García Cordero

A bordar la producción visual de García Cordero nos ha resultado siempre harto complejo, tal vez por el hecho de que nos hemos acostumbrado a representaciones más paradisíacas que esperpénticas.

A bordar la producción visual de García Cordero nos ha resultado siempre harto complejo, tal vez por el hecho de que nos hemos acostumbrado a representaciones más paradisíacas que esperpénticas. Pero aprovechando su más reciente muestra en Casa de Teatro, bajo el título “Concierto único”, procuraremos sumergirnos entre algunas de las imágenes que integran la exposición. Claro que antes de intentar entrar en consideraciones sobre las piezas, merece la pena destacar que Casa de Teatro, además de ser un área que ha sabido acoger a los grandes maestros del arte nacional, pasa a ser un espacio trascendental en el devenir histórico de García Cordero, pues son sus muros los que acogen la primera muestra individual del artista antes de su retiro voluntario a Europa.

En las piezas, se percibe una serie de contrastes, los cuales afloran a partir de las tonalidades oscuras, pues García Cordero se las ingenia para transmitir ciertas emociones. Tal vez compartan, como él mismo dice, “sueños, alegrías, emociones, tragedias y luto”, o quizá sea un mirarse de frente: “orgullosos, aptos al más gran número de movimientos posibles”.

Ver las obras en secuencia, supone estar en un laberinto en el que la secuencia parece cada vez más misteriosa. De hecho, el propio García Cordero, reconoce que se trata de un entramado de piezas cuyo fin tiene en ocasiones un carácter alegórico en lo que tiene que ver con la comedia trágica, pero también en el contexto histórico, enfatizando en la ironía fundadora, según él “porque tenemos que mantener el humor aunque sea negro y crítico, pero despierto”.

El conjunto de las piezas revela además una suerte de sentimientos que van más allá de las imágenes en el cuadro. Y es que la misma, tal vez no hubiese tenido el mismo efecto si Freddy Ginebra no hubiese confiado en el talento de un joven que 40 años atrás empezaba a dar pasos agigantados en el arte y la constancia de un exitoso galerista como Lyle O. Reitzel. No dejen de ver esta muestra, la cual estará abierta al público hasta el 30 de agosto.

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