Maestro, médico, gran contertulio y uno de nuestros más famosos psiquiatras. Es siempre recordado por sus excelentes libros, en especial “Mis 500 locos”, retrato fuerte sobre la realidad de los pacientes con trastornos mentales. Nació en San Pedro de Macorís en 1920. Se gradúa de Doctor en Medicina en la Universidad de Santo Domingo y mediante una beca del Instituto de Cultura Hispánica se traslada a Madrid en donde estudia Psiquiatría con los doctores López Ibor y Vallejo Najera.
También realiza estudios de Endocrinología con el doctor Gregorio Marañón. Esos años en España marcaron su vida con una profunda admiración por la Madre Patria. Regresa al país e instala en la avenida Cordel Hull de Santo Domingo una clínica psiquiátrica junto al doctor J. A. Read Encarnación, iniciativa pionera y arriesgada en aquel momento.
Desde el inicio de su ejercicio su carácter humano marcó su modo de tratar a sus pacientes. Es nombrado director del Hospital Psiquiátrico Padre Billini en donde realiza una gran labor. También abre un nuevo consultorio con otros especialistas como el doctor Manuel A. Tejada. Publica su obra “Mis 500 locos” en donde externa fuertes críticas a la manera en que se trataban los pacientes mentales durante la dictadura.
Su desencanto con el régimen de Trujillo provoca su cancelación en 1960, por lo que se exilia en Puerto Rico en donde trabaja como médico psiquiatra en el Hospital Psiquiátrico de Río Piedras. El apresamiento y asesinato de su amigo el doctor Tejada Florentino fue el detonante de su actitud enérgica frente a la tiranía. Tras la muerte de Trujillo, regresa al país y se integra a la cátedra de Psiquiatría en la Universidad de Santo Domingo y posteriormente ocupa el cargo de decano de la Facultad de Ciencias Médicas. De la Universidad se retiró como Maestro Meritísimo y posteriormente se creó la Cátedra Permanente Antonio Zaglul. Esta cátedra se debió a los esfuerzos del doctor Fernando Sánchez Martínez. En 1982 fue designado embajador de la Republica Dominicana en España, en donde realiza una espléndida labor en beneficio de nuestro país y posteriormente es enviado como embajador ante la Santa Sede, en Roma.
Su vida estuvo marcada por su amor a la profesión, a sus pacientes y a la literatura. Al investigar sobre su vida, nos encontramos con la gran cantidad de amigos con los que mantenía tertulias en grupos totalmente diversos, pero recalcamos sus nexos con el doctor César Mella y la doctora Altagracia Guzmán.
Escribe en los periódicos sobre temas de medicina en general y de psiquiatría en particular. Retrata la psicología de los dominicanos con conocimiento y maestría. Dedica muchos escritos a su querido San Pedro de Macorís. Luego escribe su libro “Ensayos y biografías” y más adelante su libro “apuntes”, en el que recoge diversos escritos sobre la psicología del dominicano. Más adelante publica “Galería de Médicos Dominicanos” en donde nos muestra la faceta más humana de muchos de nuestros grandes médicos. Trata con particular cuidado y cariño a sus profesores.
En su obra “En las tinieblas de la locura” analiza las enfermedades mentales de una serie de personajes nacionales e internacionales. Luego publica un libro titulado: “Despreciada en la vida y olvidada en la muerte” sobre la doctora Evangelina Rodríguez, y más adelante “Ciencia y humildad” dedicado a la vida del doctor Miguel Canela.
La vida de este extraordinario dominicano terminó en 1996 tras una lucha contra un cáncer de estómago. Nos dejó tantas obras y tantos escritos que no dudamos en calificarlo como el más importante de nuestros médicos escritores.
Antitrujillista
El doctor Zaglul fue un crítico del trato que recibían los enfermos mentales durante la tiranía y eso le costó diferencias con el régimen”.
