Soñadora, curiosa e inteligente como en “Al Sur de la Inocencia”

Para Sarah Jorge León, cada proyecto cinematográfico es una nueva travesía, un encuentro con personas de talento y creatividad, cuya motivación es el apoyo más enriquecedor que puede recibir. “Un árbol frondoso está sostenido por las raíces,&#82

Para Sarah Jorge León, cada proyecto cinematográfico es una nueva travesía, un encuentro con personas de talento y creatividad, cuya motivación es el apoyo más enriquecedor que puede recibir. “Un árbol frondoso está sostenido por las raíces, que no se ven, sin las cuales no podríamos percibir las cualidades de su follaje”, expresa la actriz. De ahí que la parte que podemos apreciar de una filmación tiene detrás a un equipo de producción, que si bien no está expuesto en la pantalla, es muy importante para lograr los objetivos propuestos. Y en esto, Sarah está muy clara, pero sobre todo agradecida de toda la gente que le ha brindado su apoyo, entrega y cariño en su transcurrir por el séptimo arte.

¿Cómo descubres tu pasión por el cine?
Llega a través de mi pasión por el teatro; el presenciar a un actor en escena, desde muy pequeña, era algo que me causaba gran curiosidad. También, las lecturas de cuentos junto a mi madre eran motivo de gran gozo para mí; en la imaginación todo era y sigue siendo posible. Fue a través de estas dos formas de expresión artística, la literatura y el teatro, que me enamoré de contar y encarnar historias. Y fue durante mi formación académica en actuación que surgió mi pasión por el cine. Porque creo, más que nada, que el cine es un modo de expresión artística que captura la esencia del ser humano de manera visceral. Es un género estético que respira, que tiene vida interior, no sólo al ser edificado, sino que permanece suspendido en el tiempo y cada vez que es visto, mueve, de alguna forma, la interioridad del espectador. Encuentro que estas características son muy poderosas. El buen cine genera en las personas cuestionamientos sobre su propia realidad, despierta empatía en el espectador. Nos acerca a nuestra condición humana.

¿Cuál es tu formación académica?
Me gradué en Psicología, mención Drama y Comunicaciones, en la Universidad de Manhattanville. Luego obtuve una Maestría en Bellas Artes (Masters of Fine Arts) en Actuación, del American Repertory Theatre, en la Universidad de Harvard. Este programa, a su vez, está unido con el conservatorio de actuación del teatro MXAT, fundado por Stanislavski, en Rusia (Moscú), donde realizamos una residencia de cuatro meses. De igual forma, continúo realizando con regularidad diversos cursos en preparación para audiciones, coaching para actores y técnicas actorales, que aseguren mantenerme actualizada en mi quehacer artístico y profesional.

¿Cómo se da la oportunidad de ingresar a este mundo?
Tuve un maestro de Tragedia Griega, el director Robert Woodruff, que marcó mi vida de manera muy significativa. Siempre decía: “it´s not about you, it´s about the work; make it about the work” (No es sobre ti, es sobre el trabajo, hazlo sobre el trabajo). Entonces, mirándolo desde ese lente, creo que la oportunidad de ingresar a este mundo artístico se encuentra en cada proyecto que hagas por más pequeño que parezca un papel. Que cada vez que actúes sea en servicio de la historia que estás ayudando a contar. Y si ves cada proyecto nuevo como una gran oportunidad, eventualmente, sin planearlo, estás viviendo lo que habías soñado, estás haciendo de eso que anhelabas, una realidad. Tal vez en un inicio sólo reconocida por ti, pero paso a paso, expandiéndose en el mundo y resonando con ecos jamás pensados.

Cuéntanos un poco acerca de tu papel en “Al Sur de la Inocencia”…
Vera es una muchacha muy valiente, soñadora, curiosa, inteligente, amante de los libros, con deseos de libertad y muy dispuesta a luchar por ella.

A tu entender, ¿dónde radica la fuerza de este personaje?
Está en su valentía. En que está dispuesta a ver sus sombras. Vera desea encontrarse a sí misma y hace lo necesario para lograrlo.

¿Cuál consideras es el aporte de esta experiencia en tu vida?
El privilegio de trabajar junto a profesionales que admiro. Los involucrados en el rodaje de Al Sur de la Inocencia, de la mano de su director, Héctor Valdez, comenzamos siendo un equipo de trabajo y terminamos siendo una familia. También, el poder disfrutar de la majestuosidad de nuestro país, sus playas, sus atardeceres, su gente (riquezas a las que no se le puede poner precio), fue un verdadero regalo.

¿Por qué los dominicanos deberían ir a ver esta película?
Fue hecha con gran compromiso y pasión. Más aún, es un proyecto que tiene como personaje central los cautivantes paisajes del Sur de nuestro país. El ver esta película permite a la audiencia viajar junto a Santiago, Andrés y Vera; descubrir nuestra isla, enamorarse de la idiosincrasia de nuestra gente. Presenciar una historia humana y conmovedora que esperamos despierte en el espectador deseos de viajar, tanto a su interior como a conocer el esplendor de nuestra tierra; que le permita a quien la vea, convertir esta experiencia en vivencia.

¿Cómo evalúas la escena cinematográfica nacional?
Me parece que el cine local está creciendo de manera acelerada, y cada vez más, tanto los realizadores como la audiencia exigen un producto de calidad. Entiendo que una industria en desarrollo no es perfecta y que toma práctica, preparación y experiencia verla evolucionar. No sólo hemos visto mayor diversidad de géneros en la pantalla grande local, sino propuestas cada vez más serias en cuanto a calidad de producción. Con maduración de los proyectos, dedicación, compromiso artístico e integridad profesional, nuestra industria tiene una capacidad de expansión extraordinaria. Y creo fielmente que existe de parte de muchos realizadores el deseo de hacer un buen producto.

¿Qué le hace falta al cine de la República Dominicana?
Diría que nos hace falta dedicarle mayor tiempo al fondo, a lo que sostiene. Comenzando por las historias, la dramaturgia, el guión… que es la base de cualquier proyecto cinematográfico. En ocasiones, siento que se le da poca importancia. Además creo que la asesoría de personas más experimentadas es siempre sano a la hora de preservar la calidad de un proyecto. Leer, educarse, rodearse de personas que saben… creo que es esencial en un proceso creativo.

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