El calambre es la brusca contracción involuntaria o espasmo de un músculo o grupo de músculos que puede causar molestia y dolor por unos segundos, minutos o por varias horas; ocurre comúnmente en la pantorrilla y en los pies. Las causas de los calambres son amplias, y aún no han sido bien determinadas, por lo que a veces parecen envueltas en el misterio.
Los calambres se producen con más frecuencia durante o después del ejercicio, sobre todo por un ejercicio prolongado, debido a la fatiga muscular, en el que el músculo ha estado contraído por un largo tiempo y no ha tenido oportunidad de relajarse. Esto ocurre comúnmente en los nadadores.
Entre las causas de espasmo muscular se citan los movimientos bruscos, el frío, las alteraciones metabólicas, en que se acumula el ácido láctico en la sangre; en las afecciones del sistema nervioso central y de la columna vertebral y por problemas vasculares como en el caso de la “claudicación intermitente” de las extremidades inferiores, en que se produce un calambre doloroso en la pantorrilla (músculos gemelos), durante la marcha, debido al déficit de irrigación sanguínea ocasionado por la arterioesclerosis.
Recomendaciones: como en muchos de los casos se desconoce la causa y el mecanismo exacto del calambre, no hay un tratamiento específico. Lo ideal es determinar el origen para recomendar el tratamiento más apropiado. Pero, cuando se presenta el calambre, por lo general, se aconseja parar inmediatamente la actividad física para que los músculos se relajen. En caso de deshidratación debe administrarse líquidos y sales minerales. Como rutina, deben practicarse ejercicios de estiramiento muscular antes y al final de las sesiones de ejercicio físico.
El dolor por el calambre puede a veces ser muy severo debido a su intensidad y a la duración. Recuerdo que una madrugada, hace aproximadamente 40 años, atendí de urgencia en su domicilio a un señor que sufrió un síncope por el dolor de un calambre prolongado en una pierna.
