La magia de Shakespeare aún vive

Si bien es cierto que en estos tiempos se habla mucho de que la cultura va en capa caída, no lo es mucho menos que un sinnúmero de personas trabajan a favor de ella, en miras a “salvar” y dar de beber un poco a los sedientos de ésta. En nuestro&#82

Si bien es cierto que en estos tiempos se habla mucho de que la cultura va en capa caída, no lo es mucho menos que un sinnúmero de personas trabajan a favor de ella, en miras a “salvar” y dar de beber un poco a los sedientos de ésta. En nuestro país, son muchos los actores que han intervenido durante años para su promoción, y en esta oportunidad, la Embajada Dominicana en Londres, el ministerio de Cultura y el internacionalmente aplaudido, Shakespeare Goble, unieron esfuerzos para ofrecer a los dominicanos, en una función gratuita, lo que pocos, por no decir la gran mayoría, han tenido la oportunidad de disfrutar en un escenario, sobre todo local.

Nos referimos al montaje escénico “Hamlet”, joya universal de la literatura escrita por el genio William Shakespeare, dirigido por el director artístico de esta importante compañía, Dominic Dromgoogle. Una aventura teatral sin precedentes en República Dominicana que persigue el objetivo de internacionalizar la obra de su autor, llevándola por todo el mundo, fiel a su espíritu original.

Fundado por el actor estadounidense Sam Wanamaker, el Globe Theatre es un complejo internacional dedicado a la exploración del trabajo de Shakespeare,  a través de la representación y la educación.

Clara, ligera y ágil. Así podríamos definir esta propuesta, una versión totalmente fresca  de la icónica tragedia clásica de Shakespeare, que se enfoca en el humor negro y creatividad de su autor. Un insuperable elenco de doce actores, cargados de una fuerza escénica indescriptible por su gran desenvolvimiento, capacidad de intercambiar roles en instantes y por su histrionismo, fueron los encargados de transportar a todos los dominicanos a un mundo de plena fantasía, a través de doce escenas, en un tiempo de dos horas y cuarenta minutos.

Dramatizada totalmente en inglés, idioma original del dramaturgo, esto no fue un obstáculo para que el público se mantuviera casi hipnotizado ante lo que sus ojos presenciaban. No obstante, la producción del espectáculo colocó una pantalla donde traducía en breves textos lo que sucedía en las tablas.

La banda sonora de “Hamlet” también fue un gran atractivo. El mismo elenco tenía en sus manos la responsabilidad de la misma, quienes a través de ella transportaron a todos los presentes a cada uno de los momentos que el libreto detalla.  Por igual la escenografía, fiel muestra de que su importancia es vital en un montaje, más no lo principal. Su sencillez y dinamismo cautivó desde un principio, pues estaba a la vista de todos, incluso, desde antes que iniciara la función, a modo de: “Esto es lo que somos, tan simple como esto, prepárense”.

La presentación en el país cumple una vez más el sueño de Shakespeare, pues el espíritu de las giras y de comunicar historias siempre ha sido su trabajo. Y es que en 1608, solo cinco años después de ser escrita, “Hamlet” se presentó en un bote  (El Dragón Rojo) cerca de la costa de Yemen. Sólo diez años después inició una gira por todo el Norte de Europa. Y hoy, a más de cinco siglos tuvimos la dicha de disfrutar de su montaje como Dios manda.

La gira, que finaliza este 2015, ya ha viajado por más de 30 países, como Estados Unidos, Finlandia, Estonia, Kosovo, Serbia, Islandia y Bahamas, entre otros. Sea en tren, auto, avión o barco, el Globe Theatre pretende seguir llevando esta maravillosa e icónica obra a tanto oídos nuevos como puedan. Esperamos que así sea. Shakespeare y la vida se lo agradecerán.

Situación en el Teatro Nacional. Ante el incidente ocurrido el pasado fin de semana en la sala Carlos Piantini, durante la presentación del Ballet Nacional de Praga, se pudo notar que las filtraciones, a pesar de la tormenta eléctrica ocurrida la tarde del sábado, no hicieron de las suyas. El espectáculo transcurrió con normalidad, incluso cuando la producción ocupaba gran parte de la zona problemática, el proscenio. Queda claro que el espíritu de Shakespeare y la buena voluntad de la producción fueron claves para que todo fluyera sin contratiempos.

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