Apertura del año escolar

“Ya empezó su trabajo la Escuela y es preciso elevarse a lo azul… E n agosto de cada año, nuestro país se prepara a iniciar el año escolar. Es un tiempo en que todo gira alrededor a este acontecimiento; así vemos como las actividades…

“Ya empezó su trabajo la Escuela y es preciso elevarse a lo azul…

E n agosto de cada año, nuestro país se prepara a iniciar el año escolar. Es un tiempo en que todo gira alrededor a este acontecimiento; así vemos como las actividades comerciales se enfocan a la promoción y venta de las mercancías que se relacionan con este evento: desde útiles escolares, hasta calzados, uniformes y mochilas. Las familias hacen sus “amarres económicos” y se preparan a adquirir lo indispensable, a fin de que sus hijos/as puedan incorporarse a los estudios equipados debidamente.

En la actualidad, el comienzo de cada año escolar no debe considerarse como una acción aislada en la que los estudiantes simplemente llegan a la escuela un día cualquiera de la primera semana de clases. Hay que concebirlo y planificarlo como un espacio  que permite la integración y ambientación de todos los miembros de la comunidad educativa al nuevo año que comienza.

La apertura o inicio de las clases debe ser parte fundamental del Programa Anual del Centro Educativo y tanto la dirección, así como el personal docente, orientadores, psicólogos y administrativos prepararán de antemano sus programas de intervención a desarrollar en el transcurso del periodo de ambientación.

De ahí la necesidad de que los estudiantes asistan desde el primer día pues este contacto inicial es primordial para la formación de una idea favorable hacia la escuela y una actitud   positiva para los estudios.

Los padres/madres deben enviar a sus hijos/as en este periodo de apertura, pues aunque por lo general no se imparte docencia formalmente, las dimensiones humanas que se intervienen son tan necesarias como las clases regulares. Es la preparación psicológica de todos/as para lo que vendrá más adelante y cómo se enfocará. Es un espacio que debe ser cubierto y trabajado; y sin temor a equivocarme diría, que forma parte de la zapata de un buen rendimiento escolar, porque desde el comienzo, estudiantes, profesores y padres, se empoderan de los respectivos roles que han de jugar durante todo el periodo lectivo.

La incorporación de los padres y madres es necesaria, ya que, el entusiasmo y nivel de compromiso que demuestren se constituyen en motivos que incentiven en el estudiante el deseo de incorporarse y asumir sus deberes como una experiencia positiva, una “aventura humana”, como lo define Enmanuel Kant. De la impresión o imagen que todos se formen de esta experiencia dependerá en gran medida el éxito o fracaso del resto del año escolar. Este punto de partida es el inicio del camino que juntos han de recorrer en el discurrir de esta convivencia educativa: docentes, estudiantes, familias.

El “estreno” en cada período escolar debe ser una construcción colectiva de valores y actitudes, en el que intervienen la familia, la escuela, juntas de vecinos, las autoridades del municipio y los comunitarios.

Dentro de ese marco de integración de esfuerzos, compartidos y solidarios, debemos concebir el primer día en las escuelas: como un hermoso y motivador momento que estimula la renovación de un compromiso único y necesario para un país que como el nuestro, requiere de estudiantes, padres, madres, maestros, orientadores, responsables, comprometidos, dedicados y conocedores de sus obligaciones como formadores de los hombres y mujeres que serán los ciudadanos de nuestro país.

Hay que empezar de inmediato, desde que se inicia el año escolar para que esa ciudadanía activa, nueva  construya democráticamente una más justa y digna República Dominicana.

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