A pocas semanas para que el Senado de la República rinda el informe final que aprobaría o rechazaría la explotación minera en Loma Miranda, el presidente de Falcondo, David Soares, confía en que el Estado fallará a favor de la multinacional.En ese sentido, afirmó que ha habido mucha desinformación con respecto al proyecto minero, por lo que durante estos meses han estado compartiendo sus datos con la comisión senatorial que estudia el proyecto de ley que declara a Loma Miranda Parque Nacional, y las instituciones, que como Medio Ambiente, tienen la responsabilidad de otorgar el permiso ambiental.
El ejecutivo se mostró esperanzado en que el próximo año podrán reiniciar sus operaciones, debido a la tendencia alcista del níquel en el mercado internacional, con precios que rondan los US$10 la libra y cuyas ganancias les permitirían construir una planta para obtener energía a bajo costo.
Otro factor fundamental para volver a encender sus maquinarias y quizás el más importante, es que el Estado de luz verde a la extracción de níquel en Loma Miranda, lo que según afirma, les permitirá recuperar sus inversiones y revertir las pérdidas que el año pasado sobrepasaron los US$70 millones.
Nuevos estudios
Asimismo, Soares reveló que están en proceso de incorporar los estudios de impacto ambiental complementarios que requirieron los representantes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para avalar la factibilidad del proyecto, como son el balance hídrico y el servicio ecosistémico.
Según afirmó uno de los técnicos de Falcondo, dicho estudio estaría listo en agosto o septiembre de este año y su costo ronda el millón de dólares.
Recorrido
La empresa, que ha desatado una ofensiva comunicacional para mostrar las bondades del proyecto minero, organizó un recorrido por sus instalaciones para miembros de la prensa, donde presentaron las acciones de remediación ambiental que han desarrollado en las lomas Ortega, Peguera y Taína.
Allí, llevan a cabo un proceso de reforestación con especies de rápido crecimiento como la casuarina, para posteriormente plantar especies nativas de la zona.
Afirman que en el caso de Loma Miranda, sólo se explotarían 4.6 de los 13.7 kilómetros cuadrados de la propiedad, que es donde se encuentra la roca peridoctita, de donde se obtiene el mineral que sirve para la fabricación de acero inoxidable.
Dijeron que la reforestación de cada área intervenida se haría paralelamente al inicio de las actividades extractivas.
Negaron que en la zona habite un gran número de especies endémicas y en peligro de extinción y que allí se produzcan las aguas que alimentan la presa de Rincón, como han afirmado los grupos que rechazan su explotación.
