En procura de ampliar su propuesta turística, empresarios y entidades del sector en la República Dominicana buscan potencializar los atributos con que cuenta esta media isla, por lo que no es de extrañar, que además de acondicionar y promocionar las principales cadenas hoteleras del “todo incluido”, donde el sol y las impresionantes playas son los protagonistas, también le ofrezcan al turista, nacional e internacional, la oportunidad de conocer otra “faceta” de ocio.
Y es aquí cuando las alternativas surgen, dirigiéndose, especialmente, al turismo ecológico, que según expertos en el tema, puede ser la clave para atraer a los 10 millones de visitantes que espera lograr esta gestión.
El ecoturismo, también conocido como turismo naturalista, es una opción para aquellos que buscan salir de la rutina y entrar en contacto con la naturaleza.
Según datos de la Organización Mundial de Turismo, OMT, esta rama del turismo mantiene un ritmo de crecimiento de un 15% anual desde la década del 90. Esto no solo beneficia a los turistas, también es un generador de empleos en las zonas rurales y le da al país un “extra” para captar turistas nacionales e internacionales.
En la República Dominicana, el auge de esta tendencia ha hecho que surjan varias empresas que, junto con el apoyo del Ministerio de Turismo, con la inserción del Departamento de Ecoturismo y Medio Ambiente, han procurado que este tipo de turismo sea un complemento, a través de las rutas ecológicas.
Eliseo Mancebo, asistente del departamento de Ecoturismo del Ministerio de Medio Ambiente, explica que, anteriormente, esa entidad realizaba en Santo Domingo rutas ecológicas, como una manera de que los dominicanos se interesaran por descubrir los atractivos naturales dentro de la ciudad y conocieran la historia de los destinos que visitaban para incrementar sus conocimientos. En la actualidad, con los nuevos directivos del ministerio esas rutas han pasado a manos privadas por los altos costos que representaban para la institución.
John Reed es una de las personas que ahora tiene en sus manos el manejo de esas ecorrutas, a través de Mi Tierra Verde. Una de ellas es la Eco Ruta Ecológica del Oeste, que abarca impresionantes reservas naturales, las que representan una oportunidad para estar en contacto con la naturaleza y rememorar parte de la historia que dejaron nuestros antepasados.
Descubriendo la capital
La Eco Ruta del Oeste hace su primera parada en el Palacio de Engombe, una estructura colonial del siglo XVI y que constituye la reserva histórica más importante de esta comunidad, debido al conjunto de edificaciones que posee, formada por cuatro estructuras básicas, que son: la Casona o Palacio, la Iglesia, el Galpón o Almacén y el Trapiche. Engombe forma parte de la ruta de los ingenios azucareros de la época colonial. La misma está dirigida a personas de todas la edades, y principalmente a aquellas que estén en disposición de explorar y conocer parte de la zona oeste del país.
Reed dice que el objetivo de esta ruta es que el participante conozca la importancia histórica y ecológica de la zona. “Pretendemos ofrecer al participante conocimientos esenciales para la conservación de zonas consideradas pulmones del país”, dice.
La segunda parada de esta ruta es en el Parque Ecológico de Nigua, declarado área protegida mediante el decreto 571-09 para aprovechar el potencial recreativo y ecoturístico de la Playa Los Charcos, con casi siete kilómetros de longitud, así como la biodiversidad y el conjunto de valores naturales asociados y representados por el río Nigua; los humedales, manglares, lagunas, aves acuáticas, vegetación ribereña y sus recursos culturales asociados, como las ruinas de los ingenios coloniales de Boca de Nigua y la Casa de Trujillo.
La tercera parada es en el Ingenio Boca de Nigua, localizado en el Distrito Municipal de San Gregorio de Nigua, correspondiente a la provincia San Cristóbal. Es una obra monumental del siglo XVI, enmarcada en la época colonial. En este ingenio han acontecido hechos de importancia singular que enriquecen nuestra historiografía, ejemplo de ellos es la rebelión de los negros esclavos en el año 1796, con la finalidad de eliminar a los amos.
También del lado oriental
La parte Este del Gran Santo Domingo también tiene mucho que ofrecer a los amantes de la naturaleza. Reed comenta que de ese lado de la ciudad la ruta conduce al monumento natural Los Tres Ojos, una zona ajardinada donde se localizan varias cavernas. En el fondo de las cuevas se encuentran algunos lagos. Cada lago tiene un nombre, comenzando por el de “Aguas Azufradas”, con más de 20 metros de profundidad; seguido del famoso lago conocido como “La Nevera”, y un poco más adelante se encuentra el lago de “Las Damas”, de donde se atraviesa en un bote hasta el lago final llamado “Los Zaragullones”.
El refugio de vida silvestre Los Tres Ojos es un ecosistema que alberga una vegetación tropical, propia de los bosques húmedos, adaptada al medio cavernario.
La ruta que conduce a Santo Domingo Este también incluye una visita guiada al Faro a Colón, un monumento y museo dominicano construido en honor a Cristóbal Colón, considerado descubridor del Nuevo Mundo. Con más de 70 metros de altura, su edificación en mármol, con cerámica italiana, lámparas en bronce y la sorprendente e inusual vista que se aprecia en los componentes de su estructura física, principalmente en el mausoleo que contiene los restos mortales del descubridor, hace del recorrido una experiencia única y memorable para los visitantes.
Otro componente del Faro a Colón, digno de admirar, es el Gran Cañón, el cual invita a descubrir y sumergirse en el mundo del conocimiento universal, gracias a que en él se aprecian piezas de colección de todas las épocas y que tienen origen en una gran diversidad de naciones de todos los continentes.
Todos estos lugares están bien cerca de la Capital y tienen la particularidad de incluir naturaleza, cultura y ciencia.
