España, una y grande

España más que un país es un complejo proceso con muchas luces y algunas sombras. Dentro de esa complejidad llamada España siempre ha existido una realidad, la de las dos España. Goya tradujo esa permanente bipolaridad del español en una obra,&#8230

España más que un país es un complejo proceso con muchas luces y algunas sombras. Dentro de esa complejidad llamada España siempre ha existido una realidad, la de las dos España. Goya tradujo esa permanente bipolaridad del español en una obra, Duelo a Garrotazos, que realizó para la decoración de su casa, la llamada Quinta del Sordo. Son las dos Españas tratando de despedazarse. Hoy, la justificación para seguir desangrándose es si seguir con monarquía o con una república.

La realidad es que la tradición española es la de la monarquía, y la república ha sido sólo episodios traumáticos. Que los mejores momentos de España han sido con los Reyes Católicos y con la llamada Transición conducida por la monarquía parlamentaria. Fuera de eso todo es garrotazos.

También España ha vivido momentos de verdadera desgracia, como la reciente historia de un presidente Zapatero, mezquino y sectario, que nunca entendió los procesos históricos, entrampado como estaba en la guerra que perdieron sus abuelos, y lo que es todavía peor llevando a España y al principal partido de la oposición a volver sobre los mismos garrotazos. Un presidente de gobierno arrastrando un oportunismo político barato que quiso deshonrar las instituciones colocando en su más altos puestos a personajes sin formación alguna que, al igual como hicieron con un director socialista en la Guardia Civil, quedaron ellos más deshonrados que a quienes querían deshonrar.

Mario Vargas Llosa, que a veces tiene razón, dijo “…el Rey ha recibido múltiples manifestaciones de cariño en todas sus presentaciones públicas y muy pocos ataques y diatribas. Yo estoy seguro que, a medida que discurra el tiempo, el balance de los historiadores irá haciendo crecer su figura de estadista y terminará por reconocerse que los 39 años de su reinado habrán sido, en gran parte gracias a él, los más libres, democráticos y prósperos de la larga historia de España”. Y es así, en el fondo y en la superficie la gran mayoría de españoles ve con buenos ojos al abdicante Rey y con mejores ojos a Felipe VI, un rey nuevo para nuevos tiempos.

La coronación de Felipe VI, con toda las de la Ley, es una muestra más de la grandeza de España. Los tres o cuatros que han querido deslucir la preferencia de los españoles por sus tradiciones no han hecho más que sacar a relucir el garrote que siempre llevan en sus capas de odios.

Felipe VI será rey de “…una democracia moderna y respetada, un país libre, solvente y culto, que figura entre los más avanzados del mundo…”, citando de nuevo a Vargas Llosa. El nuevo rey es lo que hoy es España.

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