representan una libra.

Héctor Romero no se pone límites para crecer. Comenzó a trabajar como mensajero en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), pero siguió con lo del pan. Luego fue a estudiar economía al Instituto Tecnológico de Santo Domingo, carrera que no concluyó. Cuando Romero dejó la universidad se compró un carro y dedicó a ofrecer servicios de taxi y a transportar niños de amigos para llevarlos al colegio. Esa actividad fue una plataforma que le ayudó a conseguir clientes fijos, especialmente del Intec, del Centro de Estudios de Género y Participación Ciudadana, entre otras. La demanda creció y como se requería de más vehículos y personal, Romero agregó su hermano a los trabajos en un auto que este tenía. “Luego compré otro vehículo hasta que los pedidos hicieron que tuviera que cambiar el carro por una yipeta, que me permitiera ofrecer un servicio más atractivo y cómodo”, asegura.

En dirección clara

De vendedor de pan, Héctor Alberto Romero pasó a ser actualmente gerente general de Hero Transporte Ejecutivo y Empresarial y habla con orgullo de eso.
“Tenemos confortables vehículos, ofrecemos servicios con altos estándares de calidad. Tenemos desde yipetas y vehículos todo terreno hasta minivan y minibuses. Es un servicio más identificado al personal ejecutivo de las empresas”.

Y agrega: De los ocho vehículos del negocio la mitad es mía, los otros son subcontratados. Nuestros autos tienen Internet, wi-fi y GPS, con detectores que permiten llevar un monitoreo desde que el auto se enciende hasta los lugares donde se mueve, para dar más seguridad a las empresas que les ofrecemos servicio.

Romero estudia la posibilidad de vender sus servicios por las redes sociales, mientras se maneja con un número telefónico (809-423-1364) y con el correo [email protected]

Casabito Agroindustrial

A Yamil Kalaf Noboa la idea de producir una pasta especial de ajo le surgió de las tertulias y parilladas que organizaba entre amigos en Constanza. Noboa compraba ajo, lo trituraba y hacía más o menos una crema para sazonar. El “golpe de suerte”, acompañado de esfuerzo, le llegó cuando una persona que salió de una empresa que hace algo parecido a lo que él, le dijo que podría industrializar la pasta. Hizo la muestra y la probó, tomó el negocio en serio, diseñó varias pastas, hizo prueba y logró formular un producto que sale de lo común.

Expresión del Presidente le sirvió como impulso

A Australia Segura, propietaria de la pequeña empresa Agroindustrial Genovevo, ubicada en la provincia Monte Plata. La idea le surgió cuando vio unas declaraciones del presidente de la República exhortando a aprovechar los subproductos del cacao. Se dio cuenta que los productores de cacao estaban desperdiciando una parte importante, que es la pulpa o mucílago.

Concretamente se trata de una especie de envoltura (no la mazorca) en la que están los granos del cacao que normalmente los cacaocultores desperdician. Es como una baba de la que está haciendo una mermelada. Para eso se está asesorando de instituciones especializadas en el país. El producto está en fase de creatividad, es algo nuevo en el mercado y podrá consumirse sola o con galletas, pan o bizcocho.

Impulsores de proyectos

Yamil Kalaf Noboa
Propietario Casabito Agroindustrial
La idea es vender la pasta de ajo a cocinas industriales, hoteles y restaurantes. Queremos tener una marca país que nos identifique. El pequeño empresario suple a personas que preparan carnes para hamburger en la capital, a una red de “chimichurris”.

Australia Segura
Emprendedora
“Los recursos que he invertido son propios y estamos trabajando  en el área de certificaciones y de análisis  para el producto. Estamos caminando para llevar un producto apto para la salud. Hasta ahora en el proyecto está trabajando mi familia”.

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