Comercio Justo: cuando el cliente se atreve a pagar más

A República Dominicana le falta trabajar mucho para poder implementar el “Comercio Justo”, (CJ), una modalidad que existe hace años en Europa y se ha extendido a EE.UU., Japón y Canadá.

A República Dominicana le falta trabajar mucho para poder implementar el “Comercio Justo”, (CJ), una modalidad que existe hace años en Europa y se ha extendido a EE.UU., Japón y Canadá.Es decir, que el CJ está presente en cuatro economías desarrolladas del mundo. Se trata de un sistema comercial en el cual los consumidores pagan un poco más caro que en el mercado común por productos que compran, y que han sido previamente certificados en esa categoría. El dinero que genera esa diferencia de precio (lo que pagó de más el consumidor) es utilizado en el desarrollo de la vida de los productores más pobres del renglón que se trate, del medioambiente, de los trabajadores o de la propia comunidad.

En estos tiempos en que se habla de los efectos generados por el cambio climático, el CJ adquiere gran importancia. En los lugares donde se implementa la modalidad citada, si un banano cuesta, por ejemplo, cinco pesos -en términos reales- el consumidor está dispuesto a pagar siete, para que los dos pesos de diferencia vayan a una obra de bien social o comunitaria. El compromiso siempre será de invertir la diferencia que pagó el cliente.

República Dominicana recibe cada año unos RD$400 millones por concepto de beneficios obtenidos a través del CJ, por vía de los distintos renglones e instituciones certificadas para participar en ese capítulo.

 La modalidad Comercio Justo no es un asunto de una persona con otra. Es más amplio. Funciona principalmente a través de asociaciones de productores agrícolas o de fabricantes de mercancías, certificados por el sello internacional “Fairtrade”, previa evaluación de una serie de requisitos que deben cumplir. Las tiendas o supermercados que participan también deben certificarse.

De República Dominicana hay asociaciones de cacao, café, banano y naranja que venden a través del Comercio Justo, a nivel internacional. O sea, que en este caso, el “sobreprecio” para beneficiar la producción dominicana de esos rubros lo están pagando consumidores extranjeros y no locales.

“Internamente falta trabajar para crear conciencia a través de campañas publicitarias en la gente, de que puede pagar más por lo que consume, para beneficiar a otros que necesitan respaldo”, ha sostenido Luis Bonilla, asesor de la Asociación Dominicana de Productores de Banano (Adobanano). En Europa hay 3,000 tiendas de Comercio Justo, la primera abrió sus puertas en Holanda en 1969, de acuerdo a informes obtenidos sobre el tema en la web.

Fairtrade supervisa que se realice la inversión

El sector bananero dominicano recibe vía el Comercio Justo unos RD$25 millones mensual, es decir, RD$300 millones por año, por concepto de un “premio” de un dólar por cada caja exportada, según informes de Adobanano.  Con esos recursos se han hecho inversiones locales –especialmente- en la Línea Noroeste- en mantenimiento de escuelas, salas de tareas, centros comunales y se respalda la iglesia y el deporte.

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