Carta pastoral vida consagrada (1)

INTRODUCCIÓN Siguiendo el mandato y el ejemplo del Papa Francisco de dedicar el año 2015 a la Vida Consagrada, la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) decidió dedicar también su Carta Pastoral del 21 de enero 2015,…

INTRODUCCIÓN

Siguiendo el mandato y el ejemplo del Papa Francisco de dedicar el año 2015 a la Vida Consagrada, la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) decidió dedicar también su Carta Pastoral del 21 de enero 2015, precisamente a la Vida Consagrada.

Mi propósito ahora no es reproducir “in extenso” dicha Carta Pastoral, sino simplemente ofrecer puntos clave de ella, que nos sirvan de introducción a la misma y nos faciliten su lectura.
Helos aquí:

I. Una definición de la Vida Consagrada
Muchos entienden que el término de vida consagrada o de consagrados y consagradas se refiere a todos los bautizados más entregados en la Iglesia sin mayor distinción. Es verdad, que todos somos consagrados y consagradas por el Bautismo, pero en la Iglesia llamamos Vida Consagrada: “A una forma estable de existir en la cual hombres y mujeres bautizados, llamados por Dios Padre a vivir de una manera particular y radical los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, siguen más de cerca a Cristo bajo la acción del Espíritu Santo y se dedican totalmente a Dios como a su amor supremo, entregados por un nuevo y peculiar título a su gloria, a la edificación de la Iglesia y a la salvación del mundo. Lo hacen unidos en una comunidad fraterna inspirados en el carisma de su fundador o fundadora para responder a unas necesidades concretas de la Iglesia y de la sociedad.

En otras palabras, la vida consagrada es un estado de vida “constituido por la profesión de los consejos evangélicos”, porque implica la elección definitiva de vivir “para Dios solo” y de entregarse totalmente a conseguir la santidad que es “la perfección de la caridad en el servicio del Reino de Dios y, convertidos en signo preclaro en la Iglesia, preanuncian la gloria celestial”.

La vida consagrada no es un una posición intermedia en la estructura jerárquica de la Iglesia. “Este estado, si se atiende a la constitución divina y jerárquica de la Iglesia, no es intermedio entre el de los clérigos y el de los laicos, sino que de uno y otro algunos cristianos son llamados por Dios para poseer un don particular en la vida de la Iglesia y para que contribuyan a la misión salvífica de ésta, cada uno según su modo” . Por tanto, la vida consagrada “aunque no pertenece a la estructura jerárquica de la Iglesia, pertenece, sin embargo de manera indiscutible, a su vida y santidad” (Conferencia del Episcopado Dominicano, Carta Pastoral 21 de enero 2015, # 4-7).

2. Diversidad de estilos de Vida Consagrada
Es cierto que el apelativo “Consagrado o Consagrada” se utiliza para calificar a diferentes situaciones o personas. Así hablamos, de modo general, de “un profesional consagrado” un hombre o una mujer, consagrados a su familia”, “algún consagrado a sus deberes y compromisos”, “un cristiano consagrado”, sin embargo, a lo interno de la Iglesia, cuando se dice de manera específica “Vida Consagrada” se refiere a una singular y fecunda profundización de la consagración humana y cristiana, que encierra los votos de castidad o celibato, por el Reino de los cielos, pobreza, obediencia, de comunión fraterna en un grupo y la misión especial dentro de la Iglesia, vinculada, en la generalidad de los casos a situaciones de los más pobres y necesitados. En la llamada a la vida consagrada está incluida la tarea de dedicarse totalmente a una misión específica, la cual se suele llamar “Vocación y Carisma”.

Así, en el seno de la Iglesia, existen muchas formas de vida consagrada, con sus misiones, vocaciones y carismas propios. He aquí una división en cinco grandes categorías, dentro de las cuales, a su vez, hay una multiplicidad de misiones, vocaciones y carismas, todavía más específicos.

A. Los institutos religiosos
“Según se define en el Código: “Un instituto religioso es una sociedad en la que los miembros, según el derecho propio, emiten votos públicos perpetuos, o temporales que han de renovarse sin embargo al vencer el plazo, y viven vida fraterna en común”

En los Institutos Religiosos se incluyen las Órdenes, Congregaciones y Fraternidades. Entre ellos hay Institutos de Vida Contemplativa formados por mujeres o por hombres, que en la soledad y el silencio, mediante la escucha de la Palabra de Dios, el ejercicio del culto divino, la ascesis personal, la oración, la mortificación y la comunión en el amor fraterno, orientan toda su vida y actividad a la contemplación de Dios. Es la vida monástica, formada por los monjes y las monjas de Oriente y Occidente dedicados a la oración, a la penitencia y a las obras de la caridad, son la vida monástica, de los monjes y monjas de Oriente y Occidente dedicados a la oración, a la penitencia y a las obras de la caridad.

