El nudo gordiano de nuestro sistema vial (1 de 2)

La Autopista de las Américas (con longitud aproximada de 30 kilómetros entre Santo Domingo y Boca Chica) fue inaugurada a mediados del decenio de los ‘50, esto es, hace unos 60 años. Desde su apertura, la carretera dispuso de doble calzada, con&#8230

La Autopista de las Américas (con longitud aproximada de 30 kilómetros entre Santo Domingo y Boca Chica) fue inaugurada a mediados del decenio de los ‘50, esto es, hace unos 60 años. Desde su apertura, la carretera dispuso de doble calzada, con dos carriles en cada sentido de circulación. Pero en aquella fecha la población de la capital dominicana y sus comunidades vecinas alcanzaba apenas los 350 mil individuos.

Sucede que la provincia de Santo Domingo alberga hoy 3.3 millones de seres; y sólo al norte y al sur de la vía entre el Aeropuerto de las Américas y Boca Chica (en los poblados de La Caleta, Andrés y Boca Chica) residen unas 150 mil personas (142 mil en el censo del 2010; con seguridad, más de 160 mil en esta fecha). Imagine que este conglomerado equivaldría a sumar las ciudades de Baní (96 mil habitantes) y Azua (60 mil habitantes); amontonadas, en este caso, en un trayecto de apenas diez kilómetros.

El tramo inicial de la Autopista de las Américas (de Santo Domingo hasta la estación de peaje en el km 20) fue ampliado a seis carriles hace algunos años, con el propósito de dar cabida a un volumen de tráfico que alcanza hoy los 45 mil vehículos diarios en ese primer trecho. Asimismo, fue construida al norte de la autopista una vía marginal de doble circulación, destinada a limitar el acceso y, a la vez, separar los movimientos de alta velocidad de la carretera, de aquellos de circulación netamente local y de velocidad reducida que se generan en el entorno del vasto municipio de Santo Domingo Este.

Sin embargo, dentro del segmento que recorre del Aeropuerto a Boca Chica, y no obstante el drástico aumento de la población circundante, la autopista funciona aún con las características geométricas del 1955. Esto así, con el agravante de que la franja mínima de 60 metros del derecho de vía (según la Ley vigente) ha sido usurpada por negocios, viviendas, terminales y parqueos de autobuses y otros vehículos.

En este caso, la necesidad vital de circulación de esas 150 mil personas que pueblan ambas márgenes de la vía, sin disponer ellas de facilidades para cruzar con seguridad a través de un flujo de tráfico de alta velocidad, ocasiona un número de accidentes que, cada vez más, nos alarma a todos. Cada año se repiten cifras similares: 40 o 50 accidentes mortales, junto a un centenar de colisiones con heridos graves y daños a la propiedad.

Evaluación de la accidentalidad

Con el fin de aportar una referencia cuantitativa acerca de este problema, se calculó el Índice de Accidentalidad en los dos tramos diferenciados de la autopista (basado en las estadísticas de accidentes de Onatrate del 2013):
Tramo 1: De Santo Domingo al Aeropuerto, con longitud de 20 kilómetros, un tráfico medio de 45 mil vehículos diarios y la existencia de una vía marginal al norte, separada de la autopista por una franja para regulación de los accesos. (Al no existir población considerable entre la carretera y la costa, no se justificó la construcción de una marginal sur).

Tramo 2: Del Aeropuerto a Boca Chica, con longitud de 10 kilómetros, un tráfico medio de 24 mil vehículos diarios, sin facilidad vial alguna para encauzar los movimientos locales y dentro de un derecho de vía ocupado, hasta los límites físicos de la calzada, por negocios, viviendas, estacionamientos y terminales de vehículos.

El Índice de Accidentalidad refleja el número de percances ocurrido en un segmento de carretera, en términos de su longitud y de la cantidad de vehículos que circulan sobre él (cantidad de accidentes cada 100 millones de veh-km/año).

Como demuestra el cuadro siguiente, el indicador de la frecuencia de accidentes mortales en el Tramo 2 resulta ser 6.1 veces superior al del Tramo 1, así como 4.1 veces mayor en el caso de choques con lesionados y daños a la propiedad. Antes que números inexpresivos, estas cifras habrían de entenderse como perturbadoras señales de alarma.

Medidas para la adecuación operativa y estructural de la vía
En resumen, y dentro de las condiciones prevalecientes, entendemos que no existe solución inmediata y tajante a este problema, como no sea la de separar (más bien de aislar) los flujos de tránsito de larga distancia que se mueven sobre la autopista de aquellos movimientos transversales a dicho tráfico, generados por la necesidad de las poblaciones existentes al norte y al sur de la carretera.

De manera general, las acciones y obras necesarias para llevar adelante este proyecto de adecuación funcional serían las siguientes:

(a) Ocupar plenamente el derecho de vía mínimo de 60 metros que legalmente corresponde a la autopista.

(b) Dentro de ese dominio recuperado, construir vías marginales paralelas a la autopista, al norte y al sur, con el objeto de canalizar, distribuir y facilitar los movimientos del tráfico de carácter local, de peatones y vehículos, que con altísimo riesgo atraviesan la autopista.

(c) Establecer fajas separadoras entre la autopista y cada una de las vías marginales, a fin de limitar la incorporación y el cruce del tráfico lateral únicamente a través de los puntos donde se construirán distribuidores de tráfico.

(d) Construir dos distribuidores de tráfico (elevados), localizados en el acceso al Puerto Multimodal Caucedo y en la entrada a Boca Chica.

(e) Construir dos distribuidores de tráfico (bajo la rasante de la autopista), situados en el acceso al Supermercado Olé y en la actual parada de autobuses.
(f) Construir un retorno bidireccional, a nivel de tierra, en la proximidad de la entrada al Club Náutico.

(g) Construir un mínimo de tres pasos elevados para peatones y motocicletas (en adición a los dos existentes), a fin de comunicar, por encima de la vía principal, las vías marginales norte y sur.

(h) Cerrar en toda su longitud el muro separador de hormigón, tipo New Jersey, existente entre ambas calzadas de autopista.

(i) Prolongar en aproximadamente dos kilómetros la vía marginal norte existente desde Santo Domingo hasta la estación de peaje, a fin de empalmar con la proyectada vía marginal norte entre la estación de peaje y Boca Chica.

(Con esta conexión ininterrumpida de la vía marginal norte entre Santo Domingo y Boca Chica se proveerá un acceso alternativo, gratuito, para beneficiar comunidades de escasos recursos, como La Caleta, Andrés y Boca Chica, situadas en el área de influencia de la capital. Al ofrecer una respuesta satisfactoria a los reclamos de ese tráfico esencialmente local, se justificaría resarcir dicha merma de ingresos mediante un ajuste de tarifas, además de implantar el cobro de peaje en ambas direcciones en la estación próxima al Aeropuerto, como es usual en la Circunvalación de La Romana y en las dos estaciones de peaje de la Autopista del Coral).

Junto a estas acciones, tendentes más que nada a la adecuación operativa del tramo vial, sería necesario realizar obras complementarias para la rehabilitación y/o reconstrucción de sus elementos constitutivos, tales como: pavimento, sistema para drenaje pluvial, obras de señalización horizontal y vertical, iluminación y dispositivos laterales para canalización y defensa del tráfico automotor.

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