Nostradamus, Presidente 2016-2020

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Desde hace años ha existido un consenso casi absoluto sobre la necesidad de cambiar la matriz de generación de electricidad del país con el objetivo fundamental de reducir el costo promedio de generación, lo que permitiría disminuir el fiscalmente agobiante déficit del sector eléctrico. Esa meta explica el porqué la administración del Presidente Danilo Medina ha tomado la decisión de acelerar el cambio en la matriz de generación que el sector privado había venido ejecutando, de manera gradual, luego de la capitalización del sector eléctrico.

Mientras en el 2004 el 74% de la generación de electricidad en el país era con derivados de petróleo, diez años después ha bajado a 45%.

La decisión de invertir recursos públicos en las dos plantas de carbón de Punta Catalina, la inversión privada para convertir a ciclo combinado la planta a gas natural licuado DPP de AES, y los continuos anuncios de la CDEEE de que se propone viabilizar la operación del parque de generación del Este con gas natural licuado -incluyendo la conversión de los 300 MW de CESPM-, constituyen una muestra clara del ímpetu de la administración del Presidente Medina para cambiar de manera decisiva la matriz de generación de electricidad de la República Dominicana.

Cerca de US$2,000 millones tiene previsto invertir el Estado Dominicano para adicionar 674 MW a carbón en Punta Catalina. Otros US$250 millones están siendo invertidos por AES para la conversión de DPP a ciclo combinado y aumentar la generación en 114 MW. Dejando los anuncios sobre otros proyectos a un lado, estas dos constituyen las acciones tomadas durante la presente administración para avanzar en el cambio de la matriz de generación.

Otro cambio, sin embargo, ha tenido lugar en los últimos meses. Un cambio que ha comenzado a generar dudas en algunos, sobre las bondades económicas del cambio en la matriz de generación. Nos referimos al desplome de los precios del petróleo y sus derivados. El precio del Heavy Fuel Oil No.6 (HFO No.6), el combustible utilizado por el 43% de la generación total de electricidad bajo el sistema interconectado, ha caído en casi 60% en los últimos 6 meses.

El del Light Fuel Oil No.2 (LFO No.2), que es utilizado por CESPM, ha bajado en casi 45%. El precio del gas natural licuado Henry Hub ha caído 32% en los últimos 12 meses mientras que el del carbón apenas ha bajado un 13%.

La caída imprevista en los precios de los derivados del petróleo, ha provocado cambios dramáticos en los costos de generación de electricidad en el país.

Para que se tenga una idea de las implicaciones de estas variaciones en los precios de generación, la planta Quisqueya II, perteneciente a la empresa EGE Haina en la cual el Estado Dominicano es propietario del 62% de las acciones, a los precios actuales del HFO No.6 exhibe un costo variable de energía de 7.5 centavos de dólar el kWh. Si a este valor le sumamos el cargo de capacidad requerido para remunerar la inversión con un retorno del 12% anual, el precio monómico de la electricidad de esa planta ascendería a 10.5 centavos de dólar el kWh. Si se le remunera con el claramente insuficiente cargo por capacidad de 1.2 centavos por kWh que se paga actualmente a las generadores en el spot, el monómico sería de 8.7 centavos de dólar por kWh.

Tomemos ahora el caso de la planta de CESPM, mejor conocida como Cogentrix. Esta planta usa LFO No.2, un derivado de petróleo más liviano, limpio y costoso que el HFO No.6. El LFO No. 2 es actualmente 79% más caro que el HFO No.6.
Con el costo actual del LFO No.2, CESPM genera en estos momentos a un precio monómico de 13.1 centavos de dólar el kWh. Si el precio actual del LFO No.2 se mantiene durante los próximos meses, a partir de marzo del 2015, CESPM estaría generando con un monómico de 12.5 centavos de dólar el kWh, debido a la baja en el cargo de capacidad establecida en el contrato actual. Y si se mantiene hasta el 2017, en marzo de ese año el precio monómico de la planta de generación más vilipendiada en la historia eléctrica de la Nación caería a 11.1 centavos de dólar el kWh. Convertida a gas, CESPM generaría en marzo del 2017 a un precio muy similar: 11.2 centavos de dólar. Insólito, ¿no? Los que en los últimos años han criticado el contrato firmado por la CDEEE y CESPM el 16 de septiembre de 1998, durante la primera administración del Presidente Leonel Fernández, deberían reconocer que dicho contrato pasó de ser bueno a malo simplemente por el hecho de que el precio del LFO No.2 pasó de US$16.49 el barril el día de la aplaudida firma del contrato, a US$160 diez años después. Ahora que el precio ha bajado a US$68.60 deberían comenzar a recapacitar.

Algunos han comenzado a señalar que la baja que se ha producido en los últimos tres meses en los precios del petróleo es una muestra clara de la fallida decisión del Gobierno Dominicano de invertir cerca de US$2,000 millones en dos plantas de carbón para generar 674 MW a un precio monómico cercano a 10 centavos de dólar el kWh si el Estado mantiene el 100% de la propiedad, y cercano a 13, si se permite la inversión de privados en las mismas que requerirían un retorno sobre la inversión cercano al 15% anual. A lo anterior agregan que hundir recursos públicos en una generación que, bajo condiciones similares de estructura de propiedad, resultaría más cara en el 2017 que la generación con derivados de petróleo o gas natural licuado, y que adicionalmente, es menos limpia, es una decisión incorrecta. Señalan que mientras en el resto del mundo los gobiernos están cerrando plantas de carbón por sus efectos medioambientales negativos, aquí hemos tomado la decisión de invertir en este tipo de generación.

Esta crítica sería válida si y solo sí los precios actuales del HFO No.6 y el LFO No.2 se mantuviesen, por lo menos, durante los próximos diez años. Así como a Leonel Fernández no se le puede culpar porque no tuvo la capacidad de prever que el precio del diesel que utiliza Cogentrix se iba a disparar por diez de 1998 al 2008, tampoco podemos culpar a Danilo Medina por no haber previsto en el 2012 que los precios del fuel-oil y el diesel iban a caer en 60% y 45%, respectivamente, de junio del 2014 a enero del 2015.

Las continuas variaciones en los precios de los derivados del petróleo, del gas natural licuado y del propio carbón en los mercados internacionales sugerirían que la matriz óptima de generación para una economía como la dominicana es una que sea no sólo diversificada, sino también, lo suficientemente flexible como para sustituir un combustible por otro, cuando las condiciones de precios lo justifique. La decisión tomada por la administración del Presidente Medina de aumentar la participación del carbón en la matriz de generación es correcta, como también lo es la de elevar la participación del gas natural licuado.

La nueva matriz, sin embargo, funcionaría mejor si va a acompañada de la matriz óptima de cobro del servicio: todo el mundo debe pagar la energía, limitando el subsidio estatal parcial a aquellos que no estén en condiciones de pagar la factura a la tarifa estándar.

Quienes estén inconformes con Leonel Fernández y Danilo Medina por el déficit de previsión perfecta de las fluctuaciones de los precios del petróleo en el mercado internacional que ambos exhibieron en 1998 y el 2012, respectivamente, tienen una última opción: resucitar a Nostradamus y llevarlo como candidato presidencial para el período 2016-2020. l

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