Son numerosos los Institutos de vida religiosa apostólica que según un carisma específico regalado por Dios a sus fundadores y fundadoras y en una forma estable de vida común realizan un multiforme servicio apostólico al Pueblo de Dios. “Entre ellos tenemos las diversas familias de Canónigos regulares, las Órdenes mendicantes, los Clérigos regulares y, en general, las Congregaciones religiosas masculinas y femeninas dedicadas a la actividad apostólica y misionera y a las múltiples obras que la caridad cristiana ha suscitado”. Estos Institutos Religiosos pueden ser compuestos sólo por sacerdotes, por los que se les llama institutos clericales o pueden ser laicales o pueden ser mixtos formados por sacerdotes y laicos.

Deseamos destacar la vocación religiosa de los religiosos hermanos que son hombres que se consagran a Dios profesando los tres votos y desempeñando múltiples y valiosos servicios dentro y fuera de la comunidad, participando así en la misión de proclamar el Evangelio y de dar testimonio de él con la caridad en la vida de cada día. Existen Congregaciones formadas sólo por estos religiosos hermanos y, a su vez, hay hermanos en los Institutos formados por sacerdotes participando en la misión del Instituto, con servicios que se prestan en colaboración con aquellos que ejercen el ministerio sacerdotal, sea dentro de la comunidad o en las obras apostólicas.

B. Los Institutos Seculares
De manera breve en el Código se dice que: “Un instituto secular es un instituto de vida consagrada en el cual los fieles, viviendo en el mundo, aspiran a la perfección de la caridad, y se dedican a procurar la santificación del mundo sobre todo desde dentro de él”.

Lo propio de estos Institutos es su secularidad, es decir, su presencia en el mundo, “a manera de levadura que impregna todas las cosas con el espíritu evangélico para fortaleza e incremento del Cuerpo de Cristo” . Ellos profesan los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia a través de unos vínculos sagrados que pueden revestir la forma de juramento (o promesa) establecidos por el mismo Instituto.

Estos Institutos Seculares pueden ser laicales y clericales, pero pueden ser mixtos de clérigos y de laicos. En ese caso, “los miembros laicos participan en la función evangelizadora de la Iglesia en el mundo y tomando ocasión del mundo bien sea con el testimonio de vida cristiana y de fidelidad a su consagración, bien con la colaboración que prestan para ordenar según Dios los asuntos temporales e informar al mundo con la fuerza del Evangelio. Y también ofrecen su propia cooperación al servicio de la comunidad eclesial, de acuerdo con su modo de vida secular”.

Los miembros que son sacerdotes, “por el testimonio de la vida consagrada, ayudan sobre todo a sus hermanos en el presbiterio con peculiar caridad apostólica, y realizan en el pueblo de Dios la santificación del mundo a través de su ministerio sagrado”.

Los miembros de Institutos Seculares viven en “las circunstancias ordinarias del mundo, ya solos, ya con su propia familia, ya en grupos de vida fraterna, de acuerdo con las constituciones”.

C. Sociedades de Vida Apostólica
Señala el Código que: “A los institutos de vida consagrada se asemejan las sociedades de vida apostólica, cuyos miembros, sin votos religiosos, buscan el fin apostólico propio de la sociedad y, llevando vida fraterna en común, según el propio modo de vida, aspiran a la perfección de la caridad por la observancia de las constituciones”. Hay sociedades de vida apostólica “cuyos miembros abrazan los consejos evangélicos mediante un vínculo determinado por las constituciones”.

D. La Vida Eremítica
Un estilo de vida especial es la eremítica. Se establece en el Código que: “Además de los institutos de vida consagrada, la Iglesia reconoce la vida eremítica o anacorética, en la cual los fieles, con un apartamiento más estricto del mundo, el silencio de la soledad, la oración asidua y la penitencia, dedican su vida a la alabanza de Dios y salvación del mundo, siempre que profesen públicamente los tres consejos evangélicos en manos del Obispo diocesano”.

E. Vírgenes, Viudas y Viudos
Las Vírgenes son aquellas que se consagran a Dios para servir a la Iglesia, ya sea de forma individual o asociadas. Se dice en el Código: “A estas formas de vida consagrada se asemeja el orden de las vírgenes, que, formulando el propósito santo de seguir más de cerca a Cristo, son consagradas a Dios por el Obispo diocesano según el rito litúrgico aprobado, celebran desposorios místicos con Jesucristo, Hijo de Dios, y se entregan al servicio de la Iglesia”. Y agrega: “Las vírgenes pueden asociarse, para cumplir su propósito con mayor fidelidad y para realizar mediante la ayuda mutua el servicio a la Iglesia congruente con su propio estado”.

La Iglesia reconoce que también las viudas y los viudos pueden consagrar su vida a Dios. “Hoy vuelve a practicarse también la consagración de las viudas, que se remonta a los tiempos apostólicos (cf. 1Tim 5, 5.9-10; 1Co 7, 8), así como la de los viudos. Estas personas, mediante el voto de castidad perpetua como signo del Reino de Dios, consagran su condición para dedicarse a la oración y al servicio de la Iglesia”.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que he sido fiel al citar al pie de la letra los textos de la Conferencia del Episcopado Dominicano en mi trabajo “Carta Pastoral Vida Consagrada”.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros el día treinta (30) del mes de enero del Año del Señor dos mil quince (2015).

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