¿Realmente el Diluvio fue tan grande como dice la Biblia?

Escribir sobre temas bíblicos y científicos es una de las tareas más difíciles que puede encarar cualquier autor, porque indistintamente de que usted se coloque del lado creyente, o del lado científico, siempre existe un punto de encuentro entre&#823

Escribir sobre temas bíblicos y científicos es una de las tareas más difíciles que puede encarar cualquier autor, porque indistintamente de que usted se coloque del lado creyente, o del lado científico, siempre existe un punto de encuentro entre las ciencias y la fe, porque Dios siempre utiliza vías naturales para lograr sus propósitos.

De ahí que uno de los relatos más controversiales de todos los narrados en el libro del Génesis es “El Diluvio Universal”, donde religiosos y científicos casi nunca están de acuerdo, porque conforme al Capítulo 6 del libro del Génesis, Dios le dijo a Noé que construyera un arca de madera, de 300 codos de longitud (135 metros), de 50 codos de ancho (22 metros), y de 30 codos de altura (13 metros), porque traería un diluvio de aguas sobre la tierra para destruir toda carne en que hubiera espíritu de vida debajo del cielo; y todo lo que había en la tierra moriría, excepto Noé, sus hijos, las esposas de sus hijos, y las parejas de animales llevadas al arca por Noé.

En el capítulo 7 del Génesis se escribe: Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas. Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos fueron cubiertos. Quince codos (7 metros) más alto subieron las aguas después que los montes fueron cubiertos. Y murió toda carne que se movía con vida sobre la tierra. Y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca. Y prevalecieron las aguas sobre la tierra durante 150 días.

Es evidente que este fue un relato humano, transmitido con exageración, de generación en generación, cuando el conocimiento era muy limitado, y que intentaba explicar un largo período de lluvias intensas que provocó una gran inundación en una extensa región desértica, como la Mesopotamia, donde las lluvias intensas eran muy raras, y al caer tanta lluvia, los ríos Tigris y Eufrates, que limitan la Mesopotamia, donde vivía Noé, crecieron durante muchos días, inundaron todas las márgenes, y destruyeron todas las viviendas vecinas (como acaba de ocurrir en el desierto de Atacama, en el norte de Chile), pues en una zona desértica, donde el agua sólo está presente en ríos y oasis, la gente vivía a orillas de los ríos para poder disponer de agua potable permanente.

Pero es absolutamente imposible que un evento meteorológico extremo, y estacionario, descargue sobre una planicie ubicada entre los 5 y los 30 metros sobre el nivel del mar, tanta lluvia como para inundar todo el planeta hasta cubrir la cumbre del monte Everest, situado a 8,848 metros sobre el nivel del mar, y que, al descender las aguas, el arca de Noé se quedara varada sobre la cumbre del monte Ararat, a unos 5,137 metros sobre el nivel del mar, es decir, 5,120 metros por encima de la altura media de la Mesopotamia. Realmente eso no es posible, y aunque alguien diga que Dios todo lo puede, la realidad es que Dios hace cosas lógicas que respetan y siguen las reglas que el mismo Dios ha creado en la naturaleza (El Papa Francisco dijo recientemente en la Pontificia Academia de Ciencias que Dios no tiene una varita mágica), y todos debemos saber que el agua que cae en forma de lluvia es el agua que, gracias a la radiación solar, se ha evaporado desde el mar, y se ha condensado en la tropósfera, hasta caer, en lo que se denomina el ciclo hidrológico, y por tal razón es la misma agua, siendo totalmente imposible que el agua de lluvia se acumule sobre la Tierra hasta cubrir las montañas más altas.

Es entendible que 2,370 años antes de Cristo, cuando se calcula pudo haber ocurrido el Diluvio, la gente pensara que esa inundación había cubierto todos los montes; pero eran los pequeños montes vecinos a la Mesopotamia, y no todos los altos montes del planeta, porque ese volumen de agua no existe sobre el planeta Tierra.

Buscando modelos explicativos, algunos científicos consideran que pudo ocurrir un mega terremoto que a su vez generara un mega tsunami que llegara hasta la Mesopotamia, pero la Biblia se refiere a un diluvio (lluvias intensas), y no a una inundación sin lluvias, y ningún tsunami tiene la capacidad para inundar todo el planeta hasta cubrir las montañas más altas, tal como lo evidenció el mega tsunami ocurrido el 26 de diciembre de 2004 en el Sudeste asiático, donde olas mortales de un metro de altura llegaron a Kenia y Tanzania, pero no pudieron entrar al arqueado estrecho de Ormuz, ni mucho menos seguir hasta la Mesopotamia, donde vivió Noé.

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