Origen”, el término mismo refiere la procedencia de un objeto o hecho y por cuyo medio es lo que es o como es: su esencia. Entonces, nos hemos cuestionado sobre el origen de la obra de arte y, luego de varios intentos reflexivos, de pronto asumimos que es el propio artista el origen de la creación artística, pero igualmente la obra podría constituir el origen del artista, en tanto la misma logre reunir los elementos necesarios en términos formales y estéticos, que logrando cautivar a quienes fijen sus ojos en su estructura compositiva, permitan legitimar a su creador.
A pesar de que hemos tratado de explicar tanto el origen de la obra de arte como la del propio artista, más que llegar a juicios que determinen el origen de uno u otro, hemos logrado despertar la duda, ya que el origen es por sí mismo un enigma y a nuestro modo de ver se encuentra integrado por múltiples factores que la más de las veces resultan subjetivos. Así nos ha parecido el origen de la Bienal de Artes Visuales, de la que sólo existe una sala en el Museo de Arte Moderno como registro de las obras que han merecido la atención del jurado en sus múltiples ediciones, lo que nos extraña, por ser un evento que surgió junto con la creación de las principales instituciones artísticas del país hacia 1942, mucho antes de la Bienal de La Habana, que la de Sydney, que la de Cuenca, Berlín, Shanghai, por sólo citar algunos ejemplos, contribuyendo notablemente en adición para la creación de la Bienal de Pintura del Caribe y Centroamérica y que gracias a ello se creó un ambiente que propició un ambiente cultural que gozaba de validación y prestigio.
Este tipo de eventos deben ser organizados con el fin de presentar un conjunto de las producciones contemporáneas que más se ajusten a los objetivos y criterios establecidos, convirtiéndose luego en centro de interés, suscitando polémicas y debates teóricos, que si bien constituyen la memoria histórica.