Como si fuera nada

Como cada Domingo a las 10:00 a.m, María Cristina, salió a la iglesia acompañada de sus amigos, con los cuales, solía ir a un lugar cercano a compartir algún refrigerio. Transcurrido el tiempo que acostumbra regresar a casa, su madre empieza…

Como cada Domingo a las 10:00 a.m, María Cristina, salió a la iglesia acompañada de sus amigos, con los cuales, solía ir a un lugar cercano a compartir algún refrigerio. Transcurrido el tiempo que acostumbra regresar a casa, su madre empieza a inquietarse (de esto hace muchos años, donde no se andaba con un celular) y recibe una noticia que hasta hoy transformó la vida de esta, y fue que su única hija había tenido un accidente, en el cual perdió la vida.
Aunque existen especialistas de la conducta, expertos en terapia de duelo, la preparación para la pérdida de un ser querido, no hay persona que la tenga; aun cuando pudo haber atravesado por una larga enfermedad, de las llamadas catastróficas, en las que el proceso de la misma a veces toma años y llega un momento en que la familia entiende que no hay nada que hacer. No obstante, el dolor que les embarga y la manifestación de duelo, es inevitable.

A través de este medio, hemos hablado con frecuencia acerca de las vidas que se pierden cada día por lamentables hechos de violencia callejera e intrafamiliar. Pero, ha sido de mucha preocupación para mí por años la cantidad de accidentes de tránsito en los cuales pierden a diario la vida seres humanos de todas las edades. Esto es, generalmente, debido a imprudencias, exceso de velocidad y, sobre todo, por la forma temeraria y suicida en que maneja una gran parte de la población.

Ocupamos, según la Organización Mundial de la Salud, el segundo lugar en el  mundo de los países con mayor índice de muertes por accidentes de tránsito. Lo que nos lleva a tener que hacer una amplia reflexión sobre, aparte de leyes drásticas y modificación de tránsito, los trastornos de personalidad y conducta con los que la gente puede andar conduciendo vehículos de motor, los cuales hasta ahora no son tomados en cuenta.  Considero necesario que, a la hora de acreditar a un individuo como apto para tener una licencia de conducir vehículos pesados, quienes frecuentemente ocasionan accidentes de tránsito funestos en su mayoría, se evalúe el estado mental de estos.

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