“El legado que pienso dejar a mis hijos son los valores que me inculcaron mis padres”

Antonio Isa Conde sintió inquietudes revolucionarias desde muy temprana edad. Él, junto a su hermano Narciso, no escaparon al sentimiento de repudio contra los abusos del régimen de Trujillo, y más tarde, contra el balaguerismo de los años 70.

Antonio Isa Conde sintió inquietudes revolucionarias desde muy temprana edad. Él, junto a su hermano Narciso, no escaparon al sentimiento de repudio contra los abusos del régimen de Trujillo, y más tarde, contra el balaguerismo de los años 70. “El primer atentado de la Banda Colorá me lo hicieron a mí. Suerte que salí vivo. Eso es lo peor, cuando un revolucionario se descuida porque cree que la cosa está bien. En un momento en que yo pude estar a casa, yo tenía un carro Fiat 600, venía mi tío, y mi abuela me mandó a hacerle una diligencia. Cuando regreso de hacerle la diligencia, que me voy a montar en mi carrito, alguien me grita: ¡Tony! Cuando volteo la cara, lo que veo es un revólver, y lo agarré; el otro hombre no se atrevió a disparar por temor a matar al que yo tenía agarrado. Ese era el famoso sargento Tito. Entonces, aceleré el carrito y lo arrastré. Me tiraron y las gomas se pusieron para arriba, pero tuve la suerte de que fue cerca de un colegio y salí corriendo… En la calle Wenceslao Álvarez, un señor me abrió la puerta de su casa, en eso salió mi familia. Cuando llegué a la Policía, al que yo le agarré la pistola, y que le salió un tiro hacia arriba, se asomó donde yo estaba y casi llorando me dice: ‘mira como me pusiste la mano’, y yo le dije: ‘Mira hijo de la’….

La excusa que dieron fue que el general quería hablar conmigo. Pero me entraron a tiros, sin decir nada”.

Luego de una serie de acontecimientos, entendió que la senda a seguir era otra, una que le permitiera contribuir a la creación de empleos, en vez de enrolarse en la aventura quimérica de intentar cambiar el mundo.

1. Francomacorisano
Nací el 14 de marzo de 1940, en San Francisco de Macorís. Soy hijo de Aris Isa y Mercedes Isa Conde. Solo tengo un hermano, al que adoro, que se llama Narciso, que es más joven que yo.  La familia de mi madre era de intelectuales, con un gran sentimiento antitrujillista. Mi padre solo tenía un hermano, Rafael, que no tuvo hijos y nosotros éramos para él como sus hijos y él para nosotros era un padre, vivió en Puerto Plata por muchos años. Él era una persona con muchas inquietudes sociales. Es decir, que en el seno de mi familia había valores que, luego, hicieron que tanto mi hermano como yo, nos involucráramos mucho en la vida democrática. De San Francisco, pasamos un año y pico en Salcedo, y luego nos fuimos a Puerto Plata.

2. Madre estudiosa
De Puerto Plata regresamos a San Francisco de Macorís. Ahí, un día que mi mamá cumplía años, le pidió a mi papá que la dejara continuar sus estudios. Porque pasó, que cuando mis padres se metieron en amores, ella tenía 16 años, estaba en el segundo del bachillerato, y en esa época una muchacha con amores tenía que dejar la escuela. Papá la complació, pero eso implicó que ella tuviera que volver a comenzar el bachillerato, porque habían pasado muchos años, pero le permitieron hacerlo en dos años. Por eso, en el último año estuvo con Tomasina Cabral y María Teresa Mirabal. Cuando se graduaron de bachillerato, reingresaron a Minerva Mirabal en la universidad. Mamá, no conforme con ser bachiller, le pidió a papá que la dejara seguir estudiando.

3. Dos hermanos
De niños, Narciso y yo éramos muy unidos, el más travieso era yo porque privaba en guapo, hacía travesuras de ese tipo, pero éramos niños educados y buenos. Mi hermano y yo tenemos la cualidad de que nunca peleamos. Yo peleaba por él y viceversa, incluso, cuando nos separamos políticamente eso no nos afectó en la parte filial. A veces entramos en contradicciones conceptuales, pero la cosa más importante es que yo lo valoro y sé lo que él ha sacrificado en la vida…(una larga pausa…y ahora son las lágrimas las que se expresan por él)… Narciso se ha entregado, y lo más importante es que nos hemos respetado. Mi mamá siempre me decía que cuando Narciso me hacía algo, en vez de yo pelearle a él, iba donde ella a decirle: ‘ Mamá, mire a ese muchacho’. Nuestra madre siempre nos mantuvo cerca. Mi papá murió primero, pero hasta la muerte de mi madre, que sucedió hace un par de años, nosotros nos juntábamos permanentemente y, además, hay un gran amor entre nuestros hijos. Somos una familia muy integrada.

