Carta Pastoral Vida Consagrada (III)

En esta tercera entrega vamos a volver la mirada de nuevo al pasado. Pero esta vez solo al siglo XX. En la anterior dimos datos sobre los siglos XVI-XIX. 1. Mons. Nouel: Gran impulsorCabe el honor a Mons. Adolfo…

En esta tercera entrega vamos a volver la mirada de nuevo al pasado. Pero esta vez solo al siglo XX. En la anterior dimos datos sobre los siglos XVI-XIX.

1. Mons. Nouel: Gran impulsor

Cabe el honor a Mons. Adolfo Alejandro Nouel (1906-1930) de ser el impulsor de la vida consagrada en el segundo momento fuerte de la presencia de ésta en la República Dominicana. Convencido de que se necesitaban misioneros, debido a la escasez del clero y la sobrecarga de trabajo, se esforzó en conseguir “hombres de sandalia y bastón que prediquen día y noche el Evangelio”. Así, desde 1907 hasta el 1916, fueron llegando los Padres Eudistas para ocuparse de la dirección del Seminario, y en 1923 les sucedieron, en la misma misión, los Misioneros Hijos del Corazón de María (Claretianos).

2. Frailes Franciscanos Capuchinos

Evocamos que con la llegada de la Orden de frailes Franciscanos Capuchinos, en el 1909, se marcó una nueva etapa misionera en el País. Como verdaderos frailes de sandalia y bastón (quienes cubrieron pastoralmente a San Pedro de Macorís, La Romana, Santo Domingo y, el Norte y el Sur de la República), fundaron Escuelas, dieron Misiones Populares, editaron varias publicaciones periódicas e impulsaron la Acción Católica así como el catolicismo popular y la fundación de la fecunda y fiel Tercera Orden Franciscana.

3. Hermanas Mercedarias

Por gestiones de los Capuchinos llegaron, en el 1910, las Hermanas Mercedarias de la Caridad, fundadas por el Beato Cegrí, quienes se dedicaron a labores de atención hospitalaria como la Casa de Beneficencia (hoy Hospital Padre Billini) y el Leprocomio de Nigua. También, se dedicaron a la educación en Santiago, Montecristi, La Vega (Santo Cerro) y San Cristóbal.

4. Hermanas Franciscanas

En 1925, invitadas por los capuchinos, llegaron las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, quienes se entregaron a labores educativas en La Vega, San Pedro de Macorís, Santo Domingo y Barahona, así como a la asistencia de ancianos y de la salud. Es interesante ver que esta Comunidad acogió a un pequeño grupo de dominicanas que animadas por un capuchino se iniciaban en la vida religiosa.

5. Más fundaciones

Las fundaciones en el país se sucedieron una tras otra: los Agustinos Recoletos (1927) en San Cristóbal, en Salcedo y en otros lugares; los educadores Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle quienes instalaron sus Colegios en Santo Domingo y Santiago (1933).

6. Año 1930

Recordamos el 1930 como un año emblemático por la instauración del régimen autocrático y reconstructor, de larga data, del general Rafael Leonidas Trujillo. A la fecha, la Iglesia da muestra de debilidad, sobre todo en su dirigencia, por la renuncia del Arzobispo auxiliar, Mons. Luis Antonio De Mena; y por el débil estado de salud del arzobispo Nouel. Nuevamente se vuelve a los Administradores apostólicos (1931-1935) sin lograr que a Mons. Nouel lo sucediera un sacerdote nativo. La alternativa del momento fue la elección de un religioso italiano, el salesiano Ricardo Pittini, quien dirigió la Iglesia durante 26 años (1935-1961).

7. Año 1936

A partir del 1936 fueron llegando nuevas congregaciones religiosas como los salesianos, quienes fundaron colegios y parroquias en la Zona Norte de Santo Domingo y luego en Moca; los generosos y esforzados misioneros canadienses y franceses del Sagrado Corazón, quienes asumen parroquias del ángulo nordeste del país; y, tres jesuitas españoles en la Frontera Norte, respectivamente para trabajar en parroquias y en educación. Se ocupan áreas marginales de la geografía nacional.
8. Diez congregaciones
masculinas más
Posteriormente, los redentoristas, en 1946, se encargarían de la provincia San Juan de la Maguana. En 1952 llegan los Escolapios; y en 1953, los Carmelitas Descalzos; en 1954, los Paúles y los Agustinos; vuelven los Dominicos e inician su misión en la Línea Noroeste; y en Fantino, los Misioneros de los Sagrados Corazones. En 1956, llegan los Terciarios Capuchinos; y el 1958, los Pasionistas y los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, quienes se ubican en Barahona y Bahoruco.

9. Catorce congregaciones femeninas más

También, nuevos Institutos Femeninos fueron fundados en este período: Hijas de María Auxiliadora, salesianas (1937); Apostolinas (1943); Dominicas de Adrian (1946); Misioneras Dominicas del Rosario y Hermanas del Perpetuo Socorro (1948); las Carmelitas Teresas de San José y las Hermanas Carmelitas de la Virgen María del Monte Carmelo (1949); Carmelitas de Vedruna y Hermanas de la Inmaculada Concepción (1951); la Sociedad Apostólica de las Hijas de la Caridad ( 1952); Siervas de María (1953); las Religiosas de los Ángeles Custodios e Hijas de Jesús (1955); Misioneras de los Sagrados Corazones (1956); Carmelitas del Corazón de Jesús (1957); Dominicas del Santísimo Sacramento (1959).

10. Cinco obispos de congregaciones religiosas

Es necesario agradecer a Dios el aporte de crecimiento de nuestras Iglesias diocesanas al regalarnos en este segundo momento de la presencia de la Vida Consagrada a los siguientes Obispos: al ya mencionado Arzobispo de Santo Domingo, Mons. Ricardo Pittini, de la Sociedad de Don Bosco; a Mons. Francisco Panal, piadoso fraile capuchino, primer Obispo de La Vega (1953-1961); a los redentoristas Mons. Thomas Reilly, primer Prelado de la Prelatura Nullius de San Juan de la Maguana y luego su primer Obispo (1953-1977) y Mons. Ronald Gerard Connors, primero Obispo coadjutor (1976-1977), y luego Obispo de San Juan de la Maguana (1977-1991); y al jesuita P. Felipe Gallego como Obispo auxiliar de Santo Domingo (1945-1951).

11. Nueva etapa

Desde el año 1961 en adelante, se inicia una nueva etapa de la Vida Consagrada con la llegada al país de un numeroso grupo de religiosos y religiosas que salieron de las congregaciones ya existentes y la incorporación de nuevos institutos religiosos. Realmente, la Iglesia Dominicana recibió un fuerte impulso en su labor evangelizadora en un momento crucial de la salida de la dictadura trujillista y el ensayo de una sociedad con democracia. En las décadas del sesenta a ochenta se realizan unas 25 nuevas fundaciones de congregaciones venidas de otras naciones; cuatro de ellas masculinas y 21 femeninas.

Se añade a esta nueva fase, el hecho de que la iglesia se vio sometida a cambios institucionales promovidos por el Concilio Vaticano II (1962-1965) y por las Conferencias Episcopales de Medellín (1968) y Puebla (1979). También la vida consagrada recibió nuevas inspiraciones, cuestionamientos internos y externos, crisis y búsqueda de nuevas formas de vivir el Evangelio y de hacer más coherente y eficaz la opción preferencial por los más pobres.

12. Doce Institutos consagrados surgidos en RD

Con el Salmista podemos decir, con alegría, que la tierra ha dado sus frutos (Salmo 66,7) al contemplar el surgimiento de Institutos de Vida Consagrada en nuestra iglesia como los son el Instituto Secular Altagraciano (1951); las Misioneras del Corazón de Jesús (1964); Hijas de la Altagracia (1978); Misioneras Franciscanas (1979); Hermanas del Amor Trinitario (1986); Franciscanas Defensoras de la Fe; Hijas de la Misericordia (1986); Hermanos Diocesanos de la Evangelización; Seráficas; y más recientes, la Fraternidad Mercedaria del Santísimo Sacramento; Misioneras del Padre Fantino; Misioneras Contemplativas del Buen Pastor; Misioneras de Jesús.

13. Se destacan algunos de ellos

“Teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos” (Heb 12, 1) es saludable que destaquemos algunos de ellos que tuvieron su incidencia entre nosotros como lo fueron:

a) El pasionista P. Benito Arrieta y los misioneros del Sagrado Corazón P. Emiliano Tardiff, cuyas causas de canonización están abiertas; y el P. Cipriano Fortín, evangelizador caritativo y gran director espiritual de consagrados y sacerdotes.

b) Los Obispos Mons. Thomas Reilly y Mons. Ronaldo Connor de los redentoristas y el jesuita Mons. Francisco José Arnaiz, quien hizo tantos aportes en la vida eclesial y social de nuestro país;

c) A los jesuitas: P. Jesús Veiga, P. Mateo Andrés, P. José Somosa, P. Miguel Benavides y otros tantos formadores del clero; P. José María Uranga, fundador de las Altagracianas y gran formador de sacerdotes; P. Benito Blanco que guio con amor y sabiduría su propia compañía de Jesús, así como el proceso de diferentes comunidades religiosas femeninas, algunas de ellas nacientes; P. Ramón Dubert, de grandes intuiciones y realizaciones pastorales y sociales y su gran aporte en la formación y desarrollo de los Presidentes de Asamblea; P. Wenceslao García y P. Cavero, fundador e impulsor, respectivamente, de Radio Santa María; P. Fernando de Arango, inquieto promotor de la justicia; el P. Manuel González Quevedo, gran formador de sacerdotes y apasionado por la justicia social; el P. Daniel Baldor, hombre bueno, quien impulsó la Pastoral de Conjunto; P. Benigno Juanes, gran guía y formador de la Renovación Carismática Católica; P. Antonio Sánchez, gran misionero sembrador del Evangelio en todos los rincones del país.

d) A los capuchinos Fray Cipriano de Utrera, escritor y misionero; a Fray Justo de Verja; y, Fray Francisco de Castro, quien fomentó la Acción Católica;
e) A los dominicos: Fray Vicente Rubio, quien hizo suya esta patria e investigó su historia; Fray José Rodríguez Mantilla, impulsor de los Cursillos de Cristiandad;

f) La ursulina Virginia Laporte, promotora incansable y renovadora de la catequesis;

g) La Madre Amadora de Jesús, dedicada a su Congregación de las Hermanas del Cardenal Sancha y a los pobres; la Hna. Eugenia Peña, entregada a la catequesis de los niños y jóvenes y promotora de la devoción al Santo Cristo de Bayaguana.

h) Al belga Rogelio De la Roselle, CICM, quien trabajó con ardor por la Pastoral de Conjunto y al servicio de la Conferencia del Episcopado Dominicano.
i) La Madre Petra Grullón, viuda y fundadora del primer Monasterio Carmelita, en San José de Las Matas y Santiago.

j) La Hermana Teresita Vásquez y la Hermana Patria, de las Hermanas del Perpetuo Socorro, entregadas a la catequesis y a la educación.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que he sido fiel al citar al pie de la letra los textos de la Conferencia del Episcopado Dominicano en mi trabajo “Carta Pastoral: Vida Consagrada”.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros el día nueve (09) del mes de febrero del Año del Señor dos mil quince (2015).

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