Las plantaciones en el Caribe y su impacto en todos los ámbitos, 1

Esclavos, de Marcos Ley GonzálezEsclavos al servicio de la vidaimantados al vicio de la muerte.Engranajes, pensantes y replicantes,con la ficción de ser y saber;de amar y adorar;de soñar y…Vago e insulso…

Esclavos, de Marcos Ley González
Esclavos al servicio de la vida
imantados al vicio de la muerte.
Engranajes, pensantes y replicantes,
con la ficción de ser y saber;
de amar y adorar;
de soñar y…
Vago e insulso rey de trebejos,
que cabeceas chocando tu forma
en un puzzle de aire y niebla.
Esclavos de zinc y cobre,
a la suerte de una época en venta
estirada por el impulso del instinto;
embaucada por añejos dogmas

Hace más de 25 años constaté, en una reunión de la Asociación de Estudios Caribeños celebrada en Saint Thomas, que en las islas del Caribe inglés y francés, el tema de las plantaciones era una constante en sus reflexiones e investigaciones; más aún, que había calado tan profundamente que había impactado en su identidad y su imaginario colectivo. El tema quedó pendiente en mis preocupaciones intelectuales.

Desde hace más de tres años estoy hurgando por todas partes sobre el tema caribeño, razón por la cual inicié esta columna. He vuelto a constatar que las plantaciones azucareras siguen marcando a los estudiosos del tema. ¿Por qué me pregunté entonces y me pregunto hoy? Busqué respuestas. Una de las que más me impactó fue sin duda el epílogo del brillante libro de Frank Moya Pons “Historia del Caribe”[1] en el año 2008, y del cual hemos hecho referencia en artículos anteriores. Con el sugerente título ¿Por qué la plantación? Moya nos ofrece una explicación completa sobre la plantación:

Este libro trata principalmente de la evolución de la plantación azucarera como la fuerza integradora predominante en la historia económica del Caribe. Hemos escogido este foco porque la unidad funcional del Caribe se percibe mejor al considerar el sistema de la plantación como la estructura económica subyacentes entre sí, a pesar de las diferencias ecológicas y políticas de las islas.

Podríamos haber escrito una historia del Caribe diferente utilizando otro tipo de análisis, pero si es que existe una corriente que fluye de manera ininterrumpida y produce la unidad histórica de la región, esa es la evolución del sistema de plantaciones.

La historia de la plantación azucarera sirve para explicar tanto las continuidades económicas en las colonias como su evolución demográfica. También explica, más claramente que otros fenómenos, por qué las potencias europeas se involucraron tan profundamente en las guerras en el Caribe y cómo sus colonias caribeñas se integraron al extenso mundo de la economía atlántica.

El impacto que la historia del Caribe ejerció en ambos lados del Atlántico puede explicarse mejor desde la perspectiva de las plantaciones azucareras y del sistema esclavista que las acompañó por casi cuatro siglos. Las conexiones económicas que unieron al Caribe con África, Europa y Norteamérica, antes y después de la revolución industrial, son cruciales para entender el surgimiento del capitalismo como sistema económico mundial.[2]

Moya afirma en esta pequeña pero muy sustanciosa reflexión expuesta en el Epílogo de la obra, que ninguna otra institución colonial jugó un papel tan crucial como el de la plantación azucarera a fin de integrar el Caribe en la economía mundial. Un elemento importante es que plantea que el azúcar no fue el único producto que se cultivaba en las plantaciones, pero fue sin duda alguna el más importante. Más aún “fue el más importante y el que mantuvo a las Antillas en la mirada y el puño de las potencias metropolitanas. La plantación, junto con el sistema esclavista, dominó la historia del Caribe por más de 400 años”.[3]

Las plantaciones azucareras, plantea el amigo historiador, constituyó una unidad orgánica, a pesar de que las colonias tenían metrópolis distintas. Sin embargo, cada realidad tuvo sus particularidades, produciéndose una notable diferenciación en el plano político, social y cultural que todavía, en el siglo XXI, es visible, especialmente en las llamadas Indias Occidentales.

