Museo Bellapart

Ubicado en el quinto piso del edificio que aloja las oficinas de Agencia Bella, se encuentra el Museo Bellapart, el primer museo privado del país.

En el Museo Bellapart

La sala de exposiciones transitorias del Museo Bellapart acoge una interesante muestra intitulada “La Revolución Mexicana y de la cocina al ojo”, en el marco de Photoimagen 2014.

Ubicado en el quinto piso del edificio que aloja las oficinas de Agencia Bella, se encuentra el Museo Bellapart, el primer museo privado del país.A pesar de que su historia es joven, su cimiente se plantó a principios de los años sesenta, con la adquisición de las dos primeras obras que conforman su colección. Las dos primeras obras adquiridas, en 1961, son de la autoría de Dionisio Pichardo. Esas se mantienen permanentemente en exhibición.

Ese fue el comienzo. Luego continúo adquiriendo otras obras, y debió construir anaqueles para guardarlas, porque no cabían en la casa y la oficina.

Guerrero explica que al poseer el señor Bellapart, una colección privada tan grande, muchos investigadores se le acercaban para apreciarlas y constatar algunos detalles de esas obras y comenzaron a plantearle que abriera un espacio donde pudiera exhibir al público esas pinturas y esculturas.

Fue inaugurado el 18 de febrero de 1999. Está ubicado en el quinto piso del edificio de Agencia Bella. La sala de exposiciones permanente, lleva el nombre de Milagros Álvarez de Bellapart, esposa del señor Juan José Bellapart. La señora Milagros falleció en el año 2009 y en el 2011, Juan José bautizó la sala con su nombre, como un homenaje por su dedicación y amor por las bellas artes.

Es el primer museo privado de artes plásticas del país. Juan José Bellapart inició su colección en los años 60, todas fueron reunidas de forma paulatina, con un criterio de adquisición claro, completar una visión panorámica de la historia del arte de República Dominicana, con obras clave de este desarrollo desde mediados del siglo XIX a los años 90, del siglo XX.

La misión del museo es garantizar la protección, conservación, exhibición y promoción de las colecciones que alberga.

Las instalaciones del museo constan de dos salas de exposiciones, una permanente y otra temporal.

Es un museo privado, abierto al público; y las exposiciones y actividades que realizan son gratuitas.

La sala de exposiciones permanentes está ordenada cronológicamente, recoge cinco etapas de la historia nacional y exponen cómo se hacía arte en cada una de esas etapas.
La muestra inicia narrando la historia desde el año 1844, los artistas de la época y por supuesto, abarca los sucesos importantes de cada una de las épocas. En esta sala se exhibe una colección dedicada al arte dominicano, artistas nacidos y que han trabajado aquí y también un grupo de artistas europeos que llegaron aquí y que se integraron como maestros en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

La directora del museo, Mirna Guerrero, explica que la idea es promover un recorrido que facilite la comprensión de lo que ha sido el nacimiento y la evolución de las artes plásticas en Santo Domingo.

En los cinco espacios que posee la sala Milagros Álvarez, confluyen la pintura, el dibujo y la escultura.

Al final del recorrido por la sala principal, se encuentra un espacio dedicado a dos grandes maestros, uno de la escultura, Gaspar Mario Cruz, y otro de la pintura, Jaime Colson. De este último, el Museo Bellapart cuenta con la colección mayor de sus obras, porque Juan José Bellapart fue amigo personal de este artista y se ha preocupado en promover su obra a nivel nacional e internacional.

Mirna Guerrero explica que la historia del museo comenzó a escribirse desde la llegada al país del señor Juan José Bellapart, quien llegó al país en busca de fortuna. Luego de laborar en varias empresas, logra independizarse y establece una tienda de venta de muebles y cómo las personas que compraban sus muebles, le pedían cuadros para adornar sus espacios. Esto lo llevó a tener contacto con los artistas de esa época.

Así, como una manera de apoyar el trabajo de los artistas, le compraba sus obras o los ayudaba a venderlas, al tiempo que fue conformando una pequeña colección.

En esta labor encontró el apoyo de su esposa, Milagros de Bellapart, quien era conocedora del arte. Ambos fomentaron el culto por el coleccionismo. Guerrero revela que el señor Bellapart se propuso, en principio, adquirir una obra cada mes. Ese fue el punto de partida.

La directora

El Museo Bellapart está dirigido por Mirna Guerrero, quien está al frente de la institución desde hace cinco años. ‘‘Estoy aquí desde el año 2012, luego de que la anterior directora, por asuntos profesionales dejó la dirección.

Desde el inicio del Museo Bellapart, yo había estado muy cercana porque esta propuesta me pareció formidable.

