Indiscutiblemente, un hecho relevante para el contexto artístico dominicano es la reaparición de la artista visual dominicana residente en parís Inés Tolentino, esta vez, en los espacios de la Galería Lyle O Reitzel por medio de un conjunto de no más de 16 trabajos, bajo el título: “Con los ojos abiertos”.
Se trata de una selección donde, a primera vista, se manifiesta la maestría con que ha sido realizada la concreción conceptual, reconocible en cada imagen. Pues, cada una de ellas procura transmitir un mensaje en particular de cara al espectador.
El sincretismo aflora en las escenas, no sólo al exaltar los cuerpos mulatos como resultado de la mezcla entre el aborigen y el europeo y más tarde el africano, sino que además se percibe en el tratamiento del color. En ocasiones, pareciera proyectarse un espacio tan hermético que su lectura queda relegada a un grupo identificado con las razones y motivos de la artista. Una sensación comprendida por aquellos que han venido siguiendo de cerca la carrera de esta inusitada creadora.
A nuestro modo de ver, la selección de imágenes se muestra de forma referencial, logrando combinar el conjunto de conocimientos adquiridos por Tolentino para hacerlos coincidir como resultado de una pertenencia social según la información suministrada por el inconsciente. En todo esto las expresiones y maneras de asumir la realidad encuentran apoyo en elementos disímiles que propician a su vez fuertes contrastes.
La muestra deviene interesante en tanto que procura una reflexión, a través de la cual el espectador logre organizar lo esencial y definitivo en el universo de Inés Tolentino. Tal ordenamiento, aun cuando no responda a un estudio riguroso, permitirá una reconsideración de las circunstancias, reconocible en piezas como: “No me ves pero yo te veo”.
Una visita bastará para atestiguar lo que propone la propia artista, al establecer que: “Con los ojos bien abiertos es la puesta en escena de los habitantes de un mismo mundo. Es una galería de retratos tiernos, burlescos y dramáticos, donde la máscara o antifaz subraya la frontera entre el artificio y la realidad”.
