Recuerdo de un gran maestro

Hace unos días nos enteramos de la partida terrenal del maestro Aquiles Azar, lo que nos ha entristecido bastante, pues no sólo se nos va el artista, sino también el ser humano. Por lo menos nos queda su obra como legado, donde se evidencia…

Hace unos días nos enteramos de la partida terrenal del maestro Aquiles Azar, lo que nos ha entristecido bastante, pues no sólo se nos va el artista, sino también el ser humano.

Por lo menos nos queda su obra como legado, donde se evidencia el trabajo depurado de un creador capaz de transmutar un sinnúmero de emociones, pero sobre todo, la sinuosidad y agilidad en el trazo.

Hablar de Aquiles Azar, es referirse a uno de los más excelsos creadores en el contexto artístico local. De una formación consumada con estudios no sólo en la Escuela Nacional de Bellas Artes, sino en otras áreas del saber que consolidaron su formación, tales como su doctorado en filosofía y su grado en odontología.

Es indudable el gran aporte que el maestro Azar vino realizando desde sus primeros años de juventud al arte nacional. Estar frente a sus obras, es poder confirmar la dimensión de sus creaciones y la riqueza que proponen cada una en lo relativo al detalle. Sí, porque Aquiles Azar era un genio del detalle, de lo delicado y expresivo.

Las líneas encontraban todas las formas posibles en sus configuraciones hasta obtener la composición deseada. De modo que no cesaba en su recorrido gráfico hasta trazar líneas infinitas, las cuales muchas veces escapan a la vista mientras, por sí misma, se interceptan tantas veces como fuese posible, en función del ánimo del creador.

Hoy, la línea la siento lánguida y dormida, pues su mano de artista ya no está para plasmar las maravillosas creaciones que desde hace años nos vienen cautivando. Pero, ¡cuidado!, pues no lo podemos decir muy alto, ya que el sueño puede ser de sólo un momento, pues en las nubes se seguirán siluetando las impresiones de su entrada al paraíso. Y, en la realidad, aún nos quedan sus obras y le sobreviven sus dos hijos-artistas: Aquiles y José Azar. Descanse en paz maestro.

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