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Es un filme que rompe con reglas de oro –sobreentendidas- del arte: no mostrar violencia descarnada y nauseabunda contra personajes jóvenes y animales en contextos como si fueran sacados de un filme de terror o ciencia ficción; por supuesto, sabemos&#

Es un filme que rompe con reglas de oro –sobreentendidas- del arte: no mostrar violencia descarnada y nauseabunda contra personajes jóvenes y animales en contextos como si fueran sacados de un filme de terror o ciencia ficción; por supuesto, sabemos que nuestras sociedades son normadas por la casi total falta de valores y de renuncia a todo lo que sea concordia y fraternidad. Persigue el filme mostrar el cómo se ha hecho cotidiana esa violencia en ambientes familiares.

En ese sentido, parte de lo que es el círculo vicioso de la venganza. Y para mostrarnos su trama, se hace de una narrativa escogida a dedo por el director en una excepcional gestión que es ciertamente renovadora como cine: esa violencia chilla en tanto los personajes son taciturnos ante ella, como si se tratara de una segunda piel. Eso mismo lo hemos visto en filmes como los de Bela Tarr, pero aquí nos retrotrae a un universo que está viviendo México, otrora combativo: estado virreinal del Poder en manos del crimen más repulsivo que sociedad alguna latinoamericana sufre, usted no lo ve porque ya se hizo habitual, se refleja en que ya no hay marchas estudiantiles, no existe estorbo político de avanzada, nadie saca la cabeza por el pueblo porque se la vuelan, así-no-más…

Para provocar, se vale de ciertos artificios creativos: escenas de frente y dureza en lo que se ve. Eso tiene sus pro y contra, es un riesgo que corrió y el resultado es de no correspondencia entre lo que se ve y lo que debe sentir el espectador para moverlo a la reflexión, es el caso de la escena donde queman bajo tortura los genitales de un joven. Es duro, pero no más duro que verlo cantidad de veces repetidas en youtube, e igual ocurre con la muerte del perrito. Vemos más acciones de los personajes que muestran lo que ya sabemos y lo vemos como reiterativos, por lo que el filme ya al final va fallando en la construcción de una verdad que, aunque la confirmamos, no mueve nuestro ser interior. Visto ese riesgo, la dirección opta por usar todas las herramientas y maquillarnos una historia compleja pero presentada con signos y símbolos internos de las escenas a partir de respuestas calladas a interrogantes, asimismo se ensalza en elipsis encantadoras. l  HHHH  Dirección y Guión: Amat Escalante

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