Las plantas y el secreto de la longevidad

Siguiendo a Joseph Maroon, estamos desarrollando el tema  “Longevity  Factor” en el cual las plantas parecen jugar un papel estelar. Sabemos que las plantas tienen curiosos mecanismos para sobrevivir a las adversidades, por ej.: la ortiga con…

Siguiendo a Joseph Maroon, estamos desarrollando el tema  “Longevity  Factor” en el cual las plantas parecen jugar un papel estelar. Sabemos que las plantas tienen curiosos mecanismos para sobrevivir a las adversidades, por ej.: la ortiga con sus pelos urticantes, los pinos ever green que tienen un descongelante en sus hojas que les permite mantener su color verde en el invierno,  y las plantas del desierto con su tronco bulboso para la reserva de agua y que  se deshacen de sus hojas  para ahorrar el agua.

En el 2003, David Sinclair y col., de la Escuela de Medicina de Harvard, publicaron un artículo titulado “pequeñas moléculas que regulan la duración de la vida: Evidencias de la xenohormesis”. El concepto que desarrollan es el siguiente: que ciertas plantas pueden aumentar la producción de  moléculas especializadas  durante los períodos de estrés , como las sequías, las radiaciones ultravioletas del sol, las plagas y otras adversidades, y que cuando estas plantas son consumidas por los animales , estas moléculas  interactúan con los genes de esos animales impartiéndoles beneficios saludables.

Xeno viene del griego xeno, que quiere decir extraño o extranjero. Howitz  y Sinclair crearon el término “xenohormesis” que significa percatarse o darse cuenta de las señales o pistas químicas de otras especies. Este concepto quiere expresar que ciertas moléculas contenidas en nuestros alimentos pueden tener efectos para la salud y la longevidad con mayor eficacia que cualquier medicación de la que usamos con esos fines. Una observación aún más asombrosa en estos estudios, en animales de laboratorio, fue que tuvieron sustancialmente una vida más larga, a veces hasta 50% más que su promedio de vida, y fueron también más saludables. 

Este descubrimiento está revolucionando nuestras ideas sobre el envejecimiento y ofrece expectativas optimistas ya que se sabe que el ADN humano tiene similitudes con el ADN de los animales, además, tenemos genes que podríamos activar comiendo estas moléculas especializadas de las plantas.

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