Hitos del bolero dominicano: Una visión apasionada (8)

El bolero dominicano después de 1960 Manuel Troncoso (1927-2012) El autor representativo  de esta época lo constituye Manuel Troncoso. Culto, con formación académica, parece tocado por las influencias del modernismo…

El bolero dominicano después de 1960

Manuel Troncoso (1927-2012)

El autor representativo  de esta época lo constituye Manuel Troncoso. Culto, con formación académica, parece tocado por las influencias del modernismo poético, del ‘filin’ y de la música norteamericana. Nace con Troncoso, de tal forma, una nueva y plena visión del precepto armónico, tanto como un inédito y poderoso tratamiento melódico del bolero. Pero él está dotado, además, de la visión poética capaz de traducir en despejadas palabras, en delgados tropos y en coloquios íntimos, los conflictos interiores del hombre de la ciudad grande. Las dudas existenciales y la angustia vital de la clase media urbana encuentran en los argumentos de Troncoso su cabal territorio.

Los temas son otros y variados. Manuel se arroba en la devoción  panteísta:
“No hay nada que sea más hermoso / ni más grande en el mundo / que el mar y el cielo / y las nubes  que pasan / por el firmamento. / La lluvia que pinta de verde / a la primavera / y ver el otoño  a las hojas / jugar con el viento. / El viejo sentado en el parque / viviendo un recuerdo / y la carcajada inocente y burlona / de un niño travieso. / Y todas las cosas sencillas / la luna y el sol cuando brillan / porque ellas reflejan la imagen / de Dios”.

O confiesa la inevitabilidad de una pasión:
“Cuando las hojas  se van cayendo / y  sus colores lo van perdiendo / es  el  otoño, tiene que ser. / Cuando la noche se desvanece / en medio mundo es que amanece / es otro día, tiene que ser. / Si en unos ojos el llanto asoma / es que hay tristeza / tiene que ser. / Si ves que lloro cuando tú lloras / si ves que río cuando tú ríes. / Si por tus labios que no son míos / al mismo cielo lo desafío. / Es que te quiero, es que te adoro /tiene que ser”.

O revela las claves del más porfiado amor:
“Para que tú no me olvides / te voy a decir tres cosas, muy fácil de recordarlas: / te amo, te amo, te amo. / Aunque tu amor yo no pueda tener / aunque tus besos no pueda alcanzar  siempre me queda el consuelo / de poder soñar. / Grábatelo en la memoria / y conocerás   la historia / de quien te dice cantando: / te amo, te amo, te amo”.

Troncoso recupera el tiempo perdido y sus canciones engarzan, en perfección y en rango, con la mejor música popular escrita modernamente en América. Vocalistas internacionales como Plácido Domingo, Marco  Antonio Muñiz, Vicentico Valdez, Daniel Riolobos, Antonio Machín, Tito Rodríguez y Blanca Rosa Gil grabaron sus canciones. El  repertorio  de Troncoso aparece, asimismo, en los discos de los más importantes cantores dominicanos: Lope Balaguer, Cecilia García, Los Solmeños, Horacio Pichardo, Niní Cáffaro, Ivette Pereyra, Rhina Ramírez, Fernando Casado, Arístides Incháustegui, Ivonne Haza, Luchy Vicioso, Expedy Pou, José Emilio Joa, Sonia Silvestre, Rando Camasta, Luis Newman, Joseíto Mateo, Francis Santana.

Rafael Solano (1931)

Rafael Solano, pianista,  arreglista,  director de orquesta,  cantante y escritor,  constituye una de las más sólidas  personalidades del arte dominicano de nuestros días. Nacido en Puerto Plata, fue organista de iglesia a muy temprana edad.  Educado en su pueblo  natal por los profesores Rafael Arzeno  y Vicente Grisolía,  se trasladó  a la capital donde recibió  instrucción musical de los maestros  del Conservatorio Mary Siragusa  y Pedro Lerma. Solano dirigió a los 20 años la orquesta Angelita de la emisora La Voz Dominicana. Agotó luego temporadas musicales en Venezuela y Jamaica.

La obra de Solano es ingente y de grandes  contribuciones a la música y, en general,  a la cultura  popular dominicana. Es autor de merengues, mangulinas, temas de jazz, boleros. Escribió un laureado ensayo de crítica e historia musical: ‘Entre dos siglos: música y músicos del merengue’. Fue descubridor y mentor  de una numerosa hornada de cantantes, surgida a través de la televisora  Rahintel en su programa ‘La hora del moro’: Luchy Vicioso, Ivette Pereyra, Niní Cáffaro, Los Solmeños, Luis Newman, Fernando  Casado  y Julio César Defilló, entre  otros.

Solano  es autor de boleros emblemáticos,  de gran aliento melódico y poético, como ‘En la oscuridad’:

“Un atardecer, cuando no haya sol/ y que  el mar se ve ya sin su color / en la oscuridad, donde nadie va / que no se oiga ya ni tu respirar / voy a hacer que en un solo suspiro me entregues la vida / para adorarte y con fiebre en los labios saciarte de besos.  / Y ese atardecer, en la oscuridad, tú serás mía. / Un atardecer en el mes de abril / cuando  los capullos se quieren abrir / prenderé tu cuerpo con mi fuego ardiente / y aunque tus pupilas ya no puedan verme / como un sueño será cuando sientas que ya estás rendida. / Y ese atardecer, en la oscuridad, tú serás mía”.

El quehacer de Rafael Solano  incluye  títulos  notables: ‘Por amor’, ‘Aquel romance’, ‘Perdidamente enamorado’, ‘Quiero verte’, ‘Magia’, ‘Entonces me cansaré de ti’, ‘El sonido de tu voz’, ‘El diez de abril’

Grandes  artistas internacionales, como Plácido Domingo y Marco Antonio Muñiz, han grabado sus canciones.  Asimismo, su catálogo  musical aparece en los discos de los principales intérpretes  dominicanos: Lope Balaguer, Cecilia García (se destaca su primorosa versión del bolero ‘Aquel romance’, en el disco ‘Para toda la vida’), Niní Cáffaro, Fernando  Casado,  Horacio  Pichardo,  Los Solmeños, Francis Santana, Expedy Pou.

Los conceptos musicales de Rafael Solano se equiparan en excelencia a las ideas melódicas desarrolladas por Manuel Troncoso. Es célebre el vínculo amistoso entre estos dos grandes compositores, así como su fraternal y recíproca asistencia, durante años, en la gestación y en el desarrollo de sus particulares creaciones artísticas. Tanto más cuando parece inteligible, al mismo tiempo, que la atmósfera musical y las referencias de Troncoso y Solano devienen de suyo similares: algunos compositores dominicanos de los 50 (Bullumba, Vicioso, Zouain) y la gran música norteamericana (Porter, Gershwin, Berlin, Kern, Rogers, Carmichael), junto a reminiscencias menos visibles del ‘filin’ (Portillo, Méndez, Vicente Garrido, Ruiz Armengol, Marta Valdés) y del universo musical brasileño (Barroso, Jobim, Gilberto).

En muchas de las composiciones  de Solano,  anotación aparte, es destacable su locución intensamente pianística, así en el raciocinio armónico como en la sintaxis de la melodía. Este atributo, seguramente, pone a la vista sus percepciones y saberes acerca de los frutos de Chopin y Debussy.

De manera explícita considero que ambos, Rafael Solano y Manuel Troncoso, se sitúan en la cota más alta, acaso en la cima que le fue dable alcanzar al bolero dominicano durante la segunda mitad del siglo XX.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas