Juncalito. A un mes del escándalo por agresiones sexuales contra varios menores, la comunidad sigue a la espera de que el sacerdote Wojciech Gil retorne desde Polonia y responda a las acusaciones.En comunicación vía electrónica con amigos cercanos, el cura ha defendido su inocencia y atribuye la acusación a una campaña de difamación de sectores que enfrentó. El padre Alberto, como era conocido en la comunidad, es visto con normalidad en su natal Polonia y uno de sus dos compañeros de labor pastoral, en el municipio de Jánico, también de nacionalidad polaca, viajó a Polonia, pero aseguró que no habló con cura acusado de violación sexual contra menores.
El sacerdote Jimmy Jan Drabczak, confirmó, al hablar vía telefonica con reporteros de elCaribe, que viajó recientemente a su país pero que no se entrevistó con el cura Alberto Gil. Dijo estuvo en Polonia de vacaciones. Ademas pidió que trataran el caso con los superiores.
En la parroquia San Antonio de Padua, la celebración de las misas la hace el también cura Jimmy Jan Drabczak. La orden San Miguel tiene, además de Drabczak, al cura católico Gregorio Rangel, quien también es extranjero.
En la casa de la orden de los Miguelitas, una empleada confirmó que pese al tiempo que tenía de labor sacerdotal en Juncalito, en pocas ocasiones lograron ver al padre Alberto visitar la casa curial en Jánico.
Desde que sucedieron los hechos, en la comunidad de Juncalito la situación no es la misma y pese a que algunos han decidido retornar a la parroquia, otros se resisten a escuchar la palabra de Dios y dicen que el caso se ha manejado con lentitud. En los primeros días de su llegada a Juncalito, el padre Jimmy se encontró con el rechazo de algunos comunitarios, pero ha logrado calmar las críticas de los que advierten que no tolerarán otro cura polaco.
Espera caso sea llevado a últimas consecuencias
El día 31 de mayo el Arzobispado de Santiago dio a conocer una comunicación recibida del Superior de la Delegación del Caribe de los Padres Miguelitas, en nombre de la Congregación San Miguel Arcángel, en la que informa que el presbítero Wojciech Gil, (Alberto) quedaba suspendido de sus funciones sacerdotales, la cual aceptaron, según las normativas de la Iglesia.
