Vivimos momentos desagradables cuando nos hacemos expectativas de la gente que luego no se corresponden con su proceder. Nunca formárnoslas   es previsión clave para evitárnoslos. Una especialista recuerda lo común de recibir de los otros al contrario de lo de ellos esperado: Llega tarde quien se presume puntual; relacionados hablan mal de nosotros a nuestras espaldas; seres queridos no cambian comportamientos que deberían cambiar. Los ejemplos podrían ser muchos y más complejos. La regla, la misma en cualquier caso. Si nunca nos creamos una u otra expectativa sobre personas de nuestro entorno, no nos afectarán decepciones, también estaremos más en paz. Expectativas dependen de nosotros. Menos expectantes acerca de los demás, menos decepcionados ni enojados.

Falta muy poco para que la tercera parte de Iron Man, protagonizada por Robert Downey Jr.,  llegue a los cines. Pero antes de su estreno, saldrá a la venta un disco con la banda sonora.  El disco sobre la cinta, que fue dirigido por Jon Favreau estará en el mercado el 30 de abril bajo el título “Iron Man3, Heroes Fall”.

Muy propalada la idea de que no hacerse expectativas con nada, nos cuida de grandes decepciones. Algunas fuentes contradicen esa visión y mandan a no temer ser optimistas y esperar lo máximo, pues a menudo creamos lo que anticipamos.

Resaltan que sin expectativas no podríamos emprender ninguna actividad orientada al futuro y que éstas están presentes en el ADN. Así, quien se dice a sí mismo o a seres queridos “no te hagas mayores expectativas”, pelearía con una ancestral programación genética.

Se considera que ir por la vida esperando muy poco es una forma patética de asegurar decepciones en vez de evitarlas. Además, nuestras expectativas influyen no sólo nuestro comportamiento sino el de la gente a nuestro alrededor.