Dialogar es siempre mejor

Todos sabemos lo difícil que es la convivencia en una comunidad donde los vecinos se ignoran y peor aún, se confrontan. Lo mismo pasa con dos países que comparten una misma isla. Gran parte de los problemas que han caracterizado la relación entre&#823

Todos sabemos lo difícil que es la convivencia en una comunidad donde los vecinos se ignoran y peor aún, se confrontan. Lo mismo pasa con dos países que comparten una misma isla. Gran parte de los problemas que han caracterizado la relación entre la República Dominicana y Haití, se ha debido a la incapacidad de establecer unos mecanismos efectivos y permanentes de diálogo entre ambos países. Esto, a pesar de que en 1996 se creó la Comisión Mixta Bilateral, integrada por representantes del sector público y privado.

Sectores ubicados a ambos lados de la frontera se han beneficiado del distanciamiento y la tensión que históricamente ha existido entre la República Dominicana y Haití. El desorden y la confrontación benefician a los grupos que viven del tráfico de personas y armas, de la explotación de mano de obra ilegal y barata, del comercio sin reglas y del narcotráfico y el crimen organizado. A estos grupos les interesa que el prejuicio determine la manera en que se relacionan los dos pueblos. Mientras los pueblos se distancian y pelean, sectores confabulados de dominicanos y haitianos se enriquecen. No son casuales las medidas comerciales arbitrarias de Haití contra el país o los pocos esfuerzos que se hacen desde República Dominicana por definir una política migratoria clara y respetuosa de los derechos humanos.

La mejor manera de superar esta situación y avanzar en unas relaciones armoniosas, es mediante el diálogo entre los dos países. Es una lástima que haya sido una decisión violatoria de la Constitución y de derechos fundamentales, como la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional (TC), la que diera lugar a una nueva fase de conversación entre los gobiernos dominicano y haitiano. Sin embargo, hay que saludar y reconocer como positivo que se retome el diálogo. Exceptuando el profundo problema generado por la sentencia del TC, el cual debe tener una solución nacional o en última instancia en la CIDH, la agenda dominico-haitiana es muy amplia.

A pesar de las críticas de algunos sectores, la primera reunión realizada en Ouanaminthe por las comisiones de ambos países, demostró los beneficios que puede traer el establecimiento de acuerdos en materia de migración, seguridad y medio ambiente. El diálogo franco y respetuoso es la mejor vía para solucionar los problemas que han caracterizado las relaciones bilaterales. Esta primera reunión marcó un proceso que deberá concluir con la definición de políticas consensuadas que contribuyan a promover el desarrollo binacional. Ahora bien, el diálogo debe ser permanente y sistemático,  a partir, como se estableció, de la activación de la Comisión Mixta Bilateral.

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