Y sigue el carnaval

Como bien comentáramos en nuestra pasada entrega, en la Galería Nacional de Bellas Artes podemos disfrutar, entre otras cosas, de la muestra “Carnaval Caribeño”, integrada por piezas tanto del fotógrafo dominicano Mariano Hernández, como…

Como bien comentáramos en nuestra pasada entrega, en la Galería Nacional de Bellas Artes podemos disfrutar, entre otras cosas, de la muestra “Carnaval Caribeño”, integrada por piezas tanto del fotógrafo dominicano Mariano Hernández, como del cubano Mario Picayo.

Esta propuesta toma cuerpo gracias al interés de Pedro Ureña (Asesor Cultural de la Embajada dominicana en Cuba) y Yolanda Wood (Directora del Centro de Estudios del Caribe de Casa de las Américas). A todo esto se suma que Mariano y Mario son de los pocos fotógrafos con el mayor archivo de imágenes de carnavales en el Caribe, con más de una decena de islas en su repertorio aparte del Mardi Gras de Nuevo Orleans y algunos carnavales europeos.

 Ante nuestro interés por descubrir cómo Mario Picayo logra aprovechar los distintos espacios por los que transita para crear una historia de color por medio de la fotografía, el artista nos comenta que si bien “el fotógrafo observa y durante esa observación destila, edita lo que le impacta, lo que su ojo-mente considera importante y lo que mejor transmite es la esencia de ese momento del que es testigo. Esa “historia de color” pasa a ser el modo personal de “escribir” con la cámara y darle permanencia a algo efímero e irrepetible.

En el caso de Mariano Hernández, sabemos que desde muy temprana edad mostró inclinación por el arte, con estudios en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en otras importantes instituciones, siendo miembro fundador de Jueves 68” y FOTOGRUPO. Por buen tiempo mientras trabajaba en Listín Diario viajó con frecuencia a cubrir los desfiles de moda en París. Entonces, luego de haber fotografiado paisajes, nos preguntábamos ¿cómo es que finalmente Mariano Hernández se inclina más por las imágenes de Carnaval?
 Sin embargo, nos comenta Mariano que el carnaval no fue después, sino que siempre coexistió con las demás actividades que realizaba, y cuando le correspondió revisar los archivos de negativos y slides de las fotografías que había realizado para seleccionar las que se incluirían en el libro Carnaval Popular Dominicano (2007), pudo constatar que sus primeras fotografías del carnaval datan de 1983 coincidiendo con  la reactivación del desfile nacional de carnaval en el malecón. Continuará.

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