José Mármol: “Los políticos deben parar su insaciable afán por tener”

El auditorio Manuel del Cabral de la Biblioteca Pedro Mir, ilustres figuras de la literatura nacional con que fue designada esta edificación, acogió la mañana de este martes un emotivo acto en el que se reconocía, en buena medida, la obra del…

El auditorio Manuel del Cabral de la Biblioteca Pedro Mir, ilustres figuras de la literatura nacional con que fue designada esta edificación, acogió la mañana de este martes un emotivo acto en el que se reconocía, en buena medida, la obra del poeta José Mármol, si se quiere, un discípulo aventajado.

El autor de Torrente sanguíneo sumó a su larga lista de merecidos reconocimientos el de Profesor Honorario de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde el recipientario del título estudió filosofía tras abandonar la carrera de derecho.

Un acto “memorable, más que merecido”, así lo calificó Mármol, ante un auditorio lleno a capacidad –algunas personas quedaron de pie– en el que éste recordó que debe su “gratitud para aquellos auténticos maestros, no solo catedráticos, no solo profesores, sino solo maestros, que le enseñaron a mirar con hondura, a escuchar sin apasionamientos, a respetar la opinión de los otros, a celebrar el disenso y el mejor legado para mí, a pensar y a escribir lo pensable y lo sentido, de manera propia, de manera original, aún corriese el gravísimo riesgo de las tantas veces sabia equivocación”.

Mármol, que en su discurso dejó espacio para agradecer en varias ocasiones a quienes debe su sólida formación académica e intelectual, recordó cuando hizo el que consideró el “mayor de sus hallazgos en el histórico campo universitario, el de la convocatoria a la creación en 1979 del taller literario César Vallejo por parte del entonces Departamento de Difusión Artística y Extensión Cultural, dirigido por el poeta Mateo Morrison”, donde pudo codearse con figuras de primer orden de la literatura o gestores culturales, como el mismo “Morrison, Enriquillo Sánchez, Enrique Eusebio, Andrés L. Mateo, Alexis Gómez-Rosa, Pedro Conde Sturla, Tony Raful, Jeannette Miller, Soledad Álvarez y Federico Jóvine Bermúdez”.

El autor de La invención del día y Criatura del aire reflexionó sobre el ejemplo moral y cívico que deben servir de norte para los jóvenes: “Constituye un grave peligro para la sociedad el que imperen en ella la incertidumbre, el desaliento y la decepción constante. Que los antisociales de toda laya afincados en el poder del dinero sucio, la fragilidad de los marginados y en la veleidad de una industria mediática a veces vacía de principios, se conviertan en falsos modelos para la juventud desesperanzada y vulnerable”.

El poeta motivó un gran aplauso al momento en que ve como una necesidad replantearse el significado de dos palabras que parecen perdidas en el accionar, principalmente, de la clase política: “En los últimos años, nuestra sociedad ha pasado, en su progresivo deterioro, del estremecimiento al espanto, afectando con ello la conciencia y el lenguaje, porque, palabras o conceptos como ética e integridad significan, en los estamentos político e institucional, todo lo contrario a lo que parecía lingüística, social y culturalmente aceptado o establecido. La disolución y la mentira son, simplemente, abrumadoras. Lo desconcertante y vergonzoso han devenido rutina, pan nuestro de cada día. Y esto, señoras y señores, hay que detenerlo ahora o nos hundirá para siempre”.

Pero para el escritor, con una carrera aún en ciernes, el futuro puede ser más esperanzador, siempre que la universidad, “cada vez más libre, más responsable y más consciente ha de seguir su lucha por formar mujeres y hombres nuevos, ética y moralmente dotados, nutridos de las fuentes del saber crítico, reflexivo, creativo, constructor de nuevos y más dignos horizontes de la vida en democracia y en equidad” porque de esa manera puede contribuir, “todavía más, a forjar la nación con que soñaron sus mejores ciudadanos, aquellos que, desde los orígenes del país hasta hoy, abonaron con su sangre y sus ideales más nobles el porvenir de todos los dominicanos”.

El rector de la universidad, Mateo Aquino Febrillet, resaltó que José Mármol representa, por su actuación honesta, intelectual y científica, “pone en alto el nombre del centro de altos estudios” del país. “Nuestra Alma Máter ha reconocido los valores intelectuales, artísticos y personales de un dominicano honesto, un ciudadano digno, por lo que, al honrarlo con este galardón, se honra la Universidad Primada de América, de la cual el recipiendario es egresado”, señaló el rector Febrillet.

José Mármol está convencido que si, particularmente, “los responsables de dirigir la cosa pública siguen escamoteando toda señal del deber, en dislocado provecho de su insaciable afán por tener; si esta larga noche de arrebatos vandálicos, latrocinio, impunidad, inequidad social y desbordamiento, sin remilgos, de todos los parámetros del respeto y la vida en democracia no preludia el advenimiento de una aurora radicalmente distinta y superior a todo este desastre, entonces, la ulterior y sagrada misión de la educación será uno más de los derechos conculcados a la población sensata y al futuro de la nación”.

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