Moya contrasta y diferencia la visión existente de que el Caribe es una región fragmentada. Afirma que esta fragmentación es solo desde una perspectiva sociopolítica y cultural, pues sus estructuras productivas así como su economía eran homogéneas. Sin embargo, sigue afirmando que debemos reconocer “que dentro del marco unificador de las plantaciones azucareras surgieron distintas sociedades criollas que con el tiempo se convirtieron en nuevas naciones. Es también dentro de este contexto histórico que la actual fragmentación del Caribe puede ser mejor entendida y aceptada.”[4]

La homogeneidad comenzó a fragmentarse con los sucesos mundiales. Afirma Moya que comenzó en 1930, momento en el cual “[5] ¿Por qué razón, sería la pregunta lógica? Por un hecho que marcó a todo el mundo: la gran depresión, que creó serias dificultades en las economías del mundo. A partir de ese momento, dice Moya, el Caribe no fue el mismo, dejando de ser lo que era antes. Otros factores externos acrecentaron la fragmentación. Por ejemplo después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos se hicieron dominantes en la región, provocando “una marcada americanización de la región, incluyendo a las antiguas colonias francesas, británicas, holandesas y danesas.” [6]

Esta situación provocó que el modelo de las plantaciones azucareras entrara en una crisis tan profunda que nunca más pudieron recuperarse. Solamente Cuba, afirma el historiador, mantuvo su economía sobre la base de las plantaciones azucareras que perduró incluso hasta bajo el socialismo. Hoy, sin embargo, el modelo está siendo cuestionado.

La ruptura del modelo de plantación trajo grandes cambios. En efecto, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial trajeron consigo la creación y desarrollo de los sindicatos y las organizaciones obreras; así como el surgimiento de los partidos políticos locales que demandaban la descolonización, pero sobre todo la independencia. La ideología nacionalista entró con fuerzas, especialmente en las clases medias y los sectores intelectuales. Otro factor que afectó mortalmente el modelo fue la política de sustitución de importaciones, a fin de desarrollar la industria local. Los vientos de democratización llegaron y los sectores más radicales demandaban, exigían más bien, reformas agrarias que permitiera una nueva relación social y económica con el campesinado.

Finalizo este artículo con las conclusiones, muy interesantes por cierto, que nos ofrece Moya sobre la quiebra del modelo, y sus implicaciones políticas y económicas del Caribe hoy. Veamos:

El sistema de plantaciones fue uno de los componentes principales de lo que se le llama hoy sistema económico mundial. Las plantaciones caribeñas fueron también un elemento fundamental en la conformación de la nueva economía atlántica que surgió luego que los europeos invadieron a América en los siglos XVI y XVII. Desde una perspectiva mundial, el desarrollo del capitalismo no podría entenderse completamente sin el sistema de plantación azucarera, así como tampoco podría explicarse totalmente la independencia de los Estados Unidos sin el papel que jugaron las plantaciones azucareras caribeñas.

El Caribe funciona hoy como un complejo archipiélago de nacionalidades y culturas con economías diversificadas conectadas estrechamente tanto a las potencias industriales del norte del Atlántico como a los países de Sudamérica y Asia. La globalización ha integrado al Caribe aún más al mercado mundial, pero debemos recordar que fue precisamente en el Caribe donde se inició el presente proceso de globalización hace más de quinientos años. Fue a partir de la llegada de Colón al Caribe cuando los europeos comenzaron a darse cuenta de la unidad planetaria y a actuar en consecuencia. Esta es otra de las razones de por qué la historia del Caribe es relevante para comprender hoy el mundo moderno. Hasta que la humanidad puso un hombre en la luna, ningún otro descubrimiento ha tenido consecuencias tan importantes y duraderas como la invasión europea del Caribe y la conversión de esta región en uno de los pivotes de la economía planetaria. Hacer que la historia sea evidente ha sido el principal propósito de este libro.[7]

¿Interesante no? En el próximo artículo seguiré con el tema, desde la óptica y perspectiva de otro investigador caribeño.
___________________________________
[1] Frank Moya Pons, Historia del Caribe. Azúcar y plantaciones en el mundo atlántico, Santo Domingo, Editora Buho, 2008.
[2] Ibídem, p. 431.
[3] Ibídem, p. 432
[4] Ibídem
[5] Ibídem
[6] Ibídem
[7] Ibídem, p. 434.

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