4. Las Mirabal
Cuando apresaron a las Mirabal, para nosotros fue algo terrible, muy doloroso…, porque yo no tengo hermana y para mí y para mi hermano, ellas eran nuestras hermanas. A raíz de eso fue que Narciso y yo nos metimos en la lucha universitaria. En mi caso, yo fui fundador de la Federación de Estudiantes. Fui, junto con Asdrúbal Domínguez, de los primeros estudiantes miembros de un consejo universitario, el Consejo Universitario Provisional, que fue el que tomó el poder absoluto en la universidad. Estaba conformado por dos estudiantes, Asdrúbal y yo; tres profesores, Castaños Espaillat, que era el rector; René Puigbeng y Froilán Tavárez. Nosotros fuimos los que botamos a Balaguer de la universidad. El voto para sacar a Balaguer nos lo dio René Puig, un tío de Max, que murió. Todos han muerto, el único vivo de ese consejo, soy yo. De ahí seguimos la lucha revolucionaria, yo fui un dirigente  del Partido Comunista Dominicano, durante la Revolución de Abril fui el encargado militar del PCD, tuve una actuación destacada junto a Manolo González. Tuve mucho tiempo en la clandestinidad.

5. Cambio de dirección
Una cosa que me afectó mucho, fue una vez que en la universidad estaban sacando profesores. Y cuando vi que estaban sacando a los profesores, entre ellos a Hugo Tolentino, quise intervenir para impedir eso y salimos de allí a tiros…, incluso, me acusaron de la muerte de Fadul, que lo habían matado detrás de mí, tirándome a mí. Suerte que la familia de Fadul sabía que no fue así…, pero me dolió que los que yo entendía que eran mis compañeros, hicieran cosas de esa naturaleza. Eso me fue separando, y llegó un momento en que pensé que estaba luchando más contra mis propios compañeros, que contra el régimen; aunque la posición de antibalaguerista la conservo, porque creo que ese señor le hizo un daño terrible a este país. Hasta que llegó un momento en el que yo no me sentía realizado y si uno no se siente realizado, lo mejor es que uno salga y se oriente hacia otras cosas en las que sí se sienta realizado. Lo que no he hecho nunca es renegar de mi pasado, si fuera joven, hiciera lo mismo. Yo decidí en un momento de mi vida, que a este país le hacía más bien el que podía crear un empleo, socialmente productivo, que un activismo político inconsecuente, fuera de lugar.

6. El amor
Conocí a mi esposa cuando yo tenía 18 años, vivíamos más o menos en el mismo vecindario. Yo conocía a una hermana de ella, que era su melliza, y un día estábamos en una casa y fui a acompañar a su hermana a la casa, y cuando entramos , subida en una mata de limoncillo, altísima, allá estaba otra muchacha, igualita a la que yo venía acompañando. Y yo me dije: ‘esa es la mía’. Comencé a enamorarla. Ellas me hacían bromas, porque físicamente eran iguales, pero eran de temperamentos diferentes, pero me hacían bromas.

7. El matrimonio
Siendo muy joven, a los 21 años, me casé con la que fue mi esposa toda la vida, hasta hace siete años que ella murió. Tuvimos dos años y medio de amores y 46 de casados. Procreamos tres hijos: dos varones y una hembra, que ya me han dado seis nietos, que son hombres, exceptuando al más pequeño que tiene cuatro años. Levantamos una familia junto a mi esposa de toda la vida, Marcia Nadal. Vivía en la clandestinidad. En los años 70 hice lo que yo le llamé mi Perestroika, pero nunca renegué. Más tarde, me fui a Europa, terminé mis estudios de Derecho, estudié en Roma, Administración y Banca. En Roma viví por casi tres años con mi familia. Allí pude vivir sin el acoso de la clandestinidad, porque a mí me perseguían mucho.

8. Tres años en Roma
La vuelta al país fue difícil, para insertarme en la sociedad, y más con las especialidades con que yo vine, que fueron en materia de desarrollo. Pero yo tuve la suerte de que muchos de mis compañeros estaban dedicados a levantar negocitos, así que comencé a hacer asesoría de inversiones. En ese proceso fue que dejé mi oficina para venir a acompañar a José Antonio Najri. Y cuando estábamos terminando un trabajo formidable que hicimos en la Secretaría, hoy Ministerio de Industria y Comercio, al terminar la gestión, el Grupo Najri había comprado a Ferquido, y yo me iba para mi oficina, pero me dijeron que no, que yo iba como vicepresidente de Ferquido, y entonces decidí ser cola de león y no cabeza de ratón.

