En Macondo el tiempo no pasa, da vueltas, tal cual nuestro país. Nos pasamos años y años enredados en los mismos temas y discusiones. El ahora “debate nacional” alrededor de cuál modalidad de primarias institucionalizar es otro ejemplo de nuestro accionar habitual: Hablar y hablar, alargar y alargar, posponer y posponer, por los conflictos de intereses que impiden decidir conforme el interés colectivo o la racionalidad. Pelegrín Castillo y Héctor Guzmán son las últimas intervenciones rechazando las “abiertas”. Cada quien plantea su argumento pues la cuestión sigue empantanada pese a existir un dictamen de inconstitucionalidad de la Suprema Corte de Justicia. Algunos pronostican que más allá de 2020 y tratándose de un país macondiano como somos donde cualquier cosa es posible, lo creo.
“No sólo de debate vive el hombre” diría cualquier doliente de nuestra democracia, abundante en discusión pero escasa en soluciones para mejorar efectivamente las condiciones del pueblo. Si sólo el debate tipificara la democracia la nuestra sería un modelo; hablamos mucho de todo, con amplia participación de todos los sectores. Pero la campaña por la presidencia de Brasil, que se decide mañana, hace recordar que un debate democrático pilar aquí nunca sucede: el televisivo entre los candidatos presidenciales. Dilma Rousseff, Marina Silva y Aecio Neces debatieron para que los brasileños los vieran y evaluaran sus posturas y criterios. Un “banquete” democrático hasta ahora irreproducible en República Dominicana. ¿Lo conseguiremos en 2016? Soñar no cuesta nada.
Que la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios apure y persista para que el electorado asista al debate Mejía-Medina, Medina-Mejía, a ver si por fin damos el salto para imprimir a nuestras campañas verdadera dimensión ciudadana y civilizada.
El debate entre los candidatos no debe continuar como la misión imposible de cada elección; es tiempo de superar la cultura de confrontación en base a acusaciones, contraacusaciones y descalificaciones falaces. Para la calidad del ejercicio del poder se hace ya impostergable que los candidatos punteros debatan cara a cara frente al país.
No se deje sola a la ANJE en su propósito, la opinión pública que presione para que ningún candidato se escurra con argumentos manidos y el debate se haga realidad.