Recuerdo que, en 1999, cuando se inauguró el museo, yo trabajaba en la dirección del suplemento cultural del periódico elCaribe, donde sustituí a doña María Ugarte, y la primera entrevista para este museo, la hicimos nosotros.

Es decir, que desde el principio he estado cercana y admirando lo que ha sido esta propuesta. Siempre asistía a las actividades, traía a mis estudiantes, porque también soy docente.

Era una visita obligada cuando hablábamos de arte dominicano, venir a observar la colección privada del Museo Bellapart.

Por eso, cuando el señor Bellapart me dijo que necesitaba a alguien para dirigir el museo, no pude decir que no.

“Esta es una oportunidad de crecimiento”. Para Guerrero, estar en el museo representa una fuente de crecimiento, porque cada día le ha permitido ir conociendo más el arte dominicano. “Cada día lo voy amando más y yo creo firmemente que lo que no se conoce no se ama”.

Asegura que estar al frente del museo le ha permitido afianzar aún más la idea de la necesidad de divulgar estos valores, de divulgar la riqueza del arte dominicano y del trabajo de los artistas en las diferentes etapas de la historia.

“En esta posición, espero haber contribuido a fomentar el disfrute del museo como una actividad cercana y cotidiana en la sociedad dominicana”.

Dos salas y muchas actividades

El museo está abierto de lunes a viernes de nueve de la mañana a seis de la tarde y los sábados de nueve a doce o doce y media del mediodía.

La entrada es gratis a todas las actividades. Tres personas están permanentemente en el museo y cuentan con dos facilitadoras que acuden cada vez que son requeridas para realizar las visitas guiadas.

En la sala de exposiciones temporales son realizadas diversas actividades, combinadas con exposiciones individuales y colectivas.

Los sábados concitan la atención de los visitantes, con las acostumbradas tertulias sabatinas en el Bellapart, donde un artista y su obra constutuyen el invitado especial.
Los talleres sabatinos dedicados a niños de seis a 12 años.

No faltan las visitas guiadas, entre ellas aquellas que se ofrecen a los adultos mayores con dificultades físico-motoras.

Durante el mes de julio, para estimular la sensibilidad y creatividad de los niños y niñas es realizado el campamento de verano, ¡Mami, soy artista!

Legado
Espero haber contribuido a fomentar el disfrute del museo como una actividad cercana y cotidiana en la sociedad dominicana”.

Oportunidad
Estar aquí me ha permitido afianzar aún más la idea de la necesidad de divulgar estos valores, de divulgar la riqueza del arte dominicano”

Misión
La misión del museo es garantizar la protección, conservación, exhibición y promoción de las colecciones que alberga”

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La sala de exposiciones transitorias del Museo Bellapart acoge una interesante muestra intitulada “La Revolución Mexicana y de la cocina al ojo”, en el marco de Photoimagen 2014.Las piezas corresponden al Fondo Documental denominado Archivo Casasola. Así, porque fueron los hermanos  Agustín y Víctor Casasola junto con otros fotógrafos los que se dieron a la tarea de registrar el devenir socio-histórico en un momento coyuntural como es el caso de los inicios de la Revolución Mexicana, elemento este último que le termina imprimiendo cierto aire político a buena parte de las imágenes.

El conjunto ha sido conservado celosamente por la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México como bien refrendan las apoyaturas museográficas dispuestas alrededor del espacio de exhibición.

Las piezas en sí procuran rememorar aspectos significativos de finales del siglo XIX y de principios del XX, exaltando de ese modo no sólo el aspecto estético de los trabajos, que no deja de estar presente, sino más bien la parte documental.
Pero merece la pena insistir en el componente estético en las obras, en vista de que es apreciable la minuciosidad al momento de captar cada escena.

Lo cierto es que se presenta un trabajo exquisito de la luz, resaltando los contrastes de luces y sombras. Y, en lo que respecta al conjunto en sí, se percibe un gran balance en la composición, prestando igual atención tanto al personaje o a los personajes en la pieza, como a los demás elementos, sean estos objetos, paisajes o elegantes banquetes que permitían el encuentro de destacadas figuras de la época. Pero hay más, tanto fondo como figura cobrarán importancia en las configuraciones, revelando aspectos de la cultura mexicana, muchos de ellos vigentes en la memoria colectiva, pues como bien se resalta, la gastronomía azteca es disfrutada por muchos en los cinco continentes. En lo que respecta a la Revolución, es un hecho sin precedentes que marca el inicio de una nueva era para el pueblo mexicano. De manera que vale la pena visitar este valioso legado tanto de “la Revolución Mexicana –como- de la cocina al ojo”, disponible al público hasta el 31 de octubre.

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