¡Gran Dador!

Nuestro Dios es un gran dador, nos regala medidas desbordadas en tres direcciones: para satisfacer nuestra necesidad, para nuestros deleites y para cubrir necesidades de otros. Cada dar es un simultáneo recibir del Padre, una bienaventuranza… y…

¡Gran dador!

Muchas veces olvidamos que somos misioneros peregrinos en esta tierra, que estamos en deuda con el dador de los talentos, quien ha permitido que hagamos lo que hacemos y seamos lo que hoy somos.Servir y bendecir a otros, es la verdadera…

¡Gran dador!

Nuestro Dios es un gran dador, nos regala medidas desbordadas en tres direcciones: para satisfacer nuestra necesidad, para nuestros deleites y  para cubrir necesidades de otros. Cada dar es un simultáneo recibir del Padre, una bienaventuranza……

¡Gran dador!

Nuestro Dios es  un gran dador, nos regala medidas desbordadas en tres direcciones: para satisfacer nuestra necesidad, para nuestros deleites y  para cubrir necesidades de otros. Cada dar es un simultáneo recibir del Padre, una bienaventuranza…&#8230

¡Gran dador!

Nuestro dios es un gran dador, nos regala medidas desbordadas en tres direcciones: para satisfacer nuestra necesidad, para nuestros deleites y para cubrir necesidades de otros. Cada dar es un simultáneo recibir del Padre, una bienaventuranza… y…

Nuestro Dios es un gran dador, nos regala medidas desbordadas en tres direcciones: para satisfacer nuestra necesidad, para nuestros deleites y para cubrir necesidades de otros. Cada dar es un simultáneo recibir del Padre, una bienaventuranza… y en la medida que recibimos de Él debemos dar, sin mezquindades. La abundancia se recibe sin restricciones de la mano de Dios tanto como la sobreabundancia. Tu trabajo, disciplina, etc., pueden suplirte recursos, pero sólo Dios da el poder para hacer las riquezas, administrarlas sabiamente e impedir que se escurran como la arena del reloj.

Si recibir es la gran hazaña para un corazón temeroso y hambriento de Dios, dar es la gran encomienda. Tu mano es tu tesoro, tu medida a la conexión con el auspiciador universal. 

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Muchas veces olvidamos que somos misioneros peregrinos en esta tierra, que estamos en deuda con el dador de los talentos, quien ha permitido que hagamos lo que hacemos y seamos lo que hoy somos.

Servir y bendecir a otros, es la verdadera razón de tenerlos; la Biblia nos enseña que “Dios dio dones a los hombres”, no para sí mismos, sino para el servicio de los demás. Todo talento abre puertas, pero por alto que lleguemos, no se trata de atraer más gente hacia ti, sino de acercarte más a la gente, para darte mejor. No erremos el blanco, servir con sabiduría y bondad es la única forma, de lo contrario escucharemos el dicho: “tu carácter te puede sacar de donde tu talento te puede llevar”…

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Nuestro Dios es un gran dador, nos regala medidas desbordadas en tres direcciones: para satisfacer nuestra necesidad, para nuestros deleites y  para cubrir necesidades de otros. Cada dar es un simultáneo recibir del Padre, una bienaventuranza… y en la medida que recibimos de Él debemos dar, sin mezquindades. La abundancia se recibe sin restricciones de la mano de Dios, tanto como la sobreabundancia. Tu trabajo, disciplina, etc., pueden suplirte recursos, pero sólo Dios da el poder para hacer las riquezas, administrarlas sabiamente e impedir que se escurran como la arena del reloj.

Si recibir es la gran hazaña para un corazón temeroso y hambriento de Dios, dar es la gran encomienda. Tu mano es tu tesoro, tu medida a la conexión con el auspiciador universal.

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Nuestro Dios es  un gran dador, nos regala medidas desbordadas en tres direcciones: para satisfacer nuestra necesidad, para nuestros deleites y  para cubrir necesidades de otros. Cada dar es un simultáneo recibir del Padre, una bienaventuranza… y en la medida que recibimos de Él debemos dar, sin mezquindades. La abundancia se recibe sin restricciones de la mano de Dios tanto como la sobreabundancia. Tu trabajo, disciplina, etc., pueden suplirte recursos, pero sólo Dios da el poder para hacer las riquezas, administrarlas sabiamente e impedir que se escurran como la arena del reloj. Si recibir es la gran hazaña para un corazón temeroso y hambriento de Dios, dar es la gran encomienda. Tu mano es tu tesoro, tu medida a la  conexión con el auspiciador universal.

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Nuestro dios es un gran dador, nos regala medidas desbordadas en tres direcciones: para satisfacer nuestra necesidad, para nuestros deleites y para cubrir necesidades de otros. Cada dar es un simultáneo recibir del Padre, una bienaventuranza… y en la medida que recibimos de Él debemos dar, sin mezquindades.

La abundancia se recibe sin restricciones de la mano de Dios tanto como la sobreabundancia. Tu trabajo, disciplina, etc., pueden suplirte recursos, pero sólo Dios da el poder para hacer las riquezas, administrarlas sabiamente e impedir que se escurran como la arena del reloj.

Si recibir es la gran hazaña para un corazón temeroso y hambriento de Dios, dar es la gran encomienda. Tu mano es tu tesoro, tu medida a la conexión con el auspiciador universal.

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