Destinos en el suroeste que tienen una magia especial

Cada país cuenta con atributos que destacar, lo que hace que la gente de otras latitudes, nacionales o foráneas, se animen a trasladarse a determinados escenarios, culturales, históricos o naturales, para abrirse a un nuevo mundo de experiencias…

Cada país cuenta con atributos que destacar, lo que hace que la gente de otras latitudes, nacionales o foráneas, se animen a trasladarse a determinados escenarios, culturales, históricos o naturales, para abrirse a un nuevo mundo de experiencias y  conocimiento.

Proponerte tener vivencias diferentes y darte la oportunidad de “descubrir” rincones que encierran una magia especial, es algo que puedes hacer durante los próximos días de asueto. ¿Cuáles? ¿Dónde? Deja que fluya la aventura y anímate a recorrer tres puntos naturales del suroeste de República Dominicana.

Como esta media isla es mucho más que hermosas playas bordeadas de confortables complejos turísticos, bien puedes marcar en tu mapa conocer la Laguna Cabral o Rincón, el pueblo de Villa Jaragua y el Lago Enriquillo. Tres paradas en las que podrás conocer por ti mismo que Quisqueya, lo tiene todo.

Si tu punto de salida es desde Santo Domingo, la primera parada recomendada es la Laguna Cabral o Rincón, en el municipio Cabral, provincia Barahona. Allí, te encontrarás con Reyes Antonio Alcántara Urbáez, representante del Ministerio de Medio Ambiente y uno de los encargados de orientar a los visitantes sobre la laguna, la cual fue declarada por la Convención Ramsar  como Sitio Ramsar, por ser un  humedal único en términos ecológico, botánico, zoológico e hidrológico, pues en dicho territorio se resguardan aves migratorias de la región.

Lamentablemente, en la Laguna Cabral o Rincón hace poco se originó un fuego, de origen desconocido, que afectó a millares de aves endémicas y migratorias, incluyendo pichones, huevos, así como plantas de enea y otros árboles de esta reserva natural. Pero, esto no es un hecho aislado, en los últimos años el ecosistema de la laguna se ha visto afectado por otros incendios, de los que tampoco se sabe cómo, qué o quiénes fueron los responsables.

Según las autoridades, aún se encuentran investigando las razones del incendio que afectó el entorno de la laguna, la cual tiene 42 kilómetros cuadrados de belleza natural. Los lugareños esperan poder conservarla para incentivar al ecoturismo, que ha mermado en los últimos meses.

La segunda parada es Villa Jaragua, municipio de la provincia Bahoruco. Para llegar a este encantador pueblo, retomas la carretera como si fueras hacia Duvergé, pero antes de llegar allá te desvías por la carretera que te lleva a Neiba, para luego seguir disfrutando del paisaje que te ofrece la carretera Neiba-Jimaní.

Villa Jaragua, se destaca por su gente de trato amable y cálido, además de estar a las orillas del Lago Enriquillo, su principal atractivo natural, por la majestuosidad con que se impone a todo lo largo y ancho. Pero no todo es color de rosa en la zona, la inexplicable crecida del lago Enriquillo, que ha afectado el modus vivendi de los pobladores, ya que poco a poco ha ido tomando terreno que antes no le pertenecían.

Ya en Villa Jaragua, solo estarás a un paso del Parque Nacional Lago Enriquillo e Isla Cabritos, que a pesar de que en la última década ha duplicado su extensión, sigue siendo una experiencia increíble. Allí, por 100 pesos puedes entrar y tener contacto con las iguanas; y  si tienes suerte ver a un cocodrilo americano. Para ir a la Isla Cabritos, puedes alquilar un bote por 3,500 pesos. l

Otra vía

Esta ruta del lago a través de Cabral es interesante. Pero a la zona del importante acuífero también se puede llegar por la ruta Vicente Noble-Tamayo-Neiba. Por ahí se encuentra el balneario Las María, después de Galván. Es un circuito que se interconecta tanto por Cabral como por la ruta antes indicada. Si acaso se desea conocer el balneario de Las Barías, en La Descubierta o el de Cachón, sólo hay que dejarse llevar por la carretera hacia Jimaní.

Lugareño

Juan Díaz
Como muchos de los pobladores de Villa Jaragua, Juan Díaz ama su pueblo y desea que la situación no empeore, ya que la crecida del Lago Enriquillo les ha hecho cambiar su estilo de vida. “Hemos tenido muchas promesas, pero hasta el momento no hemos visto la ayuda de nadie. Es triste ver cómo nuestras cosechas se han perdido y cómo hemos tenido que ver morir nuestro ganado o venderlo por mucho menos de lo que vale”.

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