Entre tormentas, temblores y sustos

El fin de semana anterior, el país estuvo asustado por la anunciada llegada de la tormenta tropical Bertha, la cual pasó tangencialmente por la provincia La Altagracia, con vientos disminuidos a 75 kilómetros por hora, y con muy escasas lluvias…

El fin de semana anterior, el país estuvo asustado por la anunciada llegada de la tormenta tropical Bertha, la cual pasó tangencialmente por la provincia La Altagracia, con vientos disminuidos a 75 kilómetros por hora, y con muy escasas lluvias que dejaron a la gente sedienta en medio de una espantosa sequía de 9 meses, la que casi ha secado nuestros principales embalses que abastecen a los principales acueductos, al extremo que hoy esos embalses están en niveles críticos y amenazan con dejarnos sin agua y ponernos en largas filas para mendigar un poco de agua, lo que asusta mucho al gobierno, pues si ese escenario se presentare, el gobierno no tendría respuestas frente a las ácidas protestas populares reclamando agua.

La situación de los embalses es tan crítica que la importantísima presa de Valdesia, la cual suple 6 metros cúbicos de agua por segundo para el acueducto de Santo Domingo, 12 metros cúbicos de agua por segundo para el canal Marcos A. Cabral y 8 metros cúbicos de agua por segundo para el canal Nizao-Najayo, se encuentra en un nivel tan bajo que asusta a las autoridades, pues desde hace varios días está en la cota 135msnm, y bajando, lo que imposibilita suplir simultáneamente al acueducto de Santo Domingo y a los canales de riego de la zona San Cristóbal-Baní, obligando al racionamiento del agua derivada para los canales, y al racionamiento del agua para Santo Domingo, todo lo cual crea inconformidad, y asusta.

Igual situación se presenta en las presas de Tavera y Bao, las cuales están unidas, y diariamente deben suplir 125 millones de galones de agua para el acueducto de Santiago y 25 millones de galones de agua para el acueducto de Moca, pero al estar en la cota 315msnm, y bajando, están imposibilitadas de suplir los caudales comprometidos, y eso obliga al racionamiento del agua en ambas ciudades del Cibao Central, al igual que al racionamiento del agua para el canal Ulises Francisco Espaillat que irriga las tierras del valle del Cibao Occidental, y asusta.

Pero mientras la gente y el gobierno, asustados por la sequía, anhelaban que la tormenta Bertha trajera mucha agua para subir los niveles de los embalses, y salir del susto de la mayor crisis de agua que hemos tenido en la última década, lo que nos llegó este fin de semana fue un inesperado temblor de tierra, con epicentro cercano al aeropuerto internacional de Santiago, el cual asustó a todo el Cibao Central y puso a correr a mucha gente de Licey, Moca, Tamboril, Santiago, La Vega, Salcedo, y vecindades, pues aunque la magnitud fue de apenas 4.5, su ubicación en una zona de suelos arcillosos flexibles, hizo que el efecto se amplificara y estremeciera.

Y la prensa, al igual que la gente, siempre nos hace una pregunta importante: ¿Estamos preparados para enfrentar exitosamente un fuerte huracán y un fuerte terremoto?, y aunque la respuesta de todos los gobiernos siempre es positiva, la respuesta real es negativa, y para convencernos de ello sólo pensemos en la posibilidad de que Bertha hubiese pasado por el centro del país con categoría de huracán y que detrás del huracán hubiésemos tenido este temblor, pero en lugar de magnitud 4.5, hubiese sido de magnitud 7.5.

Imagínense que en medio del caos dejado por un fuerte huracán, nos llegue un tremendo terremoto. Y no digamos que eso no es posible, porque acabamos de vivirlo, sólo que en menor escala, por lo que urgentemente debemos prepararnos para enfrentar adecuadamente fuertes huracanes y devastadores terremotos.l

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