Dubert, los voluntarios y Semana Santa

El padre Dubert fue una positiva referencia para muchas generaciones de Santiago y del Cibao. Era un fiel seguidor y promotor del Evangelio, gran organizador, experto orador, excelente escritor, lector empedernido, humanista a carta cabal, visionario&#823

El padre Dubert fue una positiva referencia para muchas generaciones de Santiago y del Cibao. Era un fiel seguidor y promotor del Evangelio, gran organizador, experto orador, excelente escritor, lector empedernido, humanista a carta cabal, visionario como pocos, teólogo de marca mayor… .

Miles de jóvenes aprendimos mucho de él. Por ejemplo, nos enseñó la importancia del voluntariado. Era de sus principales preocupaciones comunitarias. Decía que una sociedad tenía más valores morales en la medida en que su gente servía desinteresadamente a una causa. Los grupos que formó este gran sacerdote estaban compuestos esencialmente por voluntarios, por personas que trabajaban por amor al prójimo, y no por paga. Una de las aspiraciones de Dubert era la creación del Banco de Horas, donde voluntarios profesionales le darían a la comunidad, a los más pobres, una hora semanal de su tiempo.

Los voluntarios cada año se entregaban en cuerpo y alma a los campamentos de niños y jóvenes que organizaba Dubert. También recuerdo las tantas buenas personas que colaboraban con Cáritas Arquidiocesana en Santiago de los Caballeros, aportando su tiempo para mantener guarderías infantiles, haciendo lo imposible para llevar esperanza a los damnificados de riadas, tormentas y huracanes. Pero tal vez su obra material cumbre fue Protepa (Proyecto Techo-Pared), donde, con el apoyo de voluntarios, se elegía una casucha en ruinas y se le hacía el techo y la pared, quedando a cargo de la familia construir el resto de la vivienda. Decenas de casitas se hicieron de esa manera.

El voluntariado es una expresión de la gente noble y solidaria, de esa que sirve en silencio, sin bulla, como es debido. En las naciones donde se vive con mayor dignidad, es común el voluntariado, sin importar la edad. Quien visita algún país europeo, observa a voluntarios ayudando a los estudiantes a cruzar la calle, colaborando con hogares de ancianos, aportando a la educación, a la salud, al desarrollo integral de los ciudadanos.

Aquí el voluntariado, a veces reunido en forma de patronato, se hace cada día más común, abarcando diversas áreas. Hoy quiero destacar a los jóvenes de la Defensa Civil y de la Cruz Roja y felicitarlos de corazón por su trabajo en este inicio de Semana Santa para prevenir accidentes, salvar vidas y educar a la población. Su presencia es notable y oportuna, evitando el luto en muchas familias dominicanas. También destacamos la buena labor de la Autoridad Metropolitana del Transporte, Amet, y de los servicios viales del Ministerio de Obras Públicas. Dubert, y con él Dios, desde lejos, pero tan cerca, está orgulloso de los miembros servidores de esas instituciones y de todos los voluntarios dominicanos.

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