Algo más que tacto

En la actualidad se habla mucho de medicina de Primer Mundo, pero, ¿sabes a qué hace referencia este término exactamente? A la medicina preventiva, es decir, como su nombre lo indica, a la prevención de enfermedades…

En la actualidad se habla mucho de medicina de Primer Mundo, pero, ¿sabes a qué hace referencia este término exactamente? A la medicina preventiva, es decir, como su nombre lo indica, a la prevención de enfermedades basada en un conjunto de actuaciones y consejos médicos que inciden sobre las personas. “Con ella se trata de incrementar los niveles de salud de los individuos y colectividades, y prevenir enfermedades específicas cuya historia natural sea conocida y frente a las cuales se disponga de instrumentos de prevención primaria o secundaria eficaces y eficientes (inmunizaciones, quimioprofilaxis y quimioprevención, educación sanitaria…), explica en su ensayo Concepto actual de medicina preventiva, Lluís Salleras San Martí, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Barcelona.

La relevancia de esta iniciativa ha llegado al punto de ser defendida por el  Gobierno de Estados Unidos en su famoso informe Healthy People: Health Promotion and Disease Prevention. Por otra parte, también ha recibido el soporte de algunos profesionales no médicos (sociólogos o psicólogos) que trabajan en los servicios de salud y organizaciones internacionales como la OMS.

Siendo octubre el mes dedicado a la lucha contra el cáncer de mama, nos asignamos la tarea de contribuir a aumentar su atención. ¿De qué forma? Ofreciendo los datos de cómo mantener en buen estado la salud de los senos y estar alerta ante cualquier cambio que éstos puedan presentar.

Poder femenino

Desde la pubertad y en lo adelante, los senos o mamas, se desarrollan hasta alcanzar el tamaño y la forma de cada mujer en particular. Son fuente de alimento durante el período de lactancia y tienen un claro componente sexual, al ser foco de atracción y placer. De ahí que un seguro control es un tema al que debes prestarle mucha atención a lo largo y por el resto de tu vida.

“Biológicamente nos encontramos ante una glándula sudorípara, modificada, que tiene la función básica de producir leche para amamantar, y ante esta condición mantienen un volumen que aumenta aproximadamente un tercio durante los períodos de lactancia”, explica Karla Rímola Molina en su libro Glándulas mamarias: un rasgo femenino. Cabe destacar que el periodo, embarazo y maternidad, los tratamientos hormonales y la obesidad, provocan el aumento de su tamaño. 

Rutina y cuidado

El autoexamen de senos es un procedimiento mediante el cual puedes examinarte física y visualmente, y detectar cualquier cambio en tus senos o axilas. “No se ha demostrado que por sí solo pueda determinar con precisión la pre-sencia de cáncer de seno. Por lo tanto, no se debe utilizar para reemplazar, sino para complementar, el estudio clínico realizado por un profesional de la salud y la mamografía”, explican los expertos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chicago, Estados Unidos.

Recomiendan este autoexamen a partir de los 20 años, mensualmente, aún si se está embarazada, también después de la menopausia, como una forma de familiarícese con el aspecto y tacto normal de los senos para notar cualquier cambio. “Realizarlo regularmente puede establecer cómo son normalmente los senos, por ende, se está mejor preparada para descubrir cualquier cambio”, enfatizan. 

¡Manos a la obra!

1 Con los brazos en la cadera, observa cambios en la piel, la forma y tamaño de tus senos.

2 Con los codos hacia arriba, verifica que no hayan hoyuelos o algún cambio en la superficie.

3 En ambos senos haz pequeños círculos para detectar anomalías.

4 Examina también con tus dedos cada axila en búsqueda de un posible bulto. 

5 Aprieta suavemente cada pezón como una forma de descartar secreciones.

6 Repite acostada los pasos 3 y 4 para buscar posibles masas.

Conócete

La Sociedad Americana del Cáncer sugiere acudir al médico de inmediato si sientes…

· Una masa, bolita dura o la piel más gruesa dentro del seno o en el área bajo la axila.

· Hinchazón, calor, oscurecimiento o enrojecimiento del seno.

· Picazón, úlcera o llaga escamosa en la piel, o sarpullido en el pezón.

· Hundimiento del pezón o de otras partes del seno.

· Cambio en el tamaño o la forma del seno.

· Hoyuelos o arrugas en la piel.

· Sale líquido del pezón de repente.

· Dolor reciente y persistente en alguna parte.

Ojo: utiliza el adecuado

“Estadísticas a nivel mundial señalan que aproximadamente un 80% de las mujeres utiliza la talla equivocada del sostén, cuando su finalidad es brindar comodidad y soporte sin apretar o aplanar demasiado el busto, sea grande o pequeño”, explica el ginecólogo Aldo Ramírez. “Es fundamental aprender a elegir el adecuado para que de esta manera no resulten afectados los senos”, agrega.

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