9. El diagnóstico
Mi esposa contrajo la Hepatitis C,  se la declararon en 1991, pero probablemente la contrajo durante el nacimiento de uno de mis hijos. Desde 1991 se sometió a varios tratamientos, nunca se degradó físicamente, pero ya había un proceso de que el hígado no estaba funcionando bien. Ella se registró en los Estados Unidos para un trasplante, pero mantenía su vitalidad. En vista de eso, ella se mudó a Estados Unidos y yo iba mensualmente, entonces estuvo esperando el trasplante, pero ella realizaba todas sus actividades. Cuando yo iba paseábamos como si no estuviera ocurriendo nada. La llamaron dos veces antes del trasplante definitivo. Yo pude ir cuando la iban a intervenir, me llegó el aviso a las 11 de la noche y cuando llegué ya ella estaba en la sala de operaciones, la operaron… y de ahí comenzó el deterioro. El último año de su vida no fue bueno. Quizás, por eso no sentí tanto su ausencia en la casa, porque tuve un período para adaptarme. Durante ese tiempo me acostumbré a manejar las cosas de la casa. Además, yo tengo un defecto, que ella se reía de mí, y es que a mí me gustaba, a veces, estar solo y tranquilo, no me gusta mucho salir. Me he adaptado a la soledad.

10. Momentos de tristeza y de alegría
Para mí la muerte de las Mirabal fue un golpe muy duro. La muerte de mi padre y de mi tío, ambas a destiempo, no me las esperaba ninguna de las dos. La muerte de mi madre, que fue un proceso, nos dio tiempo a asimilarla, porque ella murió de avanzada edad, aunque en los últimos meses se  deterioró bastante. También he vivido muchos momentos felices, porque la vida es eso. Lo importante es saber sobre qué base tu construyes. Un acontecimiento muy triste para mí, fue la muerte de mi esposa, pero ella estuvo enferma, y no puedo asociar la tristeza a su nombre. El día que la trajimos al país, porque ella murió en el extranjero,  le hicimos su memorial en el Jardín Botánico. Fue un acto hermoso, era católica. Sembramos dos ceibas y depositamos sus cenizas. Cuando estábamos terminando, el cielo se abrió y cayó un diluvio. Entonces ese, que pudo haber sido una acontecimiento triste, se convirtió en una oda al amor, por eso nunca ligo su nombre a la tristeza, si no que me siento gratificado por todos los años que viví junto a ella. Su memorial es uno de los acontecimientos más sublimes que recuerdo.

Un nuevo comienzo

“Me fui a Europa, terminé mis estudios de Derecho, estudié en Roma, Administración y Banca. En Roma viví por casi tres años con mi familia, y al volver al país me dediqué a la asesoría de negocios. Yo estudié, primero Administración, y luego Banca y Desarrollo Económico, con especialidad en Política Industrial. Fui uno de los primeros expertos dominicanos en política industrial; y cuando, en el año 1983, a José Antonio Najri, que era mi compañero, y que es mi jefe en la actualidad, lo nombraron secretario de Industria y Comercio, la condición que puso fue que yo fuera encargado de la parte técnica y me convenció acudiendo hasta a mis padres. Yo tenía algunos vínculos con el sector industrial de Herrera, tenía unas pequeñas acciones en la Johnson y Cía. Lo que parece increíble, es que en esa época nos llamaban Los guerrilleros de Herrera, los pacoredoss, yo era el único que había sido más o menos guerrillero en términos reales. De ser un funcionario del Gobierno, pasé a la dirección empresarial, me eligieron director de la Comisión Económica de Herrera y luego presidente, en una época, digamos de combate. En esa época fue mi enfrentamiento público con Balaguer en Palacio, por el Recargo Cambiario, algo que nunca había ocurrido: un presidente y un dirigente empresarial discutiendo frente a las cámaras, eso fue en 1989. Creo que he construido algo, aunque como todos en la vida he cometido errores, pero no he hecho del error un sistema de vida. Cuando me he equivocada he rectificado. Soy un hombre cuidadoso y muy constante. Llevo 40 años viviendo en la misma casa, estuve casado con la misma persona por 46 años y llevo más de 30 años trabajando en el Grupo Najri”.

Afinidad
Me involucré en el proyecto de Danilo Medina porque él y yo tenemos una afinidad conceptual increíble”.

Poco tiempo
Los problemas de esta sociedad son tan grandes, que rebasan las capacidades de un período de gobierno. Aquí hay problemas muy serios”.

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