Una generación de la música clásica que enorgullece

Para nadie es un secreto que en materia artística República Dominicana reboza de talento en distintas facetas. Llevamos el ritmo por dentro, como si estuviese mezclado con la sangre, recorriendo nuestras venas. Basta escuchar uno o dos acordes bien&#823

Para nadie es un secreto que en materia artística República Dominicana reboza de talento en distintas facetas. Llevamos el ritmo por dentro, como si estuviese mezclado con la sangre, recorriendo nuestras venas. Basta escuchar uno o dos acordes bien estructurados, y los pies y manos bailan por sí solos al compás de éstos.

Realizando un análisis de cómo, a pesar de los desiertos culturales que vivimos en ciertos meses del año, la escena se mantiene activa, nos hemos asignado la tarea de seleccionar a jóvenes figuras que, a pesar de los prejuicios y lo difícil que resulte vivir de la denominada buena música, se abren paso en el país. Ellos han demostrado que se puede, que cuando se tiene una intención desinteresada, las puertas por sí solas se abren poco a poco.

Aunque la gran mayoría ha tenido que emigrar al extranjero a terminar sus estudios, y algunos han dado importantes pasos fuera de su patria, lo cual enorgullece, ellos no han olvidado sus raíces y su gente. Esto, quizás, porque en sus adentros sienten que lo que nos falta como nación es más apoyo por parte del Estado, y por qué no, del sector privado. Regresan con la ilusión de despertar su interés y a la vez, motivar a nuevos públicos y complacer a quienes con ansias buscan calmar su sed de música clásica, aquella que a pesar de los años transcurridos sigue viva en nuestra memoria.

Las hermanas Peña Comas, Nathalie (soprano), Evelyn (flautista) y Nicole (chelista), decidieron vivir por y para la música. Su amor y pasión por el mundo de las notas y partituras las llevó, luego de sus estudios de formación elemental en la Elila Mena, a partir a la famosa ciudad de la música, Viena, donde actualmente residen. Allí se han formado de la mejor manera, en la Universidad de Música y Artes Dramáticas de esta ciudad europea, lo que les ha permitido presentarse en importantes escenarios internacionales. Un paso importante que han dado ha sido la creación del ensamble Spirituosi, junto al francés Darmien Lancelle y el venezolano Jonathan Bolívar. Juntos buscan difundir la música clásica latinoamericana y caribeña en el mundo, con un repertorio fresco, colorido y de gran dinamismo, gracias a sus novedosos arreglos.

Otra de las figuras frescas es Carlos Vargas. Nacido en la Ciudad de los 30 Caballeros, Santiago, es un joven pianista, que a pesar de su corta edad ha tenido la oportunidad de presentarse en Europa, Estados Unidos y América del Sur, destacándose sus apariciones en salas prestigiosas como la Wiener Saal, en Salzburgo, y el teatro El Círculo, en Rosario, Argentina. En 2005 obtuvo la beca Zitrin, que le permitió cursar sus estudios de licenciatura y maestría en el Conservatorio de Boston, bajo la tutela del director Jonathan Bass, donde actualmente es profesor. En 2012 fundó, junto al violinista colombiano José Romero, Macondo Chamber Players (MCP), una de las pocas organizaciones internacionales de música de cámara centradas en América Latina, que tiene como misión promover la apreciación, educación y divulgación de este género musical.

En el mundo musical diseñado con calidad, también se destaca Darwin Aquino. El maestro José Antonio Abreu, fundador del mundialmente reconocido programa de educación musical venezolano “El Sistema”, se refiere a Aquino como “un gran director, excelente compositor y eminente violinista. Un pionero para la juventud musical en Latinoamérica”. Actualmente, es el director principal de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil de la República Dominicana. Además, fue galardonado con el premio Hildegard Behrens Young Artist y el Arts Advocacy Award (Florida Higher Education Arts Network) por su gran liderazgo musical en América. El Colegio Latinoamericano de Compositores de Música de Arte y el Foro de Compositores del Caribe lo seleccionó como su miembro más joven, por sus logros en la composición.

Una de las caras más conocidas en el mundo del espectáculo es Aisha Syed. Más de medio centenar de conciertos por toda Europa y RD conforman el currículo de esta querida y virtuosa violinista santiaguera, quien a los seis años de edad ya era miembro de la Orquesta Sinfónica Infantil Dominicana, y a sus 11 debutó con la Orquesta Sinfónica Nacional, convirtiéndose en la más joven intérprete solista del país. En el 2002, tras un proceso de audición de dos años, entró en el Yehudi Menuhin School de Londres, siendo la primera latinoamericana en ser admitida; obtuvo una beca del gobierno británico para estudiar en esta prestigiosa institución. Con su arte de primera categoría se ha presentando en importantes escenarios del mundo, donde ha puesto de manifiesto su privilegiado talento y su genial creatividad. Recientemente, participó en la gala Mubadala, en Abu Dhabi; fue invitada a un concierto en el National Philharmonic Hall de Vilna, y la UASD la nombró Profesora Honorífica.

En la interpretación también hay voces de lujo. Basta escuchar la voz inconfundible de Paola González. Esta soprano, quien estudió en el Conservatorio de Música de la Universidad de Cincinatti (Estados Unidos) y en la Academia Musical Europea (Roma, Italia) es uno de los rostros más conocidos de la escena lírica nacional actual. Ganadora de varios premios nacionales, entre ellos el Soberano, su repertorio abarca desde las más sutiles notas, hasta obras de gran demanda vocal, tales como “Lucia di Lammenmoor”, “Rigoletto” y “La Traviata”, repertorio con el cual se ha presentado en escenarios del país, Puerto Rico, Estados Unidos e Italia. Este año fue contratada por la Cincinnati Opera para formar parte de su temporada de verano. Su debut en Europa fue junto a la ópera Theater and Music Festival of Lucca, interpretando el rol protagónico de Mimí, en la ópera “La Bohème”, evento parte de la celebración del 150 aniversario del nacimiento de Giacomo Puccini, compositor de esta afamada pieza musical en su ciudad natal de Lucca, Italia.

Y cómo pasar por alto el gran talento de Janette Márquez. Para esta verdadera titana, no ha sido obstáculo su condición de no vidente, a quien por otro lado la vida le ha premiado con una voz privilegiada de mesosoprano (de pequeña fue diagnosticada con glaucoma irreversible, enfermedad que limitó su visión). La también oriunda de Santiago, partió a los Estados Unidos junto a sus padres en busca de mejores condiciones. Es entonces cuando en el 2011 inicia sus estudios superiores de Educación Musical con una especialización en canto clásico en la Universidad de Westminster (Princeton, New Jersey), donde actualmente continúa exitosamente su formación. El pasado 25 de junio fue su debut oficial en el país, junto al Teatro Orquestal Dominicano (TODO), integrado por jóvenes con capacidades especiales, respondiendo a la política de inclusión emprendida por el actual ministerio de Cultura. 

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