El traslado del magistrado Ciprián

En una época en que no podía comprar libros coleccionaba artículos de periódicos y revistas. En mi breve hemeroteca tengo algunos que tienen más de veinte años. Entre estos aún recuerdo uno, de un autor para mí entonces desconocido,…

En una época en que no podía comprar libros coleccionaba artículos de periódicos y revistas. En mi breve hemeroteca tengo algunos que tienen más de veinte años.

Entre estos aún recuerdo uno, de un autor para mí entonces desconocido, que decía –más o menos- que “la política era algo demasiado seria para dejarla solamente a los políticos“, también que en la vida “más valen quintaesencias que fárragos“.

Esas dos frases me impactaron y me dejaron pensando por algunos días, motivando que guardara la columna periodística llamada “Quintaesencia”.

Del autor de la misma, Rafael Ciprián, supe luego que era abogado. Incluso me llegaron a las manos dos opúsculos sobre el Estado y el Derecho como instrumento político que este había escrito.

Después, mientras estudiaba en la universidad, coordiné administrativamente un Diplomado en Derecho Notarial donde el Dr. Ciprián, ya juez de merecida fama, conocedor de la norma y rectitud en su ejercicio, era uno de los exponentes. Siempre llegaba con su familia, esposa e hijos, allí pude darme cuenta de su decencia y buenas maneras.

En su labor jurisdiccional quizás exista consenso en relación a que ha sido buen juez. De igual forma, ha hecho aportes a la doctrina en materia inmobiliaria, su “Tratado de Derecho Inmobiliario” en dos volúmenes, es completo, lógico y de coherente exposición. 

Recordamos también sus pugnas con el entonces Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Jorge Subero Isa, sobre temas relacionados a la justicia y al futuro Tribunal Constitucional, pocos jueces tienen ese valor.

Pienso que el magistrado Ciprián debió pertenecer a las “Altas Cortes”, no solo por su reconocida capacidad y rectitud, sino también por sus vinculaciones con el partido de gobierno, lo cual no es malo per sé, además parece no haber afectado su independencia como juzgador.

El magistrado Ciprián laboraba en la Jurisdicción Inmobiliaria donde fungía como Primer Sustituto del Presidente. Luego sin su consentimiento lo trasladaron, en cierta forma degradándolo, como un “simple miembro de Corte”.

Más adelante, fuera de la Jurisdicción Inmobiliaria, se desempeñaba como Juez de la Segunda Sala del Tribunal Superior Administrativo, donde por las inclinaciones hacia el derecho constitucional que manifiesta, tiene incluso un libro en el que recoge sus artículos sobre la materia, debía ya sentirse adaptado a estas funciones.

Sin embargo, sin él solicitarlo y de forma sorpresiva, el Consejo del Poder Judicial lo traslada otra vez y con efectividad al 16 de septiembre del presente mes, a la presidencia de la Sala Liquidadora del Tribunal Superior Administrativo, donde resolverá procesos viejos (le recomiendo mascarilla).

Sobre este traslado, y otros producidos en esa Jurisdicción, se realizan múltiples conjeturas de parte de actores de la sociedad civil que ven con preocupación estas actitudes del Consejo del Poder Judicial, entendiendo que afectan la imparcialidad, independencia y seguridad jurídica de los jueces.

Nadie se atreverá a fallar ningún proceso, sin importar conciencia o pruebas, que entienda pueda afectar el poder político, y eso es peligroso. No habrá equilibrio, solo instrumentalización de la Justicia.

Estos traslados desconocen la Constitución de la República, la ley de Carrera Judicial, así como el Reglamento de Carrera Judicial, entre otras disposiciones. Ojalá el Consejo del Poder Judicial rectifique para bien de la afectada imagen de la Justicia.

Por otro lado, imagino a los demás jueces diciendo: “si eso fue al magistrado Ciprián, que no me harían a mi…. “.
Con jueces inseguros: “a Dios que reparta suerte”. l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas