El verdadero mujerón

El “ideal” de mujer en lo físico, como figura, materia, como carne y como estampa, varía según las sociedades, tiempos y épocas. En el contexto criollo, con su salpique machista es: ejemplar de mujer de labios carnosos y dispuestos, sugerente&#823

El “ideal” de mujer en lo físico, como figura, materia, como carne y como estampa, varía según las sociedades, tiempos y épocas. En el contexto criollo, con su salpique machista es: ejemplar de mujer de labios carnosos y dispuestos, sugerente voluminosa e inquieta “pechuga”, cinturita de avispa, un “pa’trá” injerto, muslos desbordados soportados por exhibidas piernas torneadas, de cadencioso andar y montada en tacos de dos pisos, aire de “yo no fui” con pizca de “tiguerona” y mirada de gata en celo.

¿El pelo? Como le guste al “jebo” que la desnuda con mirada lasciva de febril imaginación, sin figurar la artificialidad de la figura de guitarra, ni lo genuino de las curvas y contornos, ni reparar en el “jean” que da forma a la cola, empujando “chichos” y apretando excesos. Espacios para lo superficial, para la mujer como mercancía, para lo mercantil, como homenaje a lo pasajero. El merengue El mujerón, que interpretan Los Toros Band y Héctor Acosta (El Torito), más ritmo y música que letra, musicaliza el tema y con cadencia, pone el término en boga.

Mujerón de verdad es aquella mujer capaz de sortear las mil trampas que la chauvinista sociedad criolla, que no logra superar su machismo trasnochado, tiende a sus afanes de superar las cadenas de origen o las arenas movedizas de las exclusiones.

Mujer de verdad es aquella que tiene nortes definidos y busca oportunidades para constituirse en arquitecta de su destino, con objetivos claros en sus rutas hacia ellos. Las que conocen la envidia y sus perversidades y son capaces de ser impermeables a la maldad ajena que las desvíe.

La de enormes sacrificios para estudiar de noche tras las agobiantes faenas del día, procurando superación y calidad de vida, la de brutales renuncias, por lo de “arroparse hasta donde la sábana alcance”. La que multiplica con increíble capacidad, los “peces y panes” de la dieta familiar; la que hace malabares para “etericar” un peso y que como “maga”, saca cosas del sombrero, para asombro de los del núcleo familiar; mujerón es la que es papá y mamá al mismo tiempo y consigue echar adelante una familia, convirtiendo niños dejados a la suerte, en profesionales exitosos. Mujerón es la que se multiplica como pulpo y alcanza para ser ama de casa, mujer, madre, compañera, cocinera, maestra, enfermera y empleada externa, desgastándose en cada maternidad y lacerándose al repartir energías.

La que al compañero motiva, impulsa iniciativas, regala comprensiones y sirve de regazo ante fracasos y maltratos. La que en el campo suple carencias con esfuerzos y sacrificios multiplicados, capaz de paliar la pobreza con dignidades y bríos, que produce pesos amarrando centavos. Mujerón es la que se saca el pan de la boca para que sus criaturas engañen el hambre y viste escaseces propias sin pretensiones, para que los hijos luzcan dignamente. A ese mujerón del 8 de marzo… a esa va este artículo. l

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